Por Julio C. Gambina
Columnista de Construcción Plural, el programa de Fernando Mauri .
El dato de la crisis es ahora Europa. No solo la periferia griega o portuguesa, o la otrora exitosa España, sino los principales países: Inglaterra, Francia y Alemania. La gigantesca deuda de los estados es con la banca de los principales países. El salvataje, más que a los países es para los grandes bancos alemanes y franceses. Cualquier parecido con el derrumbe de la banca de inversión estadounidense, en crisis entre 2007 y 2009, no es pura casualidad.
La crisis continúa en territorio europeo, y así como el dólar se devaluó, ahora le toca al euro. Es parte de la manifestación de la crisis de la economía mundial. La intervención estatal es la norma de la política económica de época, desmintiendo la lógica neoliberal que abjuraba del estatismo y de aquellos que sindican de progresista al Estado capitalista.
Es el Estado actuando en la transferencia de ingresos desde unos a otros, adicionando que, en economía nunca se pierde, en todo caso, los recursos cambian de bolsillo.
El fenómeno se manifiesta como fuertes movimientos en las bolsas y hace que algunos la califiquen de crisis financiera. Es un error, el problema está en el orden social, el capitalismo y su lógica por acrecentar la ganancia. La recesión, la desaceleración, o el bajo crecimiento son obstáculos para la valorización de los capitales, y en razón de ello se convoca a nuevas rondas de disputa del producto social en el ámbito mundial.
Las clases dominantes usan la crisis para chantajear a los trabajadores y los pueblos, gobiernos mediante, para ajustes del gasto social, reducción de pensiones, salarios, y descargar el peso de la crisis sobre los sectores más vulnerables.
Es quizá tiempo de pensar en otra arquitectura de las finanzas mundiales y ello nos lleva a discutir el endeudamiento y la impagable hipoteca que ello significa; el control y límite al libre movimiento de los capitales y por cierto a discutir el sentido de la producción y el patrón de consumo, pensando en satisfacer necesidades más que en la lógica productivista de un consumismo individualista. Son temas que trascienden el sube y baja bursáil para instalarse como un debate civilizatorio.
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