Por Israel Lotersztain & Fernando Mauri.
Mucho se ha hablado desde las elecciones del domingo en Alemania, del resurgimiento de la xenofobia y del temor del regreso al nazismo a la
principal potencia económica europea. Creemos que hay que tener cuidado al analizar.
Cuando Hitler llegó al poder, cabe recordar, sin el apoyo de la
mayoría de los alemanes, lo suyo fue terrible porque llevó al mundo a la peor guerra de la historia.
Ya a los 4 años de estar a cargo del gobierno dispuso de la maquinaria bélica más importante del planeta.
Comparar el momento actual con aquella época es completamente fuera de lugar. Es diametralmente distinta la situación ya que los germanos hoy no tienen ningún poder militar. El poder alemán hoy no existe.
De hecho, Alemania es la potencia que es hoy (la cuarta detrás de EEUU, China y Japón) por su economía, basada en el intercambio comercial.
Alemania no está en condiciones de rearmarse militarmente de ninguna manera para enfrentarse a una Rusia, una China, etc etc.
Ahora, la victoria agria de una disminuida ,si bien electa por cuarta vez, Angela Merkel se da en el contexto de un renacimiento en todo el mundo del nacionalismo, desde el Brexit a Trump, pasando por los ímpetus de Cataluña o de los mapuches en Chile y en nuestro país.
En ese sentido, la floja elección de Merkel es un paso hacia atrás en la ayuda de la potencia europea a otros países más débiles de su continente como España o Portugal en Europa y ni hablar del continente africano.
En definitiva, avanzamos hacia hacia naciones más aisladas y con mayores posibilidades de conflicto, pero sin llegar a una beligerancia
bélica.
Los nacionalismos se van agudizando y ese de por sí no es un dato alentador para la población mundial.
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