lunes, mayo 25, 2015

Cien días…

Escritor
Columnista de CONSTRUCCION PLURAL

Estamos en el mes de Abril  del dos mil dieciséis. Ya pasaron más de cien días desde que el presidente electo en la segunda vuelta de noviembre del dos mil quince, uno de los miembros de la tríada - o uno de los dos que quedaron, como se quiera ver-  asumió el poder junto con ciento treinta diputados, veinticuatro senadores y cuarenta y tres parlamentarios virtuales del Parlasur (que asumirán algún día si se logra reanimar el Mercosur que está en estado de coma inducido).
Los grupos de poder con influencia no se preocuparon ni tomaron partido para evitar que alguno se impusiera, como en otras ocasiones. Diferencias de matices, de declamaciones, tal vez de velocidades, pero en lo esencial,  todos sabían que ninguno podría  evitar hacer lo que la realidad señala, las circunstancian mandan. Hicieron aportes económicos con todos, por las dudas.
La composición de los cuerpos colegiados, como se esperaba, se integraron sin mayorías absolutas. Algo bueno, según algunos teóricos republicanistas, porque obliga a negociar, actitud y capacidad que también cayó en terapia intensiva.
La dinastía K, como seguramente la recordará parte de la historia, llegó a su término formal. La cabeza sobreviviente, Gran Maestre de las Órdenes del Libertador y de Mayo –por derecho de ser presidente- y el príncipe heredero, están retrocediendo para tomar impulso, según los seguidores que supieron conseguir.
Sin embargo, se comienza a ver  que no es lo mismo estar en la vanguardia que infiltrados en la retaguardia y en muchas aldeas del estado.  Los guerreros del ejército en retirada que permanecen en puestos claves, escudriñan oportunidades  y debilidades,  algunos tal vez pensando en técnicas maoístas de guerrilla política, otros tienen sus ballestas tácticas listas, armas antiguas pero silenciosas y efectivas. Los comandantes de la nueva tropa, que seguramente tienen individualizados a los adversarios potencialmente obstructivos, también observan y esperan imaginando batallas por venir o lo más probable, operaciones selectivas. Están puliendo sus miras telescópicas.
La guerra fría interna está instalada sin grandes sobresaltos. Por ahora.
Los nuevos tiempos y esa maravilla del hombre que es la esperanza sigue manteniendo viva y dividida  a la sociedad.  Las decisiones tomadas comienzan a mostrar un estilo diferente: no hay gritos, hay reuniones con grupos de opinión, equipos. Se guardan las formas. El contraste sorprende y alivia. 
Algunas decisiones tomadas durante el congreso automático de la década pasada,  que preocupan a gran parte de la sociedad,  no se derogan –no dan los votos- pero se postergan en su aplicación. Aparecen señales de apertura, por ahora puntuales, tales como la liberación de transferencias de ganancias de las empresas, un dólar oficial que  se embala en su búsqueda de encontrarse con el libre…El nudo gordiano se comienza a deshilachar sin cortar con la espada. Algunos inversores se acercan, preguntan, hacen números y fundamentalmente miran y esperan para avanzar. Eso es bueno, oportunidades hay, el interés es clave y si se encuentra con la confianza, la esperanza se consolida en hechos.
Por otro lado, los privilegiados por la revolución de la inclusión, desde poderosos empresarios contratistas hasta los tenedores de planes varios para sobrevivir,  pasando por las organizaciones subsidiadas durante años resisten, pasivamente algunas y otras  preparando demandas  por eventuales rescisiones de contratos o buscando nichos para permanecer. Los nuevos que quieren ocupar esos  espacios despliegan su silencioso lobby.  La simulación en la lucha por la vida, pensaría Ingenieros, está generando nuevas telarañas.
Se revisan las políticas de relación con el mundo occidental, sonreímos a Estados Unidos y a Europa sin descuidar a China, en particular, con cierto comezón por la estructura financiera, de medios, adquisición de tierras  y avance cultural que crece fuertemente en el país, base tecnológica (?) en Neuquén incluida. Con Rusia, veremos.
 ¡Las sentencias se cumplen!  Es un credo que se intenta reinsertar, junto con el concepto argentino de…pero no necesariamente se pagan, ¡pero vamos a negociar he!...
Se ha convocado a un acuerdo político y social. Hay que lograr un plan creíble para que la inflación ceda. No hay inclusión genuina con inflación. La iglesia apoya y el sindicalismo semi unificado asienta y murmura sospechando por donde viene el ajuste; sus dirigentes siguen con las ideas de siempre: por un lado los experimentados que saben que sin inversiones no hay empresas y sin empresas no hay sindicatos, hasta los que afirman que hay que seguir estatizando  porque allí está el verdadero poder (concepto compartido por no pocos empresarios), pasando por los Leonistas –arriba los de abajo- que saben que el conflicto permanente es lo único que les permite tener presencia. Los discursos mantienen entretenidos a los periodistas.
Los equipos que se prepararon pacientemente, exhiben sus planes de desarrollo con prudencia ¡Cuidado con pisar el hormiguero! Vuelve a instalarse el viejo concepto de la productividad, hacer más con menos. Cuidadosamente, que no se confunda con los noventa, que no espante a los compañeros de las organizaciones gremiales, pero empujando para que  algunas empresas tomen la punta instrumentando planes concretos: métodos de trabajo, flexibilidad laboral, automatizaciones prudentes (guarda con la reducción de personal). Se toman decisiones para direccionar las exportaciones y equilibrar las importaciones.
Se tomaron decisiones para reinstalar antiguos funcionarios en el Indec. Armar el laberinto desde aquí para adelante supone perder la historia. No hay otra cosa que hacer, los riesgos de cuantiosas demandas congela las buenas intenciones
Hay fuertes versiones pero ninguna decisión formal aún sobre las modificaciones de la estructura de mando de las fuerzas armadas. Se prefiere no acelerar los tiempos dado lo sensible del tema. Cincuenta y cinco Generales están siendo evaluados para una distribución que, se dice, pretende una presencia más equitativa de todas las aéreas, disminuyendo la presencia de sectores como Inteligencia que hoy es muy fuerte. 
Muchos estamos atentos a las posibles conductas individuales de los jueces. Parecen mirar a un lado y al otro tratando de ver donde se instala el poder real. Saben. Tienen probada experiencia. Después se verá cómo se elaboran los razonamientos académicos que expliquen y validen las posiciones que adoptarán. Los conversos hablan por sus fallos.
El inventario se explicita, a los agujeros fiscales se les pone números, se habla de políticas frescas que estimulen inversiones para las falencias de la estructura: comunicaciones, caminos, energía. No hay proyectos concretos presentados aún.
Hay dos o tres propuestas para modificar la estructura impositiva que se presentaron en el Congreso.  La presión es enorme e inversamente proporcional a los beneficios que recibe el contribuyente enjaulado, y en todos los niveles.  La discusión en el parlamento parece una audición deportiva: todos repiten lo mismo sin decir nada. Los zapatos aprietan. ¿A quién le toca ponerse esta vez? Se sospecha que a nosotros.
No se ha generado ninguna iniciativa oficial para investigar delitos de corrupción  (“Todavía no es el momento, esperemos alguna denuncia de un particular, que algún juez se anime…hay que dejar que las cosas pasen…miremos desde el balcón”)
Se abren debates para buscar respuestas a interrogantes no fáciles:  ¿Cómo hacer para que el enorme presupuesto de educación se traduzca en calidad educativa? El estatuto del docente es un fuerte inexpugnable. Los Centros de estudiantes son un clásico, pero ¿Cómo manejar el adoctrinamiento que pretende relegar la libertad de cátedra por parte de pretendidos militantes docentes de algunas Universidades? ¿Y el dinero del Pami? De cada mil pesos ¿Cuántos llegan al jubilado? Mejorar la eficacia del gasto es un trabajo ciclópeo ¿Por dónde comenzar?  ¡Guarda con tocar todos los botones a la vez!  Hay riesgos que algunos se inmolen en el camino. ¿Se conseguirán voluntarios kamikazes?
La colonización de estamentos del estado y numerosos barrios  en importantes ciudades por la elaboración, distribución y consumo de drogas mete miedo. Una mirada a los países con problemas similares ponen los pelos de punta. Algunos ciudadanos no quieren ni saber, la ignorancia ayuda a estar más tranquilos, aunque sea artificial. ¿Cómo abordar semejante tema? Por ahora se habla de la voluntad política para reconstruir un sistema integrado: grupos especiales a crearse, aplicación de leyes más que generación de más leyes, de retomar el control de las fronteras,   de capacitación en las escuelas y a los padres para una educación preventiva, de centros de recuperación. 
La violencia como pesadilla en la vida cotidiana, en la política, en el deporte tomado por los negocios turbios, comienza a ser reconocida por las autoridades  aunque  no se plasma aún con decisiones eficaces. Se anuncian nuevas incorporaciones de las fuerzas de seguridad para reorientar la gendarmería a sus funciones específicas, creación de grupos especiales para los centros urbanos,  de tolerancia cero para determinadas conductas delictivas,  Se anuncian planes de mediano y largo plazo que canalicen el tiempo, la energía y las actitudes de la juventud que no trabaja ni estudia.
Los nuevos slogans para reemplazar con otras palabras lo mismo que se ha dicho antes en temas sensibles se comienzan a oír como publicidad oficial: revitalizar derechos humanos, generación de empleos genuinos, estado fuerte pero no opresor –se elude precisar los alcances del estado en la gestión de la economía,  por ahora es una brasa ardiendo- reinserción de empleados de las playas de estacionamiento de la administración pública, revisión de gastos improductivos. Queda poco tiempo para que las quejas y las reacciones de los que queden lastimados por las decisiones se profundicen en inestabilidad social. Los comunicadores deben trabajar tanto, o más, que los hacedores, es la directiva desde el comando superior.
Cien días no es nada... los ciudadanos esperamos. ¡Necesitamos confiar! “Esto se tiene que acomodar” hay que darles un tiempo.Ojalá salgamos de la banda de Moebius de nuestra historia contemporánea, avanzando décadas tras décadas para llegar una y otra vez a la posición de salida.  De no ser así, me temo que los argentinos mereceríamos que se nos aplique esa ironía de Konrad Lorenz: “después de años de investigación he logrado descubrir al eslabón perdido, el nexo entre los animales y el hombre: nosotros”.    

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