Por el Ingeniero Israel Lotersztain - ex director de Investigaciones
del INTI).
Develemos su identidad: se llama James Joule. Es él, precisamente él, quien estableció que cuando una corriente eléctrica atraviesa un cable este se calienta. Pero no solo eso, dejó además preparada una trampa mortal para los argentinos: el calor generado en el cable y el consiguiente deterioro al cabo de un tiempo de su aislación no es proporcional al valor de la corriente, sino mucho peor: a su cuadrado. O sea que si la corriente es el doble, el calor generado es cuatro veces mas... Todo para multiplicar los problemas de un gobierno que lucha por asegurar el modelo de crecimiento con inclusión.
Se dirá: James Joule murió hace 150 años. Se dirá además que era un sabio de tal envergadura que la unidad internacional de energía lleva hoy su nombre. Pero no olvidemos que las sutilezas del imperialismo no deben ser menospreciadas: la ley de Joule, que ahora tantos dolores de cabeza pretende darnos, se enunció prácticamente en 1845, en el momento en que los navíos ingleses intentaban mancillar nuestra soberanía en la Vuelta de Obligado. No puede ser casual. Pero tengamos confianza: no lo lograron entonces, no lo lograrán ahora.
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