martes, septiembre 30, 2008

¿Operación Despegue? - por E. Zamorano

Por Eduardo Zamorano - Autor del libro "Peronistas revolucionarios /Un análisis político del apogeo y crisis de la organización Montoneros"





El 25 de setiembre del corriente se cumplieron treinta y cinco años del asesinato de José Ignacio Rucci, quién fuera Secretario General de la CGT e importante referente político-sindical.

Este aniversario fue distinto a los demás. A partir de la reciente publicación del libro “OPERACIÓN TRAVIATA- ¿Quién mató a Rucci?- La verdadera historia” de Ceferino Reato (Editorial Sudamericana), se produjeron movimientos inesperados que tuvieron profusa recepción en los medios.



Estos acontecimientos sorprendentes fueron:


Las declaraciones de Hugo Moyano a Radio 10 (luego también a otros medios) pidiendo que el crímen fuera considerado como “de lesa humanidad”, y se persiguiera a sus autores.


La presentación de los hijos del gremialista victimizado, Aníbal y Claudia, con el patrocinio del Dr. Jorge Casanovas (ex ministro de Seguridad bonaerense propiciador de la “mano dura policial”) ante el Juez Federal Ariel Lijo, requiriendo que se reactivara la causa de su padre (técnicamente prescripta) precisamente en virtud la nueva calificación de lesa humanidad que se postula para su homicidio.


El importante acto realizado el día 25 en la Central Obrera, donde diferentes oradores pidieron la cárcel para los autores del asesinato.







Dado que el detonante de tanto alboroto fue el libro mencionado, conviene comentarlo -siquiera en sus aspectos vinculados estrechamente al asunto- para comenzar estas reflexiones.



EL LIBRO


Se trata de una obra del género bautizado como “non ficción” que inaugurara Truman Capote (“A Sangre Fría”), y en nuestro medio Rodolfo Walsh (“Operación Masacre”).



Se relatan hechos reales en un tono ágil, con aires novelescos, improvisando situaciones y diálogos que tal vez no sucedieron o sí pero de otro modo. Todo ello intercalado con algunas afirmaciones analíticas de los sucesos y personajes concernidos.

En general, es una modalidad muy frecuentada por los periodistas ya que no exige la rigurosidad técnica de un ensayo y, menos aún, de la investigación en ciencias sociales.


El libro es entretenido, máxime para personas que no conocen -o sí, pero de manera superficial- el tramo histórico que relata, pero no aporta nada excepcionalmente novedoso que justifique la reacción producida.

En efecto, ya a los pocos días de la muerte de Rucci, era un secreto a voces que la organización MONTONEROS había perpetrado el atentado.

La operación no fue “firmada” por razones tácticas que se explican en el libro, pero nadie, medianamente informado, desconocía esa autoría.




Más aún, superada la Dictadura Militar, aparecieron diferentes trabajos que daban cuenta de la actuación de Montoneros e incluso describían los pormenores del operativo.




Si la obra de Reato es, con el mayor respeto, “más de lo mismo”: ¿cuál es el fundamento, entonces, del terremoto que generó?




SU VALOR PROBATORIO PARA REABRIR LA CAUSA




Los hijos de Rucci aducen que el libro permitiría identificar a, cuando menos, dos autores materiales del homicidio que estarían vivos.

No es ocioso remarcar esta presunta “supervivencia” ya que, efectivamente, desde mucho antes se conocía la identidad de guerrilleros, muertos o desaparecidos, que intervinieron en la ejecución, y que Ceferino menciona profusamente en su libro.



La lectura del capítulo noveno explicita dos cuestiones que podrían facilitar la calificación “de lesa humanidad” así como rastrear algún eventual autor material. Ello, por cuanto los “autores mediatos” vivos son notorios.

Paso a explicarme:


1.- Reato afirma que entrevistó a un "oficial montonero" que para esa época trabajaba en estrecho contacto con el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Oscar Bidegain.

Esta fuente no identificada le contó que había prestado su departamento, situado cerca de la casa de Rucci, para que fuera el cuartel operativo del atentado. Los supuestos ejecutores paraban allí. El “oficial” iba de tanto en tanto para no despertar sospechas en vecinos, etc, y dice que vió a varios tipos que menciona con nombre y apellido (hoy obviamente muertos) y a otros a dos (no identificados) que estarían vivos.



2.- También hace referencia a la colaboración gubernamental (funcionarios de la provincia de Bs As que integraron el núcleo que pergeñó el asesinato; autos oficiales para trasladar armas, etc).




Ambas circunstancias, en la hipótesis de poder acreditarse judicialmente, colaborarían a la calificación de “lesa humanidad”, ya que para nuestro máximo Tribunal solamente ingresan en esta categoría aquéllos delitos perpetrados con apoyo gubernamental.

Logrado este encuadre, el hecho sería imprescriptible e inamnistiable lo que llevaría al inmediato juzgamiento de sus autores, inspiradores, cómplices con similar criterio al que actualmente se aplica a los represores.









EL PROBLEMA DEL SECRETO PERIODÍSTICO




Va de suyo, que el autor del libro será la primera persona que se convocará a declarar en el supuesto que la justicia reabra la causa penal




¿Cuáles podrían ser en dicha hipótesis las conductas que asumiría el Sr. Reato?






a.- Negarse a identificar su fuente amparándose en el secreto periodístico.

Hoy la confidencialidad de las fuentes de los hombres de prensa posee un valor sacramental. Además de la clásica doctrina judicial sobre el artículo 14 de la Constitución Nacional, debe adicionarse que la Reforma de 1994, en el artículo 43 segundo párrafo dispuso que “no puede afectarse el secreto de las fuentes de información periodística”.

Los jueces aplicaron con entusiasmo esta norma: “No se debe obligar a un periodista a revelar sus fuentes de información ni aún en causas penales para investigar la comisión de delitos y la autoría de ellos.”

CN Criminal y Correccional Federal Sala 2 en el fallo “Catán” (28/10/02).

Calificada doctrina avala esta postura. Por ejemplo: María Angélica Gelli, en “La libertad expresiva y el hábeas data. Los problemas de la reserva de la fuente informativa y del bloqueo de los datos periodísticos” (J.A. 2004-II-1384).




b.- Identificar su fuente clave (el “oficial” que prestó el departamento).

Pero si Ceferino no cuenta con documentos fidedignos, grabaciones, filmaciones, etc la fuente podría negar absolutamente todo lo afirmado complicando la evaluación judicial.

También es posible que la fuente confirme los dichos de Reato e identifique a los dos presuntos guerrilleros, todavía vivos, que vió dentro de su departamento en las vísperas del homicidio (conducta improbable ya que estaría autoincriminándose como cómplice); sin embargo, aún obtenido este extremo probatorio, no estaría probada la intervención de ambos sujetos en la materialidad del crimen. Recuerdo que el departamento en cuestión estaba ubicado a diez cuadras del domicilio de Rucci, funcionando como cuartel general. Los disparos que cegaron la vida del sindicalista se hicieron desde dos casas vecinas a la suya, copadas ese mismo día por los incursores.




Como puede verse, aún con la predisposición de Ceferino, existen serias dudas que la causa pueda progresar.



LA TRASTIENDA DE UNA OPERACIÓN DE PRENSA.


Algún amigo librero me comenta que el libro de Reato “se vende como pan caliente”.

Empero, a pesar del amable patrocinio del Clan Fontevecchia para quién labora el autor, sería absurdo suponer que un montaje de esta dimensión se hizo solamente por consideraciones crematísticas.


¿Qué se persigue entonces con esta descomunal difusión, alentando expectativas que, como vimos brevemente, son de compleja concreción en la práctica?




Hay quienes dicen que es una dura respuesta sindical por algunos desaires gubernamentales, tales como: la no derogación de la denominada “tablita de Machinea” que gravita negativamente en el gremio de Moyano por los buenos sueldos que allí se pagan; la negativa a reabrir las paritarias para un refuerzo de fin de año; y el amago de reconocer, por fin, personería gremial a la CTA, entre otros.




Otra explicación -apuntalada por la presencia del Dr. Casanovas- abona la idea de una contraofensiva del “peronismo disidente” golpeando al gobierno en un flanco sensible.


Por fin, ya en un terreno francamente conspirativo, algún analista trasnochado postula que la maniobra está orquestada desde el propio gobierno para frenar los juzgamientos masivos de represores valiéndose de la amenaza de un temperamento simétrico con los guerrilleros, dado que el tema se está saliendo de madre, y es necesario aquietarlo.


TRAGEDIA Y FARSA




No volveré sobre el tema de la renovada judicialización de la tragedia de los setenta, ya que lo abordé en otras oportunidades.


Sin embargo es perceptible que los represores así como sectores afectados por la acción guerrillera han variado su enfoque.


Antes reivindicaban la metodología antiguerrillera y sostenían que, más que un juicio, merecían una condecoración.

Desde hace un tiempo, ante la inevitabilidad de los procesos, postulan que la justicia se ejerce parcialmente y con impunidad para el bando insurgente. La consigna es, entonces, JUZGUEMOS A TODOS.


Va de suyo que la verdadera intención no es un procesamiento masivo sino que, ante la eventualidad del mismo, los núcleos de izquierda y Derechos Humanos que promueven estos juicios desistan de su propósito.


A pesar de la gran cobertura mediática que se brinda a esta prolongación judicial de la “guerra de aparatos” que sufrió el país durante los años de plomo, la sociedad argentina, en su gran mayoría, permanece indiferente.

Aunque duela decirlo, sigue siendo una confrontación, ciertamente más civilizada, entre minorías.

Aún cuando mi visión de aquella historia es acentuadamente más crítica de la represión estatal que de la insurgencia que la potenció, discrepo con la política seguida al respecto durante la gestión del matrimonio Kirchner.


La anulación retroactiva de leyes (punto final y obediencia debida) y actos no justiciables (indulto); el arrasamiento de la cosa juzgada material, entre otras conductas, son jurídicamente desatinadas y políticamente controversiales.



Por el contrario, deploro que todo lo hecho no haya logrado saldar aspectos que todavía no tienen explicación.


¿Que pasó en los campos de concentración?

¿Cuáles eran los criterios de vida o de muerte?

¿Que dicen los archivos de la represión?

¿Que dicen los archivos de las guerrillas?


Develar estos puntos hará justicia a quienes no olvidan y un servicio a la elaboración de una HISTORIA más equilibrada.

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