jueves, septiembre 23, 2021

Salud Ingeniero!!!!!!!


Por Gustavo Ferrari Wolfenson



Hoy 23 de septiembre, se cumplen diez años de la partida de mi padre: Bruno Victorio Ferrari Bono. 
Ingeniero de profesión, educado bajo ese estilo tan especial que tienen los hermanos de La Salle para formar, con plena
espiritualidad al ser humano, don Bruno fue el reflejo no sólo de quienes, como hijos, estamos siguiendo sus pasos y su legado, sino también de centenas de
profesionales y técnicos de todas partes del mundo que supieron compartir con él su trabajo, sus enseñanzas, su visión humanística de los por qué y sobre todo su guía. 
Único hijo nacido en el seno de una tradicional familia italiana del norte que emigró a la Argentina a principio del siglo XX - de la cual jamás olvidó sus raíces- se formó en el seno de una universidad a la que defendió en su
autonomía y libertad, siempre consideró que las máximas casas de estudio deberían preparar no sólo profesionales con el titulo bajo el brazo, sino dirigentes, que con una amplia visión universal, marcarán los destinos futuros
de sus respectivas naciones. Siempre rechazó la idea que la política partidaria debía entrar en la universidad y lamentó y hasta fue víctima, de cómo las
universidades perdían, en manos de las prebendas clientelistas partidarias, la defensa de su propia identidad política que les permitiera convertirse en el eje
rector y pilar fundamental en los destinos de cada nación.
Inspirado en sus mentores, abrazó como rama de la ingeniería la hidráulica, a la vez que al elemento agua como el componente central de su trabajo y filosofía.
Adelantado a los tiempos, supo ver que el agua no era sólo un líquido que servía para saciar la sed, sino que se había convertido en un fluido vital por el cual se habían peleado los pueblos, habían sucedido guerras, conflictos limítrofes y sobre el cual hoy giraba toda la política de desarrollo en el campo de la salud, la alimentación, el saneamiento, la fuerza motriz y la sustentabilidad de nuestro ecosistema. 
Su paso por el Tecnológico de Zurich y la Biblioteca Ambrosiana fortalecieron esa vocación por la ciencia y abraza
con pasión el estudio de uno de los personajes que darían esencia, vida y movimiento a su trabajo por el resto de sus años: Leonardo Da Vinci.
Partícipe y pionero de los complejos hidráulicos más importantes de la Argentina, Paraguay, Brasil y Ecuador, las Naciones Unidas lo convocan para contribuir a la comunidad internacional, con sus conocimientos y experiencias,
en una labor que se prolonga por más de 35 años en más de 40 países de diferentes lenguas y culturas. Desde cruzar la cordillera de los Andes, a lomo de caballo y mula emulando la hazaña de San Martín, la sierra de Oaxaca, los
Altos de Chiapas, la selva lacandona, los primeros proyectos de desarrollo en Quintana Roo, Haití, Dominicana, Jamaica, Cuba, Vietnam. Laos, Cabo Verde, Ecuador, Brasil, Paraguay, Chile, Nicaragua, Guatemala, India, representante especial del secretario general de la ONU a raíz de los terremotos de Managua, Nicaragua, en 1973, y Guatemala, en 1975, asesor de la Conferencia Mundial del Agua en Nueva Delhi y en la conferencia de Nueva York, en 1991, etc, etc. fueron testigos del andar de ese “ingeniero” de fina estampa, como lo bautizó Lázaro Cárdenas en sus memorias, de sabio consejo y mejor
compañero y amigo.
Retirado de las Naciones Unidas como responsable de la Década Mundial del Agua Potable y Saneamiento y de regreso a su país, el inicio de la democracia argentina lo convierte en el primer Secretario de Recursos Hídricos
de la Nación, al cual le brinda toda su experiencia en el diseño y solución de uno de los conflictos más importantes, a nivel hídrico, de la geografía sudamericana, como era la crecida de los ríos y las constantes
inundaciones, en la frontera tripartita con Brasil y Paraguay, producto de la acumulación y vertientes del agua de la represa de Itaipú. 
“No hay nada más impermeable al agua que el agua misma” fue la frase que acuñó en esos días y que hoy se repite, cual rezo laico, en muchos foros sobre la materia.
Miembro del Tribunal Arbitral del conflicto de límites con Chile, Relator de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en la defensa de los intereses argentinos de los Hielos Continentales y docente universitario por la vocación del sentir, poder transmitir y de hacer pensar, don Bruno hasta sus últimos días no paró en su quehacer cotidiano. Siempre y sin importar la hora, estaba contestando el teléfono para una consulta que, desde un funcionario internacional, el presidente de la república, un senador, el canciller o un simple alumno universitario, le formulaban y al cual con toda gentileza les daba su visión y sabio consejo.
Condecorado, con sus máximas distinciones, por los gobiernos de Italia, México, Chile, Ecuador, Paraguay, Nicaragua, Haití; ordenado mayordomo de
los lacandones en Chiapas, doctor Honoris Causa y miembro de número de reconocidas academias nacionales e internacionales y premiado por gobiernos,
asociaciones y organismos, su nombre se ha fusionado con las máximas expresiones de admiración y respeto al llamarlo maestro e ingeniero.
Qué me queda decir como hijo... que mientras estén ustedes con sus ojos sobre esta narración, yo seguiré con la plena felicidad, caminado muchas veces
sobre sus huellas y sus andares, sintiendo su compañía en cada paso que doy y compartiendo el sentimiento de la fusión intelectual y espiritual entre nuestras dos generaciones. 



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