Master en Historia de la Universidad Torcuato Di Tella - ex director de Investigaciones del INTI:
Columnista de CONSTRUCCION PLURAL
Hacia principios del Siglo XX se desató un debate entre
aquellos intelectuales que se "encerraban en su Torre de Marfil",
considerando que sólo se debían a su ciencia o arte, y la aparición de
los intelectuales comprometidos, o sea aquellos que consideraban que
debían poner su saber y su arte al servicio del pueblo.
Conocemos el recorrido de muchos de estos últimos, que dieron incluso su vida, por ideales que equivocados o no, creían sinceramente que favorecían a los desposeidos.
Hoy, nos anoticiamos que los intelectuales de Carta Abierta, dignos herederos de aquellos idealistas, ya no descenderán fusíl en mano de la Sierra Maestra en procura de la revolución. Munidos de libretitas, listas y biromes, irrumpirán heroicamente en los Supermercados del poder concentrado y controlarán el precio del paquete de medio kilo de fideos Don Vicente y, si las circunstancias así lo aconsejan, hasta del kilo de harina Blancaflor, del esquivo y escurridizo tomate y de azúcar de Blaquier, o del litro de nafta super del desestabilizador de J.J. Aranguren de Shell...
Uno no puede más que recordar una frase que una revista de Montoneros escribió ilustrando una foto de 1974/ 75 que mostraba a Isabel, Lastiri, López Rega y Norma su hija y algunos mas posando vestidos con extraña ropa de Antártida antes de emprender un viaje hacia allí. La subtitulaban: "De todas partes se vuelve menos del ridículo".
¡Rindámosle homenaje a esos valientes!
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