domingo, noviembre 30, 2025

Argentina no necesita SAD: necesita dirigentes honestos

 Por Daniel Kiper



La discusión sobre las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) volvió al centro de la escena. Voces influyentes —entre ellas el Dr. Daniel Roque Vítolo, quien anoche en TN volvió a sostener que la “reconversión del deporte hacia la admisión de SAD es irreversible”— insisten en prometer que la privatización traerá capitales, modernización y eficiencia.
Sin embargo, la evidencia comparada, los antecedentes jurídicos y, sobre todo, la historia del deporte y de los clubes en la Argentina y en el mundo cuentan una verdad muy distinta.
Aquí no se discute sólo un modelo jurídico.
Se discute qué es un club, para qué existe y a quién pertenece.
Vayamos por partes.
1. El mito de las “inversiones millonarias”
El argumento central de los defensores de las SAD es simple: sin capital privado no habrá futuro. Según esa tesis —que el propio Presidente de la Nación ha repetido— la llegada de fondos extranjeros sería la única vía de salvación para los clubes.
Pero esa idea es engañosa. Lo que ocurriría en realidad es un traspaso masivo de activos ya existentes, fruto de una construcción colectiva de una generación tras otra:
• estadios,
• sedes sociales,
• divisiones inferiores,
• terrenos con altísimo valor urbanístico,
• contratos de TV,
• marca e ingresos futuros.
Se trataría, en palabras del propio Presidente, de un “negocio muy fácil” para quienes llegarían a apropiarse de lo que construimos entre generaciones. No un flujo genuino de capital productivo, sino un cambio de manos sobre un patrimonio previamente acumulado por los socios.
2. Por qué existen los clubes: una historia que explica el presente
Para comprender por qué la privatización no es una simple “modernización”, es imprescindible mirar la historia comparada del deporte.
2.1. Argentina: el deporte como construcción social, no estatal
El deporte argentino nació “de abajo hacia arriba”, a partir de construcciones colectivas privadas, asociativas y sin fines de lucro.
Los inmigrantes de fines del siglo XIX y principios del XX arribaron a nuestro país sin derechos políticos ni sociales. Lejos de esperar al Estado, construyeron las instituciones que necesitaban: mutuales, sindicatos, centros culturales y, en lo que aquí interesa, clubes deportivos.
Así fue como:
• construyeron canchas,
• levantaron gimnasios,
• crearon escuelas deportivas,
• organizaron torneos,
• abrieron espacios recreativos para niños y adultos.
Esos clubes —entre ellos el germen de la actual AFA, fundada en 1893 por Alejandro Watson Hutton— forjaron la identidad deportiva del país. No nacieron como empresas, sino como comunidades organizadas.


TUIT

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