La macro no está ordenada
Por Hernán Neyra
Economista & Columnista de Construcción Plural
Trascurrido año y medio largo de gestión Milei, ¿qué es lo que tenemos como balance de estos casi dos años? ¿Por qué la cosa no arranca ni parece poder arrancar?
Y allí vamos hacia el sofisma de "la macro ordenada" . No hay ninguna macro ordenada: hay desequilibrio externo, fiscal, monetario, productivo y social.
Veamos.
Hay un desequilibrio externo: se reduce el saldo del comercio exterior y tenemos déficit comercial con China, Estados Unidos y la Unión Europea. Tenemos récord de déficit de balanza
de turismo que se come el superávit energético (gastamos los ingresos de Vaca Muerte yendo a Disney). Sigue habiendo cepo para empresas y los dividendos no girados al exterior se
estiman en U$S7.000 millones que están esperando para salir en cuanto se libere. Y eso mismo es lo que frena nuevas inversiones que no tienen horizonte de poder girar ganancias.
Hay desequilibrio fiscal, porque hay un supuesto superávit financiero que, nos dicen, corre riesgo si las provincias reciben los fondos propios, si se aumentan los sueldos de los médicos de
un hospital, si se aumenta el monto de un bono para jubilados en $40.000 pesos. Si cualquier cosa destruye el superávit es que no hay tal superávit, sino postergación de gastos inevitables.
Y lo peor es la capitalización de los intereses que no se pagan hoy, aumentando el peso de los intereses futuros de la deuda que hoy se ignora y se capitaliza en nuevos bonos. Se bajan impuestos que no se traducen en mayor recaudación por crecimiento económico. No hay
mejoras de productividad, no hay obra pública, no hay privatizaciones que hagan prever mayores ingresos fiscales; no hay gestión ni reducción de la informalidad.
Hay desequilibrio financiero. Las tasas de interés son exorbitantes. Y mientras más altas, mayores los incentivos a la toma de ganancias en el mercado para transformarlas en dólares con precios contenidos por operaciones en el mercado de futuros que generan mayor
desequilibrio financiero. El ministro de Economía se lamenta de que no haya un mercado de capitales vigoroso cuando el presidente del Banco Central sube los encajes a niveles altísimos,
mientras la emisión de pesos es constante, reduciendo el crédito, para evitar la mayor demanda de dólares porque, si sube el tipo de cambio, no hay otras políticas antiinflacionarias.
Hay desequilibrio productivo. Desde que cierran empresas textiles, productoras de bienes de consumo, cierran quioscos, se van empresas multinacionales, no sube la inversión más que en
sectores extractivos o el agro (que tienen los salarios más bajos y los menores coeficientes de empleo de la economía). La apertura y el tipo de cambio bajo sostenido por el mismo gobierno
hacen que remplacemos producción nacional por importados, destruyendo puestos de trabajo locales, en blanco, con lo que el sistema previsional será cada vez más deficitario.
Hay desequilibrio social cuando aumenta el desempleo y la principal preocupación de la población dejó de ser la inflación para ser el nivel de precios, el miedo a perder el trabajo y la caída en la calidad de vida. La ficción de los salarios altos en dólares con dólar artificialmente bajo da por resultado que un trabajador necesite 13 años de su sueldo entero para acceder a su primera vivienda, según Reporte Inmobiliario, cuando durante la convertibilidad eran 4
años. Con la misma lógica, un alquiler de un ambiente se lleva el 75% de una jubilación mínima.
Entonces ¿dónde está la macro ordenada? Ayer el titular del Palacio de Hacienda expresó que había poco crédito en dólares…Claro: quiere más crédito mientras tienen que subir los encajes en pesos
para evitar la fuga hacia el dólar, aumentando las tasas de interés. ¿Dónde se ve la lógica de algún modelo de crecimiento? ¿Quién tomaría crédito en dólares cuando ni el propio FMI es
capaz de afirmar que la balanza de pagos es sustentable ya que el Gobierno no puede juntar reservas en dólares?
El panorama no es alentador. No hay coherencia macroeconómica ni sustentabilidad. No hay política antiinflacionaria más que el tipo de cambio bajo con apertura comercial. Y los peligros
de sostener estas políticas combinadas por mucho tiempo son la profundización de la crisis y el achicamiento de la economía. En ese caso, seguiríamos hablando de un tradicional ajuste recesivo sin ningún esfuerzo, ni siquiera, por ser creativos y pensar alguna política compensatoria.
Esa es la crueldad de este ajuste: no hay políticas de contención más que el aumento de la Asignación Universal por Hijo.
Para revertir todas estas carencias ¿el Gobierno haría algo distinto en la segunda mitad de mandato?
Difícilmente, por cuestiones ideológicas. Un eventual cambio de gabinete no supondría grandes giros en las políticas. Así que ya podemos intuir lo que quedará de herencia para el final de los cuatro años de mandato libertarios.
Etiquetas: economia
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