Entrevista al economista -y columnista de nuestro ciclo de Radio Cultura- Julio Gambina:
"Una de las ideas que se menciona en caso de ser electa CFK es dividir el Ministerio de Economía en dos: una parte sería Hacienda, el tema presupuestario, el tema fiscal, cobrar los impuestos y definir el gasto; y a la otra le llamarían de Desarrollo, ahí estaría la política industrial. Uno de los nombres para este último que suena es el de Miguel Peirano. Es decir, continuar el mismo ministro de Economía pero con funciones recortadas. Pero no importa quienes sean los nombres en danza, la pregunta es si Mario Blejer -actual director del Banco de Inglaterra- aceptaría un cargo con recorte de poder. Blejer se haría cargo de cobrar y de gastar pero ¿quién define en qué gastar? Supuestamente el ministro de Desarrollo, el que tiene a su cargo la política industrial. Me da la impresión que no va a funcionar este mecanismo de la división del ministerio o que no hace falta un ministro del currículo o del peso internacional que tiene Blejer más allá de la opinión que cualquier ciudadano pueda tener de él y de su paso por el Banco Central de la Argentina y de sus opiniones respecto la política económica argentina o de la situación financiera internacional. Hay muchos que dicen que desde que estuvo Felisa Miceli y luego Miguel Peirano, el verdadero ministro de Economía es Néstor Kirchner. Muchos dicen que el ministro sin cartera seguirá siendo Néstor Kirchner. Esto obviamente es una especulación pero conociendo cómo es la política en la Argentina de estos últimos años y en pos de mantener la orientación principal, no es nada raro que esto ocurra, más allá de que lo que signifique en términos de calidad institucional".
"Lo que se viene para consolidar la gestión actual es un fenómeno estructural de política económica. Se debe recordar la convertibilidad que estaba herida ya cuando renunció Domingo Cavallo en el año 1996 y sin embargo duró hasta enero del 2002. Nadie se animaba, de los principales referentes de la política y la economía argentina, a hablar de un plan B, es más, se hablaba de que la economía funcionaba en piloto automático. Roque Fernández instauró esta concepción al reemplazar a Cavallo: había que seguir en piloto automático. Ahora se da la misma idea y podríamos traducirla de la siguiente manera: los sectores con relativo poder político y económico en la Argentina no tienen plan B y si Mario Blejer suena como candidato a funcionario de un próximo gobierno queda claro que no se animaría -por lo menos hoy que todavía no es miembro del gobierno- a hacer algunas críticas y mucho menos siendo funcionario. La estrategia es mantener lo que está porque hay una recuperación de la rentabilidad de las grandes empresas que actúan en la Argentina más allá de diferenciar beneficiarios en el bloque de poder económico. Por ejemplo, al comienzo de la devaluación los grandes perjudicados fueron bancos y privatizadas de servicios públicos, pero hoy en el año 2007 estos sectores no pueden decir que no estén satisfechos más allá de que obviamente pretenden que haya un incremento de las tarifas de los servicios públicos y demandan otros temas que vienen planteando. La tasa de ganancia para ellos se ha recompuesto en forma muy importante".
"El tema inflación es la cuestión real de preocupación y en ese sentido la presión es primero para el oficialismo avanzar en el sentido del pacto social que anunció la senadora CFK. Eso supone restringir la capacidad de demandar incremento salarial por parte de los gremios, es decir, tener unas paritaria previsibles, unas convenciones colectivas de trabajo previsibles y en términos reales supone disminuir la capacidad de negociación y de compra por parte del salario. Hay una imagen que si se controla el gasto de los sectores medios y de ahí para abajo, puede contenerse la inflación".
"Hay un diagnostico en el sentido de que el problema de la inflación es un problema de demanda. Un acuerdo tripartito como el que se plantea es cristalizable desde la visión del oficialismo, pero yo entiendo que la inflación no está sólo asociada a cuestiones monetarias, a cuestiones de costos de producción o de demanda, sino que hay fenómenos estructurales de capacidad de establecer precios en el mercado totalmente controlado por muy poquitas empresas. Se acaba de hacer un acuerdo por el precio de la papa donde se ha involucrado hasta el presidente, todos se van a comprometer a llevarlo adelante pero sabemos que así con la papa y con otros productos frescos, existe el peso del monopolio y hay empresas que no tienen ningún empacho en suscribir cualquier acuerdo a nivel oficial y después trasladar al conjunto de la cadena comercial precios diferenciados, condiciones de pago distintas que en definitiva hacen que uno cuando va al supermercado se encuentre con precios más altos".
"Por lo tanto puede terminar acordándose un pacto social como parte de un acuerdo político y tras 60 años de peronismo hay que ver la capacidad de la sociedad de enfrentarlo. Por ahora al gobierno nacional no le entran balas. Con la crisis de Santa Cruz, con la crisis oportunamente en Misiones, o resultados electorales como los de Tierra del Fuego o Capital Federal o Santa Fe, van quedando sedimentos. Sucede que la economía lo tapa todo. Y eso incluye también a la política, porque nada de lo que está ocurriendo todavía hace mella en un triunfo tranquilo del oficialismo en octubre. Eso sí, a veces la liebre salta en el momento menos pensado. Pasó con Carlos Menem, pasó con Fernando De la Rua, el 18 de diciembre de 2001 nadie imaginaba que el 19 saltaba Domingo Cavallo del Ministerio de Economía. Es verdad que hay mucha improvisión y el escenario se agravaría ante la ausencia de un plan B".
"Imagino, mirando lo que pasa a nivel mundial, mirando lo que pasa sobre todo en América Latina una conflictividad muy exacerbada en el futuro cercano. Eso hace pensar que el 2008 pueda llegar a ser un año de una problemática creciente que obligue a tomar algunas medidas".
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