Digo, no deberíamos hablar de censura? Extractos de la nota
"Quien más nos conoce, sin lugar a dudas, es nuestro teléfono. No sólo sabe qué cosas buscamos y cuáles terminamos comprando, sino también cómo nos movemos en las redes minuto a minuto y en qué espacios físicos deambulamos; qué aplicaciones usamos, a qué hora nos acostamos, cómo nos fue con aquella cita y hasta dónde nos encontramos, o qué correos enviamos y recibimos. Como si fuera poco, escucha nuestras más íntimas conversaciones con su batería de palabras clave para luego bombardearnos con publicidad. Y hay más: es capaz de adelantarse a nuestros deseos, sí, o incluso presentarnos opciones que llenan un vacío y que nunca antes habíamos intuido. Los algoritmos de TikTok y de Instagram son potentes. Nuestra huella digital está integrada por todos los datos personales que consciente o inconscientemente, deliberadamente o no, proveemos a las plataformas que brindan servicios.
El planteo de no usar TikTok tanto en la Comisión Europea como en la Casa Blanca –explican– resulta forzado y hasta absurdo: no impide el acceso a datos sensibles. Si la preocupación real fuera evitar que los funcionarios tuvieran aplicaciones de redes sociodigitales que almacenaran datos indebidos de los usuarios, y que potencialmente pudieran ser aprovechados por grandes organizaciones privadas o por otros países para hacer espionaje, entonces deberían impedir el uso de TikTok y de todas las demás aplicaciones.
“No podrías tener TikTok, pero tampoco Facebook o Google porque las otras empresas de plataforma también están recabando datos permanentemente y tampoco son transparentes”, señala Zuazo, autora de Guerras de Internet y Los dueños de Internet.
“Incluso ejecutivos de META, de Facebook, Yahoo y de Google han admitido que tienen lo que se denomina puerta trasera: bajo determinadas circunstancias permiten que algún gobierno o agencia gubernamental acceda a determinado tipo de datos. Lo que empíricamente sabemos es que todas las plataformas digitales tienen una especie de uso no del todo cuidadoso de los datos de sus miles de millones de usuarios y que parte de eso puede ser utilizado para espionaje, para comercialización de datos personales (que también está prohibido por ley) y para cuestiones que no se corresponden con lo que las leyes de protección de datos personales autorizan”.
“No podrías tener TikTok, pero tampoco Facebook o Google porque las otras empresas de plataforma también están recabando datos permanentemente y tampoco son transparentes”, señala Zuazo, autora de Guerras de Internet y Los dueños de Internet.
“Incluso ejecutivos de META, de Facebook, Yahoo y de Google han admitido que tienen lo que se denomina puerta trasera: bajo determinadas circunstancias permiten que algún gobierno o agencia gubernamental acceda a determinado tipo de datos. Lo que empíricamente sabemos es que todas las plataformas digitales tienen una especie de uso no del todo cuidadoso de los datos de sus miles de millones de usuarios y que parte de eso puede ser utilizado para espionaje, para comercialización de datos personales (que también está prohibido por ley) y para cuestiones que no se corresponden con lo que las leyes de protección de datos personales autorizan”.
FUENTE - LA NACION
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