Por Juan Pablo LOHLE
En política internacional, el que da más de lo que le piden, recibe menos de lo que necesita. Eso pasa hoy con las relaciones exteriores de Argentina.
En el marco de la "Diplomacia extravagante" que vivimos con Javier Milei como presidente, es difícil explicar que por un lado se puede tener un tipo de relación entre presidentes y por otro, un tipo de otra relación entre países.
Bullrich debió pedir perdón a Chile por terrorismo.
Nuestra canciller debió ir otra vez a Brasil y el presidente Lula sigue sin responder sus invitaciones.
Tenemos una posición extrovertida&sobreactuada en política exterior que perjudica el interés permanente de Argentina.
Bullrich debió pedir perdón a Chile por terrorismo.
Nuestra canciller debió ir otra vez a Brasil y el presidente Lula sigue sin responder sus invitaciones.
Tenemos una posición extrovertida&sobreactuada en política exterior que perjudica el interés permanente de Argentina.
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La sobreactuación es un defecto de la actuación. De tanto querer demostrar algo por parte de un emisor -en el caso al que se refiere Lohlé es la canciller Mondino a órdenes de Milei-, el receptor termina desconfiando y dándole a la larga la respuesta demanda.
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