Por Fernando Mauri
Inseguridad.
Hartazgo social.
El peligroso fantasma de la violencia política de Kicillof.
Milei festejando.
CFK y los suyos bailando en el Titanic.
El internismo de la "casta".
Un sistema de transporte colapsado.
Hartazgo social.
El peligroso fantasma de la violencia política de Kicillof.
Milei festejando.
CFK y los suyos bailando en el Titanic.
El internismo de la "casta".
Un sistema de transporte colapsado.
El eje de mirada del nuevo episodio delictivo del pasado lunes en La Matanza no puede ser otro que la inseguridad campante y el revelado hartazgo social con la política, que incluye no sólo esencialmente a los que gobiernan sino también aunque fuere en mejor medida a la hoy oposición que también ha gestionado.
El enfoque central no puede residir en modo alguno como aviesamente pretende el kirchnerismo en el ataque al farsesco ministro provincial Berni, que cual Rambo de cabotaje se expuso a una repudiable pero en parte entendible beligerancia, expresión nunca aconsejable si de bucear soluciones se trata.
Y el nuevo eje a partir del robo y asesinato del conductor de un bondi conurbano es la preocupante tendencia de meter por la ventana de prepo la violencia política como vector.
Ese es el peligroso camino en que nos ha internado el gobernador bonaerense Axelito, con desdén Nac&Pop del telón de fondo de nuestro pasado reciente aciago y violento.
El hartazgo es con la clase dirigente, o sea, con lo que el principal beneficiado de la anemia del Estado llama "casta".
Sí. El que hace cuentas y gana con todo esto es el precisamente el actor político novedoso, "distinto" (no se debe interpretar connotación positiva aqui), aquel que le pone valor económico a todo, hasta a los órganos y los niños, nuestro Guasón Milei, el relator antiEstado que crece paradójicamente ante la
ausencia del Estado.
Pero el hartazgo excede a nuestro juicio a la clase política, abarcando también a la empresarial, sindical, judicial, policial, periodística, etc.
En medio, un exageradisimo operativo de detención de un par de choferes, laburantes ya liberados, como colofón patético.
Intervención policial criticada hasta por una CFK que mirando a los votantes busca desmarcarse un poquito de sus protegidos Berni y Kicillof, pero autoreferencial como siempre, derrapa con "yo tuve la suerte que no tuvo Barrientos, la bala no salió".
Mezclemos todo, porque al decir de la condenada por corrupta, total, "todo tiene que ver con todo".
Y que el el baile en la cubierta del Titanic no se detenga...
La grieta entre la clase política y la gente se refuerza cuando además posteriormente se cruzan estocadas Berni y Larreta, Berni y Aníbal Fernández, Aníbal y Kicillof...
O cuando el mismo Axelito muy impunemente mete a Patricia Bullrich como ideológa, asaltando un "blindado", matando a un chófer y golpeando a Berni, sin prueba alguna, más bien al contrario con mentiras varias (se sabe ahora que no hubo dos autos para cruzar el colectivo asaltado, no hubo siquiera uno, solo existió un vehículo para que escaparan los delincuentes, así como no se robó solo a una pasajera, sino a varios...y así.. )
El fantasma de la violencia política, la mentira, como parte sustancial del dispositivo de relato K y su metodo de acumulación política, más teniendo en cuenta que si les tiraron un muerto, sería el 4to colectivero asesinado en 5/6años. Y estamos omitiendo los civiles alcanzados por la delincuencia que dejaron su vida.
De todas formas, por suerte, tal como lo señalaban Hugo Haime y Gustavo Ferrari Wolfenson en nuestro reflexivo Construcción plural, el ciudadano de a pie no es permeable a estas lamentables maniobras distractivas e irresponsables que pretenden no hacerse cargo y echar culpas a otros.
Por último, no cabe omitir como eje de analisos tambien el deplorable sistema de transporte público, lo mal que se viaja, asi como los curros presupuestarios con los espasmódicos anuncios ante cada pérdida de una vida.
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