Marcos Novaro, en Radio Cultura:
Definiciones de MARCOS NOVARO, politólogo y sociólogo, acerca de la Comunicación del gobierno de CFK:
"El gobierno anterior de Néstor Kirchner montó un dispositivo comunicacional que fue muy efectivo básicamente por las condiciones en que se dio con una presidencia que tenía el monopolio de la iniciativa. Los demás actores políticos estaban desarticulados y el Ejecutivo podía acompañar un discurso fuerte con signos incuestionables de eficacia. Podía amenazar y cumplir sus amenazas. El discurso por lo tanto podía ser unidireccional y no necesitaba generar mucho convencimiento, la eficacia desbordaba la capacidad de convencer. Había más una manifestación superficial de aceptación que un convencimiento más profundo. Y esto es un límite al uso más rico y complejo que exige en la política democrática en el uso del discurso. El convencimiento, la articulación y el generar argumentos son algo muy necesario ya que la política democrática consiste en gran medida en convencer. Esto estuvo bastante ausente durante estos años”.
“El problema para el Gobierno es que el propio oficialismo se convenció mucho de la eficacia de este método. El kirchnerismo entusiasta está muy concentrado en las tres cuadras que hay alrededor de la Casa Rosada. Hay como un coro de acompañantes que no entienden lo que está pasando más que como el fruto de algún tipo de plan perverso. Tienen una mirada muy ideológica del problema, de una ideología bastante paranoica además donde se supone que hay enfrentamientos, lucha de intereses que en verdad son muy difíciles de encontrar en la realidad más allá de esas visiones sesgadas”.
“La de perderle el temor a Néstor Kirchner es una tendencia que se está extendiendo. Los que hicieron punta en esto fueron los actores del campo que son actores económicamente poderosos y bastante autónomos. No viven en general de subsidios y sabemos que el grueso del empresariado argentino vive de subsidios estatales y por eso tiene una actitud bastante pasiva frente al oficialismo. Se supone que son las clases dominantes en la Argentina son oportunistas, fragmentadas y débiles frente a un Estado que se ha fortalecido mucho en estos años. Aun habiendo votado algunos productores rurales al oficialismo son capaces de enfrentarlo. Cuando sucede esto, creo que la primera reacción es atávica. El gobierno reacciona con esta visión de páramo patagónico donde no saben de dónde viene esta gente. No entienden lo que está pasando. Por eso el conflicto se generaliza y a partir del éxito que han tenido los actores del campo se pliegan a esa actitud de desafío mucho otros actores por motivos muy distintos; los propios actores del oficialismo, los gobernadores perciben que pueden obtener más de una negociación dura frente a Kirchner. Porque por un lado si el ex presidente no tiene la posibilidad de sancionarlos electoralmente, es decir de mover el electorado de las provincias en favor de un candidato kirchnerista contra los peronistas locales, entonces, buena parte de su capacidad de amenaza ha desaparecido y los gobernadores lo saben; es difícil imaginar que Kirchner vaya a meterse en las provincias a armar listas, eso no va a pasar entonces los gobernadores pueden exigirles que les pague puntualmente por cada apoyo de sus legisladores en las Cámaras de Diputados y Senadores. Cosa que hicieron con presidentes peronistas y no peronistas en el pasado y que Kirchner había evitado por esa capacidad de amenaza. El ser kirchnerista en el peronismo hoy por hoy significa poco y que las condiciones de negociación entre el gobierno nacional y los gobiernos locales va a ser muy distinta a lo que fue en los años pasados”.
“La ofensiva contra los medios empieza como un juego de presiones, yo creo que el gobierno imaginaba que así como había pasado en otras ocasiones en las que el amenazaba y los demás bajaban la cabeza esta vez iba a pasar lo mismo. Pensaban que iban a presionar a Clarín para definir una nueva negociación. Pero convengamos en que ni Clarín ni el grueso de los medios fueron opositores al kirchnerismo. La prensa participó de ese mismo clima kirchnerista que era bastante conveniente porque uno participaba de los negocios, de las oportunidades y no tenía que convencerse mucho de nada, simplemente mostrarse favorable y eso fue lo que hizo el grueso de la prensa y tanto lo hizo por negocios en muchos casos como por un acompañamiento de la opinión pública, a fin de estar a tono con lo que comunicacionalmente se da en llamar la noticia deseada. Ese fue el clima hasta ahora. Este conflicto empezó como un intento del gobierno de volver a las cosas a su punto anterior, de mostrarle a Clarín que podía todavía disciplinarlo amenazándolo. No entendieron lo que estaba pasando realmente en Clarín y en general en la prensa que es que simplemente así como habían acompañado los periodistas la opinión favorable al gobierno ahora están acompañando una opinión cada vez más crítica y de hartazgo con el gobierno y además muchos operadores de prensa vieron que a un gobierno débil es más fácil imponerle condiciones".
"El Ejecutivo falló en su diagnóstico y en insistir con un método que funcionó en un momento pero que no es infalible, es un método bastante primitivo para las complejidades de la política democrática. Estar amenazando y teniendo que demostrar la eficacia de la amenaza es bastante pobre como recurso. El gobierno ha generado una situación que no esperaba. Lo que encontró fue un desafío clamoroso. Los periodistas hacen fila ahora para pegarle al oficialismo. Todo esto es muy revelador del modelo muy cerrado y muy unidireccional con que pensó la política desde el comienzo el gobierno, no son errores de hoy. Es un modelo que está fracasando por las mismas razones que en su momento tuvo éxito”.
“Los mismos motivos que llevaron a convencerlo de su infalibilidad son los que están ahora conduciéndolo a repetir y a agravar los errores, corrigió en su momento aspectos parciales por ejemplo con (Juan Carlos) Blumblerg, con la reelección indefinida en Misiones, pero la verdad es que lo hizo dentro de un contexto en el cual podía sin ninguna duda mostrarse fuerte y ahora - en su lógica - corregir errores es mostrar debilidad. Hay una situación de equilibrio de poder, una situación en la cual hay actores que pueden frenarlo a nivel nacional. No en un tema específico como el de la inseguridad sino a nivel de sus políticas más esenciales, de política económica, política sin inflación, el tipo de cambio, el manejo impositivo, cómo se distribuyen los recursos, o sea, la acción esencial de la caja. Los opositores están diciéndole al gobierno que su modelo falla y eso para el gobierno es algo que se percibe como una amenaza vital. No creo que lo sea pero se percibe como tal. Y entra en cuestión esta falsa imagen de omnipotencia que el propio Néstor Kirchner se construyó. Los políticos en ocasiones son rehenes de sus éxitos".
"El kircherismo asume que su poder no puede ser contrastado y ve en cuestiones que podrían ser menores o manejables como amenazas vitales y a esto contribuye una ideología muy propia de ellos. Por algo se negaba a la mediación periodística, se negaba a dar conferencias, a generar reuniones, y eso tenía mucho que ver con que su discurso no tenía que ser mediado. Esto lo dijo (el secretario de Medios, Enrique) Albistur varias veces. La idea de que ellos podían prescindir de los periodistas era la pretensión de establecer un vínculo directo donde poder generar un discurso eficaz, borrarrando toda mediación. En eso pesa bastante una idea muy primitiva de la política democrática donde se supone que las mediaciones empobrecen el control del enunciador. Para esta visión de la política el acto de enunciación privilegiado es la manifestación pública donde hay un orador y los demás aplauden. Es la política de los años ‘60 en el mejor de los casos para no ir más atrás. Hay un muy pobre desarrollo de la cultura política en el kirchnerismo. Por algo vienen de un páramo patagónico donde no hay sociedad prácticamente. Los actores están prácticamente ausentes y se están chocando con una realidad dónde sale a la luz una serie de pautas muy atávicas que están llevándolos a un callejón sin salida”.
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