Master en Historia de la Universidad Di Tella
Columnista de CONSTRUCCION PLURAL
En los próximos días nos visitará en los próximos días Barak Obama, el primer presidente negro en la historia de de los Estados Unidos. El diario Haaretz de Israel comenta esta semana el largo reportaje que el periodista Jeffrey Goldberg le hiciera a Obama durante casi ocho horas. Un punto saliente del mismo fue el relato que este le efectuara de una entrevista que sostuvo a solas en la Casa Blanca con el premier israelí Bibi Netaniahu. Obama le relató que en algún momento de la misma tuvo la impresión de que, con una buena dosis de soberbia, Netaniahu le intentaba dar lecciones de política exterior, fuera del marco específico del conflicto palestino israelí que habían previsto tratar.
Aparentemente y de acuerdo al relato de Goldberg Obama lo interrumpió y le habría dicho algo así: "Mirá Bibi, estás hablando con un negro, hijo de madre soltera, y que vivió bastante tiempo gracias a la ayuda de la Seguridad Social. Pero soy yo y no vos el que fue elegido para vivir aquí, en la Casa Blanca, y fue además reelecto para un segundo mandato. Así que por favor te lo agradezco pero no necesito que me impartas tus lecciones de como es en realidad el mundo"
Obama podía haber agregado bastantes cosas más. Por ejemplo que cuando nació en buena parte de los EEUU la gente de color como él estaba en la práctica imposibilitada no solo de ejercer cargos públicos sino directamente de votar. Que debían ir a escuelas y hospitales especiales para negros, los medios de transporte estaban cuidadosamente separados, y en todo el país existían miles de establecimientos en cuya puerta estaba emplazado un cartel que proclamaba la prohibición de entrada para "perros, negros y judíos". En ese ámbito y contra tan espantoso clima de prejuicios y obstáculos de toda índole debió crecer y formarse política y humanamente el actual Presidente de la nación mas poderosa del planeta.
Sin embargo diferentes grupos de "izquierda" de nuestro país, insólitamente, están proclamando su disgusto por la visita de Obama y varios de ellos preparan manifestaciones en su contra. En lugar de aprovechar la circunstancia de usar su presencia y su figura para saludar con euforia a través de su persona la demostración de que el progreso humano es posible, que los peores prejuicios pueden ser superados, prefieren manifestar su odio, su rabia, y sobre todo su soberbia, supina ignorancia y quizá en el fondo sus malas intenciones. Y no es que Obama en su presidencia haya dado la espalda a los ideales progresistas, todo lo contrario. Enfrentando al continuo sabotaje y obstrucción permanente de un congreso republicano retiró, tal como había prometido, las tropas de Irak enviadas en la absurda guerra de Bush y redujo al mínimo las de Afganistán. Pese a todas las presiones para que bombardeara hasta un casi aniquilamiento Irán y Siria consiguió en cambio razonables acuerdos que detuvieron la proliferación atómica y química en el Medio Oriente. Acuerdos para nada óptimos ni mucho menos, pero que le dan una oportunidad a la paz. Reanudó además las relaciones diplomáticas con Cuba luego de cincuenta años, y si bien no pudo aún cerrar Guantánamo redujo a menos de un quinto sus prisioneros.
En lo interno redujo la desocupación a la mitad, implantó un seguro médico para mas de veinticinco millones de estadounidenses desprotegidos, abrió un camino para la legalización para millones de indocumentados, etc. Desde ya quizá muy poco lo que logró, comparado con lo que se proponía hacer. Pero tuvo que hacerlo enfrentado a la oposición mas feroz, la de los que ahora se proponen destrozar cada uno de sus avances, los que como Donald Trump y Ted Cruz (quizá peor que Trump todavía) cuentan los minutos "que tenemos que soportar aún a Obama en la Casa Blanca".
Manifestaciones aquí en contra de Obama serán sumamente funcionales a la extrema derecha estadounidense. Les servirán a los Trump y Cruz para demostrar que toda política de apertura hacia América latina es inútil, que el odio persiste sin matices, que solo la construcción de un gran muro separatorio es la solución. Y quizá esos grupos que preparan aquí las protestas están buscando precisamente eso: que gane la extrema derecha en los EEUU. Conozco muy bien esa teoría: dirán que "ahora las cosas están claras" o "cuanto peor mejor". Ya la he sufrido en los setenta, como millones de argentinos.
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