Viva la pepa
Por Alejandro Peyrou
Ex diputado nacional
Columnista de CONSTRUCCION PLURAL
¡Viva la pepa! es hoy una exclamación que refleja una mezcla de
confusión y fiesta.
No siempre fue así, En su origen fue un grito de rebeldía contra el
poder absoluto de los borbones. Fue la constitución española de 1812,
que derogada en 1814 y perseguidos sus partidarios, se llamo
simplemente Pepa, para poder vitorearla en paz.
Esta constitución fue promulgada en Cádiz en 1812 y su objetivo fue
moderar o limitar el poder absoluto de FernandoVII y sus sucesores.
Claro que pudo ser promulgada en el único lugar de España que no
estaba ocupado por las tropas de Napoleón. Y mientras Fernando estaba
preso.El sitio de Cádiz es también tema de una esplendida novela de
Pérez Reverte, que tiene además, componentes de tragedia y
romanticismo ajenos a la política y a la Constitución, aunque
naturalmente esta presente. Cuando Napoleón es derrotado, Fernando
deroga la Constitución.
La Pepa es una manifestaciónde la “primavera” del mundo occidental
contra los absolutismos: la revolución americana, la revolución
francesa, las revoluciones de los paísesde América Latina, son
ejemplos de lo mismo. En algunos casos esas revoluciones prosperaron,
aunque a veces hayan ido cambiando de objetivos. Es cierto que alguno
de esos principios de la Constitución Española eran más para decir que
para hacer. El profesor Tierno Galván dice que en parte era una
“seudoutopía” y que ocultaba una realidad social dura y conflictiva
bajo un manto de propuestas idealizadas. Relato, dirían hoy.
Pero fue por sus virtudes que-después de derogada por la restauración
en 1814-, se convirtió en una bandera popular de lucha, se la denominó
clandestinamente la Pepa y ¡viva la Pepa! fue una bandera política
española durante muchos años. La Pepa fue restaurada en 1820 durante
pocos años por la revolución del Gral. Riego.
Que importa la pepa para nosotros?La constitución teníaalgunas cosas
notables: se define queespañoles son los nacidos en los dos
hemisferios y no solo los nacidos en España. O sea desmentía
explícitamente las manifestaciones del Obispo Lué, en las reuniones
del cabildo abierto de Buenos Aires en 1810. Los negros podían ser
ciudadanos, siempre y cuando tuvieran “virtud y merecimiento”, con
servicio a la sociedad de varios tipos o actividad o industria con
capital propio. Un año después, la Asamblea de 1813, en Buenos Aires,
solo libera los vientres, no los esclavos vivos
Los aborígenes americanos podían ser ciudadanos, tanto que uno de los
diputados firmantes es Dionisio Inca Yupanqui, por el Perú
En cambio, los sirvientes domésticos, de cualquier color, tenía
suspendida la ciudadanía, probablemente porque se pensaba que los
sirvientes votarían a favor de sus patrones y no según su criterio.
La Constitución dice explícitamente que los impuestos deberán pagarse
en proporción a las riquezasrespectivas, criterio que sería deseable
se aplicara de forma más estricta en nuestro país. Como los españoles
de ambos hemisferios eran iguales, elegían un diputado a Cortes cada
setenta mil almas, vivieran donde vivieran. En Argentina, hoy, aún no
pasa: no todas las provincias eligen un legislador nacional en función
de la misma cantidad de votantes. Dentro mismo de algunas provincias
la situación se repite: un habitante del conurbano elige menos
legisladores provinciales que un habitante del interior de la
provincia de Buenos Aires. En Santa Fe hay una situación similar. La
igualdad ante la ley no es evidente,a pesar de las declaraciones en
contrario.
Para evitar el abuso de funcionarios (empleados públicos) o del Rey,
la Pepa estableció que ninguno de ellos podía ser electo diputado por
la provincia en que ejercía su cargo. Y los diputados a Cortes no
podían volver a ser elegidos, sino mediando un período, obviamente
para no eternizarse. A su vez los alcaldes, regidores o similares
“nombrados por el Rey” no podían reelectos antes que pasara un período
completo. Es claro que los constituyentes españoles de hace dos siglos
fueron más temerosos con el “manejo del poder” que los políticos
modernos de muchos países.
La Constitución Española de 1812, llegó un poco tarde para preservar
el Imperio Español. Y las pretensiones de restauración absolutista
llevaron a Fernando VII a la perdida de las Américas. Otro caso más de
la corrección de la frase que dice “la oportunidad pasa quedo”. A
pesar de su notable modernidad cuando en 1820 el Virrey Pezuelo del
Perú ofreció a San Martín la paz a cambio de adoptar la constitución
de 1812 (que acababa de ser restaurada en España), San Martín sólo
pudo hacer notar que cuatro4 años antes se había declarado la
independencia argentina en Tucumán. Los indios peruanos debieron,
entonces esperar un año más, hasta agosto de 1821 para recibir el
derecho a la ciudadanía peruana por San Martin.
Hay algún constitucionalista argentino que menciona la Constitución de
Cádiz como un antecedente significativo de la Constitución de 1853.
Sin embargo se ha olvidado casi totalmente que tres diputados por
Buenos Aires participaron en las deliberaciones y firmaron la
Constitución Española de 1812, o sea dos años después del 25 de mayo
de 1810, pero cuatro antes de la declaración de la independencia. Los
nombres de los constituyentes porteños ¿o del Virreinato? fueron:
Francisco López Lisperguer, Manuel Rodrigo y Luis de Velasco.
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