Por Fernando Mauri.
En las últimas horas y a poco del cierre de una campaña electoral desteñida, si lo interpretamos optimistamente, a causa del -hoy tan cantado como sorprendente hace 5 meses- espaldarazo que habrá de recibir Cambiemos el 22.10, dos actoras de primer nivel que han demostrado haber caído muy bajo subrayan el pobre nivel de nuestra dirigencia.
En el marco de su raid mediático tratando de desmentir el cerco antipreguntas que impuso como presidenta, Cristina Kirchner se victimizó una vez más y habló de una presunta lista negra presidencial, tras lo cual resaltó que seguramente ella sería la primera «desaparecida» de Macri si éste pudiera erradicar de la faz de la Tierra opositores.
Tal como cuando en su gestión procedió a cortar el monopólico negocio TyC - Grupo Clarín y refirió a nos han "secuestrado" los goles, CFK ha banalizado nuevamente la causa de los DDHH, esos derechos a los que se ha sentido inhibida de defender en el sur patagónico allá a finales de los años 70 porque allí «no habia desaparecidos» de la dictadura sangrienta de Jorge R. Videla y cía.
Por otro lado, la hoy ultraoficialista Elisa Carrió, quizás mañana opositora furibunda, vaya uno a saber, en el contexto del debate de candidatos porteños de anoche en TN, se ha excusado sobre la desaparición del artesano Santiago Maldonado al alegar que hay un "20% de probabilidades de que esté (con vida) en Chile junto al (grupo mapuche violento) RAM, al que citó erróneamente como RIM, sigla que corresponde al regimiento de infantería mecanizada, casi un fallido.
Un nuevo despropósito y van... de Doña Lilita, sobreactuado macrismo, y ofendiendo gratuitamente a la familia del joven del que el Estado argentino no ha podido a más de dos meses de su desaparición establecer su paradero, cuando lo más probable lamentablemente es que por una causa o por otra en el entorno de un operativo de Gendarmería se esté muerto, sea por violencia represiva o sea por ahogarse escapando.
Si Carrió tiene alguna información, demás está decir que debe presentarla en sede judicial, y más aún en su caso por la responsabilidad que le confiere ser diputada nacional. Andar tirando datos, porcentajes incomprobables al voleo, es francamente agraviamente para toda nuestra sociedad.
En definitiva, lo que podrían ser anécdotas de campaña de dos candidatas de buen volumen político, es una demostración explícita del bajo nivel de nuestra dirigencia, con políticos más expuestos estos días desesperados por sumar votos, pero en lo que constituye un paradigma que abarca a empresarios, sindicalistas, jueces, comunicadores, etc etc.
Sin embargo, consideramos que el disvalor dirigencial no deriva de un plato volador que cayó sobre estas tierras del sur americano y esparció nocivas conductas, sino que meramente reproduce actitudes de la sociedad a la que representan...y espejan.
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