lunes, abril 06, 2015

Ciudadano de a pie busca orientación…

Por Bernardo Poblet - ensayista/columnista de Construcción Plural

Con la palabra se instala la verdad y la mentira. Nosotros, ciudadanos destinatarios, interpretamos lo que nos dicen, tratamos de darle contexto, entender el código de los mensajes y percibir que pensamiento hay detrás. ¡Menuda tarea en tiempos electorales!

¡La pucha!  ¡estamos rodeados! Decía Guille, el hermano menor de Mafalda, después de caminar por las calles y ver cantidad de afiches con postulantes. Pobre, en su época no pululaban las redes sociales. No obstante, las artesanales paredes se llenan y esto recién comienza, aún antes de los plazos legales…hay que madrugar…

Es cierto que hay que evitar el pesimismo.  Hay luz en el horizonte.  Muchos coinciden que entramos en un ciclo positivo.  ¡Qué bueno! ¡Hay ideas para generar problemas nuevos y desenredarnos de los viejos y obsoletos que nos agobian! Pero me confundo. Algunos dicen que cada diez años tenemos un ciclo clásico: crecimiento, meseta, caída.  ¡Ya está!  Simplemente pasó el tiempo, estamos en la caída, nos toca el crecimiento. Casi mágico. Otros dicen que todo irá bien porque los actuales se van. Pero, siempre hay un pero,  sostienen que depende de quién gane. Si son ellos todo irá bien,  si es el otro, el apocalipsis y algunos afirman que piensan quedarse…

Hay propuestas de futuro ¡como que no!: cambios, continuidad, continuidad con cambios, no muchos cambios, cambios profundos… ¿Continuidad de qué? ¿Cambios de que?

No me queda claro ¿adonde me quieren llevar?

Dicen de algunos que nos quieren regresar a los noventa, otros que quieren reivindicar los setenta,  no faltan los que sostienen que nos hemos refundado en el dos mil tres  y en el dos mil siete y quieren permanecer en los dos mil catorce.  Una verdadera máquina del tiempo hacia el pasado.  Por favor ¡Yo quiero ir al dos mil dieciséis, al menos!  Después veremos. ¿Un horizonte esperado para el dos mil veinte? No quiero ser irreverente, aunque –joven estudiante- me gustaba eso de: seamos realistas, pidamos lo imposible.

Para entender, me ocupo.  Leo y escucho los comentarios, los análisis, los pronósticos, las afirmaciones desde  distintos puntos de vista. No me va bien, no comprendo, la mayoría de las descripciones de la realidad se entrecruzan y se anulan entre si.

Sería sobreabundar detallar las posiciones opuestas en casi todo:

Hay crisis y desequilibrios que urge corregir, hay que normalizar y sincerar /no hay crisis, el país esta en una buena posición.  No hay inversiones para desarrollo genuino/ se compensa con el gasto social. Cepo si/ cepo no. Inflación si/ inflación no.  Precios cuidados/distorsión de precios relativos. Atraso cambiario/no hay atraso. Banco Central fundido/reservas razonables.  Déficit fiscal, de infraestructura, de energía, de competitividad/vamos hacia el autoabastecimiento, estamos mejor que en el dos mil tres. Estamos en recesión con inflación/ habrá recuperación del consumo con paritarias y planes. Gasto enorme, ineficaz y de baja productividad/ tenemos el porcentaje de gasto público al nivel de los países desarrollados. No es posible el desarrollo si no nos integramos al escenario internacional./ hay que refugiarse en lo nuestro y defendernos de los buitres que nos quieren colonizar. Subsidios y planes sociales sin eficiencia ni trabajo real/hay inclusión social. Empleo público desbordado/ tenemos los mejores indicadores de empleo. Deterioro de la educación en todos los niveles/nunca se tuvo un presupuesto tan alto en educación…Sigue…. el temario, desde el narcotráfico, la violencia en las calles hasta el desprecio por la ley, la impunidad aceptada y la colonización del estado -todos temas quemantes-  parece inagotable.

¿A quien le creo? No me lo hacen fácil. Muchos ciudadanos de a pie, más allá de los discursos, tenemos percepciones y reflexiones que conducen, por un lado, a una incómoda sensación que este gobierno deja una herencia con serios riesgos de difícil salida y por otro, al inconfortable temor de un inevitable  y duro ajuste con resistencia social fogoneada por quienes perdieron poder.

¿Tendrá razón De Pablo cuando dice que no hay que escuchar lo que dicen  que va a hacer los postulantes porque es ficción, ni a los economistas que van a los medios representando a los candidatos porque sigue la ficción? Lo que realmente harán será lo que les mande la realidad y no lo deben saber con exactitud  o, si lo saben, el trabajo, si es serio, seguramente  es reservado.

Demasiados políticos con vocación de arrieros reconocen cínicamente seguir a sus asesores de marketing,  y construyen un discurso que termina siendo una acumulación de frases con la que se busca modelar opiniones esquematizando una realidad no pocas veces virtual.


¿Cómo sobrevivir a semejante influencia? Como decíamos al comienzo ¡menuda tarea! Pero posible. Elevarnos por sobre las presiones del entorno es una capacidad que nos distingue de todos los otros seres vivos. Requiere la voluntad y el laburo de identificar detrás del lenguaje, lo que es ficticio, lo que es real, lo que es mentira, lo que es verdad.  Y decidir en libertad. 

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