Por Lisandro Zamorano
El litio no es un metal escaso. Argentina, Australia, Bolivia, Chile y China presentan las mayores reservas de litio y se benefician tanto en las condiciones actuales como en los proyectos de eslabonamientos productivos. En el caso argentino, esto sucede en las provincias de Catamarca, Jujuy y Salta. Aunque las proyecciones optimistas realizadas sobre la producción de litio en el país no fueron certeras, la localización de los salares influye de manera positiva en la generación de ingresos debido a la exploración, construcción y operación de plantas, con un efecto considerable en las 3 provincias, que cuentan con un bajo desarrollo local. Además de la aplicación del litio en la elaboración de baterías, especialmente para vehículos eléctricos y vehículos eléctricos híbridos, el potencial productivo también puede encontrarse en que el conocimiento, los bienes de capital y los servicios asociados a este mineral sean utilizados en otras actividades. En ello se predispone la necesidad de crear competencias en vista hacia la variedad productiva en las zonas ricas en litio, mediante procesos que estén más allá de los ciclos de este recurso. Sin embargo, la potencialidad local del litio también agrupa obstáculos: es elevada la cantidad de sectores, dentro del ámbito público y académico y en diferentes regiones, que implementaron tecnología con el fin de reducir los costos y los tiempos para la extracción y la producción de carbonato de litio, necesario para los electrodos de baterías y con consecuencias en la caída del precio del litio. La mejora cualitativa nacional y regional vinculada al litio, con incentivos, recursos adecuados y un intercambio de conocimiento con el sector privado, así como la articulación y el consenso entre las distintas partes involucradas en torno al desarrollo productivo del litio, son otros aspectos indispensables a seguir sobre las oportunidades que se encuentran en esos tres estados provinciales.
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