El futuro de la sociedad argentina
Por ALEJANDRO ROFMAN
El proyecto del actual gobierno no es simplemente liberalizar, reduciendo al mínimo posible todas las regulaciones, y las actividades productivas locales. Fundamentalmente, aquellas
vinculadas a las áreas más protegidas por aranceles frente a la importación de sustitutos de la producción local, justamente la política totalmente distinta, diferente, en contradicción, con la
que viene impulsando el gobierno de Trump en Estados Unidos como estrategia frontal y principal de su política económica.
Lo que es mucho más importante y significativo es apreciar las tendencias a largo plazo del devenir económico de la Argentina.
Dos son los grandes ejes a través de los cuales se maneja el Gobierno nacional en la visión de país que tiene el presidente y sus principales seguidores, si nos anoticiamos del discurso oficial.
Esos ejes fundamentales marcan diferencias claras, no solo con lo que se hizo en la Argentina desde la Organización
Nacional, sino los que han seguido manejando como políticas de fondo la enorme mayoría de los países de mayor significación a escala mundial.
Uno es la negación de la justicia social como paradigma de protección a los más débiles que pueblan la sociedad en su mayoría. Paradigma que se fundamenta en que, si se aplican pautas diferenciadas de políticas, según el nivel de ingresos de los habitantes, o se somete a los que tienen mayor poder económico y riqueza a que se asigne parte de esos recursos al sostenimiento de las capas sociales más débiles (principios que regulan, por otra parte, los criterios de justicia social) se estaría cometiendo un crimen, un robo organizado. Se le estaría robando a los que tienen para alimentar a los que no tienen suficiente para vivir. Y para los libertarios que siguen la teoría económica del presidente cada uno ocupa un lugar en el cuadro social de la sociedad, de acuerdo a lo que puede lograr. Si no logra más, la culpa es de él. No hay ninguna fórmula que deba alterar, modificar o suplantar las equivocaciones, errores o desigualdades que marca el mercado que no sea originada en la misma persona. Cada uno es
artífice de su destino más allá del contexto.
Recordemos al respecto lo que afirma nuestro Himno Nacional:” Y en su trono la noble igualdad” es uno de los párrafos más relevantes. Milei ataca a la igualdad principio básico en el que asienta la Justicia Social lo que
implica un desencuentro fundamental con las ideas de los Padres de la Patria. Así, habría que que dejar de
financiar funciones básicas del Estado, que es reconocido como una ”organización criminal”, a la cual se afirma ,desde la cúpula del poder político, que hay que destruirlo y que tal destrucción es el principal objetivo de la gestión actual. Por ejemplo, se debería
anular la existencia de un sector de las de las fuerzas de seguridad que esté financiado por quienes más recursos tienen
vía el Presupuesto de la nación, para combatir incendios. Bomberos afuera, porque cada uno tiene que buscar la manera, si es afectado por un incendio, de apagarlo. Si no hay servicio de Bomberos financiado en el Estado con los impuestos que cobra
para combatir un incendio cada habitante debería disponer de equipamiento adecuado para tal fin y si no dispone de dinero que se haga de un balde para echar agua. El Estado debe abstenerse de actuar para compensar la falta de recursos de quiénes no han sido capaces de generarlo. El responsable es el sujeto incapaz y si el Estado opera para que se le provea de un servicio que no puede afrontar con su propio peculio está cometiendo un acto criminal, ya que le obliga a otros a aportar lo que no pueden afrontar los que no logran ingresos adecuados para sufragar el gasto correspondiente. Justificar como una acto de justicia social que sean los impuestos que paga el que puede, en un acto solidario, sostener un servicio indispensable para la subsistencia no puede admitirse bajo ningún concepto es el pensamiento fundamental del sr Milei y sus acólitos.
Idéntico razonamiento se plantea desde la visión anarco capitalista en otros aspectos centrales de la vida cotidiana. No debería haber salud pública gratuita a la que puedan acceder los que no tienen ingresos para enfrentar con su propio peculio el enfrentar enfermedades daños corporales por accidentes de cualquier tipo El cobro de impuestos para sostener un sistema estatal de salud para contingencias como la arriba citada se convierte, así en un robo liso y llano ... Justicia social, entonces, afuera.
Detrás de este marco ideológico extremo surge el principio de que no se debe intervenir ni regular
implica un desencuentro fundamental con las ideas de los Padres de la Patria. Así, habría que que dejar de
financiar funciones básicas del Estado, que es reconocido como una ”organización criminal”, a la cual se afirma ,desde la cúpula del poder político, que hay que destruirlo y que tal destrucción es el principal objetivo de la gestión actual. Por ejemplo, se debería
anular la existencia de un sector de las de las fuerzas de seguridad que esté financiado por quienes más recursos tienen
vía el Presupuesto de la nación, para combatir incendios. Bomberos afuera, porque cada uno tiene que buscar la manera, si es afectado por un incendio, de apagarlo. Si no hay servicio de Bomberos financiado en el Estado con los impuestos que cobra
para combatir un incendio cada habitante debería disponer de equipamiento adecuado para tal fin y si no dispone de dinero que se haga de un balde para echar agua. El Estado debe abstenerse de actuar para compensar la falta de recursos de quiénes no han sido capaces de generarlo. El responsable es el sujeto incapaz y si el Estado opera para que se le provea de un servicio que no puede afrontar con su propio peculio está cometiendo un acto criminal, ya que le obliga a otros a aportar lo que no pueden afrontar los que no logran ingresos adecuados para sufragar el gasto correspondiente. Justificar como una acto de justicia social que sean los impuestos que paga el que puede, en un acto solidario, sostener un servicio indispensable para la subsistencia no puede admitirse bajo ningún concepto es el pensamiento fundamental del sr Milei y sus acólitos.
Idéntico razonamiento se plantea desde la visión anarco capitalista en otros aspectos centrales de la vida cotidiana. No debería haber salud pública gratuita a la que puedan acceder los que no tienen ingresos para enfrentar con su propio peculio el enfrentar enfermedades daños corporales por accidentes de cualquier tipo El cobro de impuestos para sostener un sistema estatal de salud para contingencias como la arriba citada se convierte, así en un robo liso y llano ... Justicia social, entonces, afuera.
Detrás de este marco ideológico extremo surge el principio de que no se debe intervenir ni regular
las acciones de los seres humanos so pretexto de desigualdades en la capacidad de desenvolverse cada uno en el marco de la sociedad humana contemporánea Un ejemplo resaltante a tal efecto tiene que ver con los ingresos de cada uno
según cómo le va en el mercado. En una
sociedad capitalista, afirman los libertarios, cada ciudadano está en condiciones de desempeñar un trabajo remunerado. Si lo que
sociedad capitalista, afirman los libertarios, cada ciudadano está en condiciones de desempeñar un trabajo remunerado. Si lo que
pretende por ese trabajo no los puede obtener para conseguirlo, deberá reducir el monto que solicita hasta que esté en condiciones de lograr la plaza de trabajo a la que aspira Siempre tendrá la posibilidad de obtener un empleo. Solo dependerá de ser flexible al solicitar una remuneración que el mercado de demanda laboral acepte afrontar el monto salarial que
dicho mercado determine. El Estado debe abstenerse de fijar criterios arbitrarios para obligar al potencial empleador a pagar una remuneración que no considere apropiada. El disponer el establecimiento de un salario mínimo que obligue a potenciales empleadores a contratar a un trabajador. Es limitar el accionar libre de demandantes y oferentes de tan bajo.
beneplácito, cualesquiera sean sus consecuencias. Brindar salud a niños carentes por dificultades en el sostenimiento de tratamientos prolongados en familias de muy escasos
ingresos supone un desatino total. Que cada uno busque la salud que se merece, deberíamos pensar. Por supuesto, esta concepción del impuesto como un robo, que apunta a
eliminarlo en última instancia en forma total, para que cada uno en la vida cotidiana busque la manera de sostenerse a sí mismo, está personificada, en justificar una solución final a toda la
problemática del rol del Estado en la sociedad. Nada de Estado, cero de Estado en la concepción final. Tardará todo el tiempo que haga falta avanzar en este objetivo, pero el Estado es una organización criminal, porque propicia el robo de los que tienen recursos para financiar actividades imprescindibles para la subsistencia de los que no poseen recursos, cualesquiera hayan sido las causas respectivas.
Creo que hay que ser muy consciente de estos dos principios o ejes fundamentales para pensar en el futuro de la sociedad argentina si siguen prevaleciendo y, por supuesto, en el
destino de los millones y millones de habitantes que pueblan el territorio y que son incapaces, porque no tienen cómo hacerlo con sus ingresos mensuales o anuales, de satisfacer sus
necesidades básicas. Está, por supuesto, este principio fundamentalmente opuesto al lema
que sostiene que donde hay una necesidad surge un derecho. Al contrario, para los anarcocapitalistas que nos gobiernan, donde hay una necesidad que cada uno se arregle como
pueda para satisfacerla. Los demás habitantes no son responsables de ninguna manera de hacerlo. El criterio de la solidaridad; el criterio de la vida en común; el criterio de la comunidad organizada; el criterio de la cohesión social son todas formas espurias de una sociedad basada en el crimen del impuesto.
Me parece que estamos enfrentados a un destino muy ingrato si quienes propugnan estos dos ejes fundamentales continúan prevaleciendo en la definición de las políticas básicas de una
sociedad como la nuestra. Desde ya, la Constitución Nacional establece claramente el principio de la justicia social, afirma explícitamente que el impuesto es la forma de recaudar recursos
con criterios de equidad social. Si se sigue postulando lo que hemos planteado como ejes fundamentales se está contra la Constitución, aún cuando todos los que hoy ejercen funciones
ejecutivas centrales en la sociedad argentina juraron por la Constitución nacional y afirmaron
que la iban a defender y la iban a aplicar. Incluso plantearon, en todos los casos, que, si no lo hicieran, la Patria debería demandárselos.
Estamos, entonces, en presencia de una situación conflictiva contra el estatuto básico de convivencia de la sociedad argentina, que de algún modo se tendrá que resolver a los fines de
ingresos supone un desatino total. Que cada uno busque la salud que se merece, deberíamos pensar. Por supuesto, esta concepción del impuesto como un robo, que apunta a
eliminarlo en última instancia en forma total, para que cada uno en la vida cotidiana busque la manera de sostenerse a sí mismo, está personificada, en justificar una solución final a toda la
problemática del rol del Estado en la sociedad. Nada de Estado, cero de Estado en la concepción final. Tardará todo el tiempo que haga falta avanzar en este objetivo, pero el Estado es una organización criminal, porque propicia el robo de los que tienen recursos para financiar actividades imprescindibles para la subsistencia de los que no poseen recursos, cualesquiera hayan sido las causas respectivas.
Creo que hay que ser muy consciente de estos dos principios o ejes fundamentales para pensar en el futuro de la sociedad argentina si siguen prevaleciendo y, por supuesto, en el
destino de los millones y millones de habitantes que pueblan el territorio y que son incapaces, porque no tienen cómo hacerlo con sus ingresos mensuales o anuales, de satisfacer sus
necesidades básicas. Está, por supuesto, este principio fundamentalmente opuesto al lema
que sostiene que donde hay una necesidad surge un derecho. Al contrario, para los anarcocapitalistas que nos gobiernan, donde hay una necesidad que cada uno se arregle como
pueda para satisfacerla. Los demás habitantes no son responsables de ninguna manera de hacerlo. El criterio de la solidaridad; el criterio de la vida en común; el criterio de la comunidad organizada; el criterio de la cohesión social son todas formas espurias de una sociedad basada en el crimen del impuesto.
Me parece que estamos enfrentados a un destino muy ingrato si quienes propugnan estos dos ejes fundamentales continúan prevaleciendo en la definición de las políticas básicas de una
sociedad como la nuestra. Desde ya, la Constitución Nacional establece claramente el principio de la justicia social, afirma explícitamente que el impuesto es la forma de recaudar recursos
con criterios de equidad social. Si se sigue postulando lo que hemos planteado como ejes fundamentales se está contra la Constitución, aún cuando todos los que hoy ejercen funciones
ejecutivas centrales en la sociedad argentina juraron por la Constitución nacional y afirmaron
que la iban a defender y la iban a aplicar. Incluso plantearon, en todos los casos, que, si no lo hicieran, la Patria debería demandárselos.
Estamos, entonces, en presencia de una situación conflictiva contra el estatuto básico de convivencia de la sociedad argentina, que de algún modo se tendrá que resolver a los fines de
evitar que esta ideología individualista y egoísta y carente de sentido solidario se mantenga vigente en el transcurrir del tiempo.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal