sábado, abril 12, 2025

Inflación, devalú y cepo

Por Fernando Mauri



Ufanarse de que "todo marcha de acuerdo al plan" cuando el plan amenaza con colapsar es, cuanto menos, particular. Más aún cuando se acaba de dar a conocer el dato de inflación de marzo, que sorprendió a todos: no solo interrumpió la desaceleración que se había cortado en febrero, sino que nos retrotrajo a niveles de hace más de medio año atrás al registrar un 3,7%, rozando nuevamente el 4%. Y para mayor complejidad, con el rubro Alimentos, el más importante para los consumos populares, bordeando el 6%. Pareciera que la inflación lejos estaba de ser pulverizada, y ni hablar de caberle un saludo porque "se va".  
Para el mes en curso, el número que difundirá el INDEC no pinta 
precisamente mucho más llevadero.  

Festejar con épica impostada  que todo va según lo previsto mientras rogamos a Dios Trump ayuda, resulta insólito. Es cierto que el patotero del Norte brindó un impresionante espaldarazo (en todo: cantidad, desembolso inmediato y uso de libre disponibilidad) y permite recuperar al Gobierno tras más de dos meses un poco la iniciativa política extraviada, pero esta megaayuda surge porque el presidente Milei fue a pedir la escupidera a raíz del fracaso total de su política cambiaria y parcial de su política económica. Al Banco Central se le vienen escurriendo los dólares temerariamente a causa del atraso cambiario y  la famosa "ancla cambiaria" se agotó como herramienta para contener el alza de precios. Nos vinimos a enterar asi que la inflación no era meramente un fenómeno derivado del exceso de dinero y excesivo gasto público como generador del déficit fiscal. 
 
La puesta en escena oficial llevó a festejar cual Mundial de fútbol un mayor endeudamiento vendido bajo el disfraz de la salida final del cepo, medida que aunque se omita que es gradual (en lo concerniente a las empresas, muchas de las restricciones cambiarias cruzadas se mantienen; por ejemplo, las compañías no están autorizadas a comprar bonos del Tesoro norteamericano) no deja de ser satisfactoria aunque demorada.  


Asimismo no se admite que se terminó devaluando, lo que desde el
primer mandatario y el ministro endeudador eterno Toto Caputo para
abajo se dedicaron a negar tan reiterada como enfáticamente que fuera
a acontecer. La mentira constituye como entre tanta casta, un eje
nodal de la construcción política de los libertarios.

El lunes, el dólar abrirá en 1.200, 1.300, 1.250 pesos... Tal vez
luego baje un poco, pero en esencia se producirá una devaluación del
20 al 25%.
El tipo de cambio está desfasado, cabía retocarlo, claro que con su
parafernalia grosera habitual es algo que Milei se cansó de negar, ya
sea la depreciación inevitable, ya sea el nuevo esquema de bandas de
flotación que le impuso el Fondo.
El mismo Milei que iba a dolarizar, iba a ser transparente anticasta y
es un miembro destacado más de ella así como su elenco de gabinete
(crypto gate, les suena?), iba a expulsar al comunismo reinante y
terminó enamorado de los yuanes de China, cambió su voto sobre el
impuesto a las Ganancias. Mejor no seguir para no cansar.

El Gobierno consigue aire, imposible no robustecerse con 30 mil
millones de dólares -más menos- entre FMI y organismos multilaterales
teledirigidos por el tío Donald.
Y así pasamos de un exitismo fallido a otro. Plumas de colegas
periodistas vendidas al oficialismo refieren por estas horas a que "Al
Gobierno ya no le preocupa el precio del dólar". Genialidad pura.
O "tememos a la deflación". Son tan grandes los mileístas¡¡¡ No es
para menos, tenemos el líder intergaláctico más importante de la
historia en la Rosada.

Sin embargo, sólo el tiempo pondrá las cosas en su lugar y marcará lo
consistente o efímero del enorme respaldo en forma de toma de nuevo
endeudamiento "inmoral", pócima  que siempre blanquea un salvavidas ante un
fracaso e hipoteca el futuro, según un tal Milei se ha cansado de
declarar, claro que  lo hizo antes, en modo candidato. Fluctuamos entre las lecturas tremendistas de un revival 2018 macrista con caída libre (Toto, teléfono) y la Argentina volando a tasas "argentinas" (ya no chinas).

El amigo Trump ojo, jugará en contra en términos de devaluaciones
competitivas y barreras comerciales. No todo lo que viene del Norte es amigable.
Otro tanto a auscultar es la deriva inflacionaria, lo que le importa al ciudadano
votante en definitiva (al que no le mueve demasiado el amperímetro  el
cepo o unas bandas cambiarias), que bien puede volver a desacelerar en
forma, si bien no creemos que antes de junio, y así ayudar a
encaminar a un triunfo en las elecciones de medio término a LLA. 
Como ya dijimos, tiempo al tiempo...

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