Creo que la frase del momento sería: “qué fácil es gobernar con plata”
Chávez lo hizo con el petróleo, Correa en Ecuador gracias a la dólarizacion de su economía, Néstor entre nosotros con el precio altísimo de los commodities. En su momento España gracias a los altos precios del petróleo que invertían los árabes en su territorio; y así podríamos seguir mencionando como el bolsillo lleno nos permite dilapidar, hacer proselitismo, repartir e inclusive endeudarse con garantías.
Hoy esos bolsillos están vacíos en Ecuador, en Venezuela, inclusive en España y mejor no hablemos de nuestro país. La demagogia financiera con la política dIstribucionista tiene un límite y ese límite es que cuando no hay, ya no podemos repartir. Entonces salimos a pegar y a golpear todo aquello que nos impide seguir repartiendo una torta ficticia y queremos emerger como salvadores de la Patria de algo que nosotros mismos hicimos para destruirla. El problema hoy de la Argentina no es la cuarentena, la negociación de la deuda, el default, no es la expropiación o no de Vicentín, el precio del dólar, si que el problema realmente es la amoralidad en la cual estamos inmersos. Una amoralidad que encierra a la sociedad y libera a los corruptos y todavía les paga indemnización. Una amoralidad que sigue pidiendo plata para después acusar y condenar al que se la prestó. Una amoralidad que sigue reivindicando las causas justas contra la pobreza desde un pen house de Puerto Madero como nuevo paradigma de la pizza con champagne. Una amoralidad que planificó detenidamente durante cuatro años cómo podían regresar con la misma amoralidad. Es muy fácil, repito, gobernar con los bolsillos llenos pero qué triste es enterrar y condenar un país sin saber el día de su funeral.
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