miércoles, enero 18, 2017

Un No a las S.A. en el fútbol argentino

Por Juan Cruz Vigliero
Columnista de Construcción Plural
Abogado por la Universidad de Buenos Aires




El fútbol argentino transita seguramente una crisis a nivel institucional y dirigencial como jamás se haya conocido. Vale la pena recordar que hace ya más de 6 meses que la Asociación del Futbol Argentino (AFA) es administrada por un Comité de Regularización decidido por la misma FIFA y no en forma democrática como debería ser, es decir, mediante la celebración de comicios que coronen un presidente que dirija los destinos de dicha institución.

Es sabido por todos que el fútbol de nuestro país está atravesando un momento tan delicado que si quiera se sabe si el próximo torneo va a comenzar en fecha, o que pasará con su televisación. Sumado a ello, dicha comisión normalizadora hace algunos días emitió un comunicado donde expresa qué clubes están habilitados para incorporar por no contar con deuda con la AFA y cuáles no, sembrando aún más incertidumbre en si finalmente el torneo de futbol arranca o no. Todo es una incógnita en Viamonte 1366.

En este contexto más que desfavorable y desalentador, es de público conocimiento que la mirada política del gobierno nacional está centrada en poder finalmente este año sancionar la tan ansiada ley de Sociedad Anónimas Deportivas (en adelante SAD), tomando como pretexto la delicada situación financiera que sufren en la actualidad los clubes argentinos.[i]

Vale la pena recordar para entender el fondo de todo esto, que en 2001, cuando Mauricio Macri era el máximo dirigente de Boca, propuso una reforma para avalar el ingreso del capital privado a los clubes, pero su moción fue rechazada por Julio Grondona y todo el mundo dirigencial del momento. “Fue mi mayor fracaso político. Mi propuesta perdió por paliza, 38 a 1, el único voto a favor fue el mío. Busqué transparentar al fútbol, darle otro orden”, siempre recuerda quien presidió Boca entre 1995 y 2007.

Ahora, ya como presidente de la Nación, nada pareciera impedirle su deseo, pero, ¿son las SAD la solución para que los clubes de nuestro fútbol salgan a flote? ¿Cuáles son las opiniones de los dirigentes de los clubes más poderosos? ¿Es conveniente importar ideas de otros países teniendo en cuenta que los sistemas e idiosincrasias son distintos?

Primero y principal: recordar que la forma jurídica adoptada por los clubes de fútbol en la Argentina es la de asociación civil.

No solo en nuestro país, por ejemplo. en España, el Real Madrid y Barcelona son dos de las instituciones más importantes y poderosas del Planeta y poseen, quizás, la mayoría de futbolistas con los salarios más elevados del mundo y, sin embargo, no han adoptado el modelo de otras  SAD españolas. El presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, ha declarado al diario El Mundo de España en el año 2010 que "las sociedades anónimas se crearon para acabar con el endeudamiento del fútbol y, en cambio, no se ha solucionado".

Lo que nos lleva al siguiente punto: ¿en qué clubes les podría interesar invertir a empresas y capitales extranjeros? Seguramente en los más poderosos y con más influencia como River, Boca, Racing, Independiente, San Lorenzo. Es decir, ¿a quién le puede interesar ir a poner plata en un club de la B, donde no hay rédito económico? Con lo cual el arribo de las SAD llevaría a producir un quiebre en nuestro futbol por la disparidad que produciría en quienes reciban inversiones y quiénes no.

Nadie puede negar que el futbol nacional así no puede continuar y que inevitablemente toda la situación descripta con anterioridad resalta la gravedad del tema. Pero estoy convencido de que el “ABC” de un buen dirigente de futbol no depende de la naturaleza jurídica propia del club, sino de la eficiencia, transparencia y profesionalidad con la que administran la institución, con lo cual ninguna tipología jurídica sea SAD o Asociación Civil o un tipo mixto (lo propone Juan Sebastián Verón, titular de Estudiantes de La Plata) asegura que las entidades deportivas estén completamente saneadas, ni tampoco que logren los éxitos deportivos e institucionales que se proponen.

Es algo propio de nuestra sociedad que cuando suceden eventos como  asesinatos o tragedias (por ejemplo, lo que sucedió con la famosa Ley Blumberg) se demanda por parte de la ciudadanía y de gran parte de la prensa, “cambios en las leyes”, “endurecer las penas”, etc, pero cabe preguntarse por qué en vez de modificar todo el tiempo las reglas y la legislación vigente, no tratamos de cumplir las normas que ya están y vemos qué pasa?

Es decir, una mala conducción y especialmente con los niveles de improvisación y corrupción de la que muchas veces están teñidas las dirigencias de nuestro futbol, van a seguir destruyendo nuestro deporte sin importar el tipo jurídico que se elija.

Recordemos además que ya el año pasado River, Racing y San Lorenzo entre otros, emitieron distintos comunicados rechazando con énfasis la llegada de las SAD a nuestro futbol, marcando de forma muy firme su postura.

Quizás el argumento de mayor fuerza para oponerse a las SA tiene que ver con el rol social que cumplen muchos de los clubes argentinos en nuestro país. Rodolfo D'Onofrio, presidente de River, lo ha expresado con absoluta claridad: "Las sociedades anónimas no garantizan que vayan a cumplir bien el papel social que tenemos los clubes. En River, por ejemplo, hay un montón de actividades deportivas que son deficitarias económicamente y que se mantienen gracias al fútbol y son actividades que sacan grandes deportistas y ayudan a chicos a salir de las drogas, a estudiar, a crecer...".

Es decir, atender el rol social que cumplen muchos clubes aquí, en un país donde los elevados niveles de pobreza siguen aumentando y en donde el deporte puede convertirse en una salida para muchos chicos que se encuentran en estado de vulnerabilidad social. Con el arribo de las SAD, los socios del club perderán poder de decisión y está claro que los clubes tomarán un camino en donde lo único que importe será generar dinero y rédito económico, poniendo en jaque la importante función de las entidades deportivas y barriales.

El problema principal a solucionar radica en la correcta administración y gestión de las entidades deportivas, y que el rol social que cumplen muchos clubes debe profundizarse y más aún, contar con apoyo estatal.

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