miércoles, enero 13, 2010

El por qué de la ofensiva K contra Cobos

Por Fernando Mauri

Primero, una reforma política pro UCR:

Ahora, elevar al vice con sus denuncias, en pos de debilitar al radicalismo por sus peleas internas al volverse Cobos - dependiente.

Desunir la alianza Acuerdo Cívico.

Devaluar al PJ disidente como opción de gobierno y correrlo de la pelea por el liderazgo intra peronista.


Argentina es un país de ciertas particularidades, qué duda cabe, pero tampoco el único. El actual enfrentamiento entre presidente y vice no es el primero en la historia del país como trató de instalar ayer nuestra primera mandataria, con su habitual visión manipuladora de la historia, ni tampoco el único en torno a nuestro continente, sin ir más lejos.

Además del cercano caso de Fernando De la Rúa - Carlos Chacho Alvárez, Alejandro Gómez renunció en 1958, 6 meses después de asumir su cargo de vice por diferencias con el presidente Arturo Frondizi.

Aún antes, en los años treinta, el presidente Roberto M. Ortiz -un radical antipersonalista- y el vicepresidente Ramón Castillo -un conservador- se enfrentaron, llevando a la dimisión del titular del PEN y asumiendo su nro. dos.



En la vecina Paragua y, cabe reparar en la más que tirante relación entre el hoy titular del Ejecutivo, Fernando Lugo, y su segundo, Federico Franco, en disputa abierta por el poder.

Independientemente de las valoraciones sobre la pelea entre el kirchnerismo gobernante y Julio Cobos -lo que da para largo y no es el eje de este análisis- al oficialismo no sólo lo mueve su rencor y ánimo vengativo generado contra el vice mendocino a partir del voto “no positivo” en el desempate en el Senado a la hora de cargar contra él, sino también una jugada estratégica que cree virtuosa.

El escenario que anima Néstor Kirchner concibe dirimir en un polarizado 2011 un tercer mandato K para sí contra Cobos, entre una ambición de máxima y un conformismo de mínima. Para ello dota de centralidad la figura del ex gobernador cuyano.

La de máxima: explotar una imagen “delarruizada” de su oponente contraponiéndola al pretendido afán de fortaleza y voluntad política kirchnerista, argumentación que entra en franca contradicción con las acusaciones K que pintan a Cobos como un discípulo de Nicolás Maquiavelo.


La opción de mínima, ante una derrota muy probable, apunta a quedarse con el liderazgo opositor para desde el llano dinamitar la gestión del candidato de la UCR, de la mano de piqueteros, los Moyano y compañía…

En este sentido, la reforma política encarada en 2009 por el gobierno ha tendido a ser funcional no sólo a los K sino también al radicalismo. Pero al mismo tiempo, los K buscan motorizar una UCR cobosdependiente, procurando generar fisuras internas en el centenario partido, a las que no serán ajenas además los recelos de la Coalición Cívi ca (CC) que lidera Elisa Carrió. El objetivo de máxima es quebrar la consistencia de la coalición Acue rdo Cívico tal como se presentó el año pasado a elecciones: UCR; CC y Partido Socialista.

El kirchnerismo se juega por enfrentar a Cobos, creyendo que es más danino para sus intereses un PJ no K. En ese marco, fortalecer la alternativa UCR - Cobos busca debilitar por demás a las huestes peronistas disidentes, horadándolos y pretendiendo quedar como único líder partidario.

Claro que en el medio cabe dudar tanto de las posibilidades de Kirchner de presentarse en caso de mantenerse los números negativos de hoy como sobre su chance real de sostener su liderazgo dentro del PJ posterior a una segunda derrota consecutiva, tras la del 28 de junio del año pasado ante el millonario Francisco De Narváez.


¿Acaso no por improbable es totalmente descartable que se decida a sacar un conejo de la galera y mandar al muere a un (Daniel) Scioli como postulante a la Rosada? ¿Se resguardará la candidatura a gobernador bonaerense para él, un patagónico de ley?


¿Acaso ya sin el poder de la caja, eje de gran parte sino todo su peso político, puede el gran pinguino sostenerse como mandamás peronista, un movimiento que tiene alergia a los perdedores?

Por otra parte, las victimizaciones a las que son tan afectos los K vía sempiternas denuncias de conspiración parten también de saber que -excepto algún dirigente que pueda volver a aspirar a obrar como bombero- la oposición no busca un recambio institucional anticipado.

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