Una política económica-social de severos perjuicios a la mayoría de la población
Por Alejandro ROFMAN
Es bien sabido que en la Argentina el tipo de cambio es central como variable
demostrativa del comportamiento global de la economía. Si el tipo de cambio se
desmadra los precios se disparan. Si los precios se disparan, además de incumplirse la
principal meta del gobierno nacional que consiste en una tasa de inflación baja, se achica
la capacidad adquisitiva de la población en general y sobre todo de la que vive de un
salario, porque los precios no encuentran piso y el gobierno no quiere bajo ningún
concepto modificar la política salarial. La brecha entre un salario de reacción lenta y poco
significativa y un incremento de los precios aún desde un piso bajo pero sin
acompañamiento de incremento salarial deprime el salario real. Estamos hoy, lo digo con
todo el énfasis que puedan tener mis palabras, 6 o 7 puntos por debajo del nivel de salario
real de diciembre del 2023. Es un fracaso total del gobierno nacional que no puede
disimularse, porque son cifras oficiales, no son datos ni de un consultor ni de un analista
económico opositor.
Este fenómeno además traslada a toda la economía un progresivo debilitamiento
del consumo. El consumo masivo, según la consultora independiente Focus Market,
registró una caída intermensual elevada en septiembre. El signo negativo coincidió con el
publicado por otra consultora, Scentia, que marcó una contracción del 3,7% mes a mes
tomado el de septiembre como última medición, mientras que, si trasladamos el análisis al
valor interanual, septiembre de 2025 contra septiembre del año pasado, el desplome es
del 6,2%. Para todo el 2025 hasta ahora transcurrido, la disminución es del 3%. Estamos
entonces en un fenómeno que refleja el impacto directo de la corrección de precios
relativos principalmente en los servicios que ha ajustado mucho más rápido su ritmo de
crecimiento que los ingresos.
Esta contracción del consumo es mucho más pronunciada en el área
metropolitana, donde disminuyó en el mes de septiembre el 17%, según Focus Market,
con respecto al mes de agosto. En simpatía con lo anterior , el consumo cayó el 3%, y la
facturación el 4%. Estamos entonces en un proceso francamente desalentador. No hay
dato económico relevante (tipo de cambio, nivel del consumo, nivel del salario real, nivel
del empleo, expectativas de la actividad económica) que luzca favorable. Según el
INDEC, el espera que el volumen de producción en el sector industrial caiga en el último
trimestre del año.. Nada menos que la mitad de los industriales consultados por el INDEC
menciona que la demanda interna es insuficiente para generar una expectativa favorable,
y es la principal causa que limita la capacidad para aumentar la producción. Si vamos al
Índice de Confianza Empresarial que el INDEC recoge para el mes de septiembre, el nivel
negativo es del 23%, es el valor entre las respuestas optimistas y las pesimistas para lo
que viene, lo que implica un combo de caída fuerte del mercado interno en términos de
pérdida del salario real. El dato más relevante de la encuesta del INDEC es que el 28% de
los industriales consultados asevera que la situación de su negocio es mala, solo el 8% la
considera como buena.
Es lógico entonces que en esta circunstancia el desaliento colectivo y la
incertidumbre generalizada sea una respuesta clara y contundente frente a las opiniones
de los que comandan el poder ejecutivo nacional, que siguen hablando de mejoría. No sé
ve muy claramente que estadística leen, o qué opinión recogen, cuando las del principal
organismo que da cuenta de la marcha del sistema productivo no hacen más que marcar
retrocesos.
Un dato final para cerrar este panorama francamente desalentador. En Argentina,
según el INDEC, tener trabajo ya no garantiza escapar de la pobreza. Esto surge de la
información oficial, no es un invento de un dirigente político opositor. El dato refleja que el
21% de la población que tiene ocupación asalariada, o sea 4 millones y medio de
personas sobre un total de 21 millones de trabajadores, están bajo la línea de la pobreza.
Entre los desocupados por supuesto el dato es mucho peor: Es el 59% bajo la línea de la
pobreza. Pero es lógico. Tener un empleo, en cambio, para una quinta parte de la
población que trabaja, es estar envuelto en una situación de severa vulnerabilidad social.
Eso ocurre fundamentalmente en empleos informales y en aquellos de baja productividad.
El 40% de los independientes no registrados y el 38% de los informales viven en situación
de pobreza.
Es lógico pensar entonces en el rotundo fracaso de la experiencia económica del
actual gobierno. Datos del INDEC destruyen opiniones favorables, y estos datos del
INDEC nos colocan frente a un panorama muy incierto. No hay nada que exhibir que sea
alentador. Esta es la dura realidad.
En medio de esta situación poco favorable para la actividad productiva el empleo
asalariado del sector registrado no detuvo su deterioro y cayó un 0,1 % mensual durante
julio, según datos del INDEC Acorde con cifras oficiales se ha proyectado otra contracción
del 0,3 % para agosto, según una encuesta que realizó la Secretaria de Trabajo entre
empresas del sector productivo. Por otra parte, el INDEC mostró muy recientemente la
utilización de maquinarias en el sector industrial correspondiente a agosto que dio cuenta
que tal uso fue del 59,4 % es decir 1,8 % puntos menos que el año pasado, el segundo
peor agosto de la serie histórica
La producción industrial sufre por la caída del salario que es la principal
preocupación de la población según una encuesta realizada durante el mes de octubre
por Proyección Consultores La caída desde noviembre del 2023 para los ingresos del
sector registrado ha golpeado fuertemente el nivel del consumo de la población, en un
proceso recurrente de circularidad negativa que persiste en estos días
Este es el trasfondo real de la situación económica y social al momento en que
celebraron las elecciones parlamentarias el dia 26 de octubre
Los resultados de tal consulta popular no parecen haber sido afectados por las
efectos regresivos expresados todos, en esta nota, acorde con información oficial
emanada desde el mismo gobierno
Sin duda un sector muy significativo de la población sigue con la esperanza de una
recuperación de su situación insatisfactoria y es por ello que la crisis descripta no muestra
un impacto negativo sobre la conducta de los votantes. Es altamente factible que la muy
delicada situación económica del país, ejemplificada por el presidente Trump cuando
afirmó pocos días antes del citado día 26 que “los argentinos están muertos” para justificar
su apoyo financiero de más de 2.000 millones de dólares a fin de que no se desmadre el
tipo de cambio haya atemorizado seriamente a muchos votantes y los haya inhibido de
castigar al gobierno por el pésimo desempeño de la economía. Estábamos al borde de un
crack de gravísimas consecuencias de no haber mediado las decisiones salvadoras del
gobierno estadounidense pocos días antes de las elecciones. Es posible que la ansiada
calma que parecen demostrar los primeros signos efectivos sobre el tipo de cambio, luego
de las decisiones oficiales del gobierno del Norte sobre la conducción de la
economía, dotando al Banco Central de una inmensa cantidad de dólares para aliviar la
creciente demanda de la divisa extranjera, calme temporariamente el escenario
económico.
Pero la firme decisión del gobierno nacional según el presidente Milei de que no va
a cambiar ni en un ápice la política económica, tornará en poco tiempo irrelevante su
apoyo financiero, excepto que permitirá garantizar el pago del endeudamiento con el FMI de
45 000 millones de dólares del año 2018 y el de 20.000 millones de dólares de marzo de
este año pero no va a torcer la fase recesiva con caída de ingresos de los que menos
salarios perciben. El miedo al crack financiero que despertó en muchos ciudadanos y
ciudadanas a decisión de respaldar la política de Ajuste con Exclusión Social será un
justificativo de su conducta electoral pero ello no solucionará ni el atraso salarial ni la quita
de ingresos reales a los jubilados en la medida que no se cambie de modo radical la
actual política económica-social de severos perjuicios a la mayoría de la población
argentina.
demostrativa del comportamiento global de la economía. Si el tipo de cambio se
desmadra los precios se disparan. Si los precios se disparan, además de incumplirse la
principal meta del gobierno nacional que consiste en una tasa de inflación baja, se achica
la capacidad adquisitiva de la población en general y sobre todo de la que vive de un
salario, porque los precios no encuentran piso y el gobierno no quiere bajo ningún
concepto modificar la política salarial. La brecha entre un salario de reacción lenta y poco
significativa y un incremento de los precios aún desde un piso bajo pero sin
acompañamiento de incremento salarial deprime el salario real. Estamos hoy, lo digo con
todo el énfasis que puedan tener mis palabras, 6 o 7 puntos por debajo del nivel de salario
real de diciembre del 2023. Es un fracaso total del gobierno nacional que no puede
disimularse, porque son cifras oficiales, no son datos ni de un consultor ni de un analista
económico opositor.
Este fenómeno además traslada a toda la economía un progresivo debilitamiento
del consumo. El consumo masivo, según la consultora independiente Focus Market,
registró una caída intermensual elevada en septiembre. El signo negativo coincidió con el
publicado por otra consultora, Scentia, que marcó una contracción del 3,7% mes a mes
tomado el de septiembre como última medición, mientras que, si trasladamos el análisis al
valor interanual, septiembre de 2025 contra septiembre del año pasado, el desplome es
del 6,2%. Para todo el 2025 hasta ahora transcurrido, la disminución es del 3%. Estamos
entonces en un fenómeno que refleja el impacto directo de la corrección de precios
relativos principalmente en los servicios que ha ajustado mucho más rápido su ritmo de
crecimiento que los ingresos.
Esta contracción del consumo es mucho más pronunciada en el área
metropolitana, donde disminuyó en el mes de septiembre el 17%, según Focus Market,
con respecto al mes de agosto. En simpatía con lo anterior , el consumo cayó el 3%, y la
facturación el 4%. Estamos entonces en un proceso francamente desalentador. No hay
dato económico relevante (tipo de cambio, nivel del consumo, nivel del salario real, nivel
del empleo, expectativas de la actividad económica) que luzca favorable. Según el
INDEC, el espera que el volumen de producción en el sector industrial caiga en el último
trimestre del año.. Nada menos que la mitad de los industriales consultados por el INDEC
menciona que la demanda interna es insuficiente para generar una expectativa favorable,
y es la principal causa que limita la capacidad para aumentar la producción. Si vamos al
Índice de Confianza Empresarial que el INDEC recoge para el mes de septiembre, el nivel
negativo es del 23%, es el valor entre las respuestas optimistas y las pesimistas para lo
que viene, lo que implica un combo de caída fuerte del mercado interno en términos de
pérdida del salario real. El dato más relevante de la encuesta del INDEC es que el 28% de
los industriales consultados asevera que la situación de su negocio es mala, solo el 8% la
considera como buena.
Es lógico entonces que en esta circunstancia el desaliento colectivo y la
incertidumbre generalizada sea una respuesta clara y contundente frente a las opiniones
de los que comandan el poder ejecutivo nacional, que siguen hablando de mejoría. No sé
ve muy claramente que estadística leen, o qué opinión recogen, cuando las del principal
organismo que da cuenta de la marcha del sistema productivo no hacen más que marcar
retrocesos.
Un dato final para cerrar este panorama francamente desalentador. En Argentina,
según el INDEC, tener trabajo ya no garantiza escapar de la pobreza. Esto surge de la
información oficial, no es un invento de un dirigente político opositor. El dato refleja que el
21% de la población que tiene ocupación asalariada, o sea 4 millones y medio de
personas sobre un total de 21 millones de trabajadores, están bajo la línea de la pobreza.
Entre los desocupados por supuesto el dato es mucho peor: Es el 59% bajo la línea de la
pobreza. Pero es lógico. Tener un empleo, en cambio, para una quinta parte de la
población que trabaja, es estar envuelto en una situación de severa vulnerabilidad social.
Eso ocurre fundamentalmente en empleos informales y en aquellos de baja productividad.
El 40% de los independientes no registrados y el 38% de los informales viven en situación
de pobreza.
Es lógico pensar entonces en el rotundo fracaso de la experiencia económica del
actual gobierno. Datos del INDEC destruyen opiniones favorables, y estos datos del
INDEC nos colocan frente a un panorama muy incierto. No hay nada que exhibir que sea
alentador. Esta es la dura realidad.
En medio de esta situación poco favorable para la actividad productiva el empleo
asalariado del sector registrado no detuvo su deterioro y cayó un 0,1 % mensual durante
julio, según datos del INDEC Acorde con cifras oficiales se ha proyectado otra contracción
del 0,3 % para agosto, según una encuesta que realizó la Secretaria de Trabajo entre
empresas del sector productivo. Por otra parte, el INDEC mostró muy recientemente la
utilización de maquinarias en el sector industrial correspondiente a agosto que dio cuenta
que tal uso fue del 59,4 % es decir 1,8 % puntos menos que el año pasado, el segundo
peor agosto de la serie histórica
La producción industrial sufre por la caída del salario que es la principal
preocupación de la población según una encuesta realizada durante el mes de octubre
por Proyección Consultores La caída desde noviembre del 2023 para los ingresos del
sector registrado ha golpeado fuertemente el nivel del consumo de la población, en un
proceso recurrente de circularidad negativa que persiste en estos días
Este es el trasfondo real de la situación económica y social al momento en que
celebraron las elecciones parlamentarias el dia 26 de octubre
Los resultados de tal consulta popular no parecen haber sido afectados por las
efectos regresivos expresados todos, en esta nota, acorde con información oficial
emanada desde el mismo gobierno
Sin duda un sector muy significativo de la población sigue con la esperanza de una
recuperación de su situación insatisfactoria y es por ello que la crisis descripta no muestra
un impacto negativo sobre la conducta de los votantes. Es altamente factible que la muy
delicada situación económica del país, ejemplificada por el presidente Trump cuando
afirmó pocos días antes del citado día 26 que “los argentinos están muertos” para justificar
su apoyo financiero de más de 2.000 millones de dólares a fin de que no se desmadre el
tipo de cambio haya atemorizado seriamente a muchos votantes y los haya inhibido de
castigar al gobierno por el pésimo desempeño de la economía. Estábamos al borde de un
crack de gravísimas consecuencias de no haber mediado las decisiones salvadoras del
gobierno estadounidense pocos días antes de las elecciones. Es posible que la ansiada
calma que parecen demostrar los primeros signos efectivos sobre el tipo de cambio, luego
de las decisiones oficiales del gobierno del Norte sobre la conducción de la
economía, dotando al Banco Central de una inmensa cantidad de dólares para aliviar la
creciente demanda de la divisa extranjera, calme temporariamente el escenario
económico.
Pero la firme decisión del gobierno nacional según el presidente Milei de que no va
a cambiar ni en un ápice la política económica, tornará en poco tiempo irrelevante su
apoyo financiero, excepto que permitirá garantizar el pago del endeudamiento con el FMI de
45 000 millones de dólares del año 2018 y el de 20.000 millones de dólares de marzo de
este año pero no va a torcer la fase recesiva con caída de ingresos de los que menos
salarios perciben. El miedo al crack financiero que despertó en muchos ciudadanos y
ciudadanas a decisión de respaldar la política de Ajuste con Exclusión Social será un
justificativo de su conducta electoral pero ello no solucionará ni el atraso salarial ni la quita
de ingresos reales a los jubilados en la medida que no se cambie de modo radical la
actual política económica-social de severos perjuicios a la mayoría de la población
argentina.

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