Scioli al Gobierno, Cristina al poder
Por Eduardo Zamorano
Abogado - Master en Inteligencia estratégica por
la UNLPColumnista de CONSTRUCCION PLURAL
Esta nota reflexiona sobre la presumible táctica puesta en marcha por el núcleo duro kirchnerista para las elecciones del próximo año.
Desde luego, se trata de un análisis conjetural (este calificativo alude a que no se sustenta en “fuentes” que hayan aportado datos, o en información de otra procedencia); por el contrario, teorizo en base a hechos políticos, de público conocimiento, producidos hasta hoy en el país.
Asimismo, huelga aclarar que la fuerte dinámica que impregna la situación económico-social puede gravitar para que se abandone, modifique o sustituya el plan del grupo gobernante que describiré a
continuación.
1.-
Es sabido que Cristina Kirchner, por un mandato constitucional, no puede ser candidata a Presidente; desde un plano formal podrían aspirar a este cargo sus familiares -porten o no el apellido célebre- pero sin chances electorales.
Igualmente, es un dato incontrastable que el kirchnerismo no pudo parir un sucesor de la Líder que fuera de su agrado y confianza y que, simultáneamente, contara con el suficiente predicamento popular para afrontar, con pálpito optimista, la compulsa venidera.
2.-
La falta de una continuidad satisfactoria es el karma constante de los populismos aluvionales de fuerte impronta personalista.
Adicionalmente, en el régimen kirchnerista, la omisión de recaudos oportunos para garantizar la permanencia del referente o, en su defecto, para preparar un delfín adecuado, pese a la perspicacia política que se le reconoce, obedeció a dos factores:
(i) El diseño original, hasta 2010, contemplaba la
alternancia conyugal en el mando. Esta modalidad tornó innecesario forzar una reforma constitucional que impusiera la reelección indefinida, así como modelar, con tiempo suficiente, un reemplazante al gusto de los fundadores.
(ii) Luego de la derrota de 2013 e ingresada en la etapa del “pato rengo” -más allá de su admirable pericia para preservar suculentas cuotas de poder-, resultó peligroso la designación -siquiera tácita- de un sucesor; ello por el fundado temor que pudiera opacar su figura o disparar un “trasvasamiento” inoportuno.
3.-
Ante la inconveniencia política de nominar un delfín, las usinas pensantes del kirchnerismo (no me refiero a los académicos gongorinos de “carta abierta” ni a los engolados constructores del “nuevo Relato histórico”) invirtieron la ecuación: anegaron de candidatos a presidente por el Frente para la Victoria. A vuelo de pájaro, al temprano Scioli se sumaron (o, para mejor decir, “restaron”):
Randazzo, Uribarri, Domínguez, Rossi, Taiana, y no es descartable que la lista siga acreciendo.
4.-
Sin perjuicio de esta primera maniobra que alcanzó consenso unánime, los estrategos kirchneristas tienen diferencias en torno a la segunda etapa del “plan de operaciones”.
Hay quienes afirman que los variopintos candidatos deben competir, de modo efectivo, en las PASO.
¿Por qué?
Pues postulan que Scioli ganaría con un porcentaje magro y
despreciable, el cual pondría en evidencia que carece de liderazgo sobre su propia tropa, exigencia consustancial para todas las ramas del vasto tronco peronista.
Como un deslucido ganador, el Gobernador llegaría, entonces, políticamente percudido a la Primera Vuelta; en ese marco, los propiciadores de esta jugada apuestan a que el motonauta no ingrese al balotage y que, en consecuencia, Massa y Macri disputen el trofeo
mayor.
En esa hipotética coyuntura -siguen prediciendo- el electorado “NO (o ANTI)” kirchnerista/peronista optará por el Jefe de Gobierno en detrimento del Diputado tigrense, en parte como sanción al dudoso pasado del último en tanto Jefe de Gabinete de Cristina no hace mucho, pero también buscando una oxigenación del hegemón peronista.
Así las cosas, Cristina aglutinaría bajo su batuta al conjunto del peronismo/kirchnerismo, ocupando un temible rol opositor frente a un Macri presidente que, en principio, no exhibe las cualidades de un líder vigoroso y combativo.
5.-
Empero, el cuadrante moderado del think thank cristinista sugiere otra variante.
En efecto, si bien aceptan la validez de la profusión de candidatos limitan la táctica a consolidar la domesticación, total y definitiva, de Scioli.
Para este sector, el anegamiento de nombres debe quebrar la voluntaddel gobernador a manejar un espacio propio. La rendición debe verificarse antes de las PASO para obligarlo a una apertura más que generosa a favor del kirchnerismo puro y duro. El botín abarcaría: la vicepresidencia, algunas gobernaciones, senadores, diputados; en otras
palabras, el dedo imperial de la Presidenta digitaría, cualitativa y cuantitativamente, los puestos necesarios para retener el poder.
Si por un momento se acepta el sometimiento de Scioli, y hay profusos antecedentes para avalar la tesis, naturalmente no habría PASO (o en todo caso un simulacro para la tribuna) en el Frente para la Victoria.
6.-
Me inclino a pensar que la Líder elegirá, finalmente, esta última postura, máxime si existe un amesetamiento de las variables duras de la economía y se esquiva un indeseado estallido desestabilizante.
Para arribar a la conclusión anterior, hago este razonamiento, no exento -lo admito- de algún esquematismo:
(i) Un Scioli entornado tal como se describe en el punto
precedente, consumaría el escenario que titula esta nota.
(ii) La primera opción, puntualizada en el punto 4, no
elimina completamente el peligro de un Massa vencedor de Macri en segunda vuelta, circunstancia que, por la tradición peronista común a todas sus vertientes, colocaría al kirchnerismo en “una cuarentena” con pronóstico sombrío.
(iii) Cristina, La Cámpora y afines dominarán los resortes claves del poder: Congreso y Judicatura; neutralizarán investigaciones penales incómodas sobre aspectos “colaterales” a su prolongada gestión; mantendrán la incipiente pero sólida penetración en las Fuerzas Armadas; y, como frutilla del postre, ante cualquier improbable desvío o pulsión autonómica del Presidente, tendrán un reemplazante constitucional del palo.
¿ALGUIEN DUDA SOBRE LA VEROSIMILITUD DE LA TÁCTICA EN CURSO DE EJECUCIÓN Y DE SU SINTONÍA CON EL ITINERARIO POLÍTICO KIRCHNERISTA?
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