martes, enero 29, 2013

El extraño giro de CFK con Irán: ¿Por qué? ¿Para qué?


Por Israel Lotersztain
Historiador / ex director de Investigaciones del INTI).

Columnista de CONSTRUCCION PLURAL. el programa de Fernando Mauri en Radio Cultura.


Estoy personalmente convencido, en base a mucha información y diversas evidencias, que en represalia a un ataque israelí que eliminó a uno de sus máximos dirigentes, en julio de 1994 la organización libanesa chiíta Herzbollah desató un atentadoterrorista suicida contra la sede de la AMIA que se llevó la vida de 85 argentinos, víctimas inocentes que nada tenían que ver
con el conflicto del Medio Oriente. Dicho ataque, en mi opinión, contó muy probablemente un muy fuerte soporte logístico de la Embajada de Irán en Buenos Aires.

Ahora, es harto complejo hallar pruebas en el ámbito judicial que acrediten estas presunciones.

A poco de cumplirse 20 años del atentado, no puede uno dejar de reparar en que las investigaciones han estado invariablemente muy politizadas.

A saber: en épocas de Menem presidente, se exigía detectar "la conexión local",
y las presiones de la colectividad judía sobre el juez Juan J. Galeano para culpar a Juan J. Ribelli llevaron incluso a inducir ilícitamente a testigos a declarar en favor de determinada línea .
Con la llegada del kirchnerismo al poder, los rumbos cambiaron notablemente. Mientras que a Menem y a Carlos Corach les era imposible acercarse al acto de homenaje a las víctimas organizado de la AMIA sin recibir insultos, Néstor y Cristina Kirchner en un comienzo eran
ovacionados quizás porque se los veía como una posible antítesis del menemismo en retirada. Eso los llevó, de alguna manera,a impulsar al fiscal Alberto Nisman a formular todo tipo de acusaciones contra Irán, muchas de ellas y según referencias plausibles
en base a informes de inteligencia de la CIA y el Mossad. De nuevo: pueden ser datos fundados, quizá absolutamente verídicos,

pero probablemente su validez probatoria judicial sea cuestionable.
El kircherismo inicialmente logró ganarse el afecto de la colectividad judía y al mismo tiempo las simpatías de los EE.UU. , ya que los tenían como aliado objetivo frente a Irán, país fundamentalista empeñado en una carrera nuclear que inspira enorme
desconfianza no sólo en el país del norte e Israel, sino también en Europa y aún en las naciones árabes de la zona como Arabia Saudita.

Todo indica que bajo este acuerdo las entrevistas (está claro que no pueden ser indagatorias) en Teherán serán muy probablemente un fiasco total y una nueva amansadora para seguir “ganando” tiempo por parte de Irán.

Es natural colegir además que declaraciones anteriores de la primera mandataria en el sentido de un tercer país no involucrado llevaría adelante la causa del atentado han sido taxativamente desechadas.

Y para colmo este acuerdo tan singular puede llegar a interpretarse como que le hace perder a la Argentina dignidad y soberanía,
algo notable para una gestión que no se cansa de repetir esas palabras como parte de su épica fundacional.

Resulta tentador especular acerca de las motivaciones que llevaron a la presidenta a tirar por la borda la gran carta que le hacía generar simpatía de EE.UU. y otros países y a la vez ganarse la indignación de gran parte de la colectividad judía del país y del mundo. El tiempo seguramente permitirá aclarar más las cosas.

Las especulaciones respecto a futuras inversiones iraníes o un apoyo en materia energético no son consistentes, ya que Irán está
en una pésima situación económica y a duras penas puede auxiliar a su aliado sirio a eliminar en una sangrienta guerra civil hasta ahora a 70.000 de sus ciudadanos y provocar un millón de refugiados...


¿Jugará la alineación de CFK con Venezuela, para muchos el gobierno más impresentable de nuestro continente?

¿Qué sentido tienen sino esas reiteradas visitas a los Castro en Cuba? ¿Y el pasearse por los túneles vietnamitas reivindicando a un Ho Chi Minh cuando hoy en el país asiático sus autoridades parecen abalanzarse por el camino capitalista abierto por los chinos?

Cuanto más lo pienso, más sostengo que la ideología volvió a pesar fuertemente en este giro de la presidente.

Asistimos a una suerte de reflorecimiento (quizá real, quizá táctico) de la ideología setentista en la búsqueda de esta épica cristinista. Los historiadores del futuro tendrán mucho trabajo para interpretar un giro tan inesperado. 

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