Luis Garasino, el cronista de Clarín que se movía como pez en el agua entre las Fuerzas Armadas gracias a que tenía un hermano en el ejército, había adelantado que la fecha exacta para sacar a Isabelita de la Rosada era el 23 de marzo. El martes 23 de marzo Garasino llamó temprano a Cytrynblum y éste a la viuda para transmitir un seco mensaje: -El golpe es hoy. Está confirmado.
Durante todo el día los periodistas de política prepararon la edición del miércoles 24 de marzo con artículos que hablaban de la "culminación de un proceso" y redactaban, después de consultar en el archivo, los antecedentes de los militares que se apoderarían de la Rosada. Lo mismo ocurría en la mayor parte de las redacciones del país. Mientras tanto, en actuaciones dignas de un Martin Fierro, Lorenzo Miguel y algunos dirigentes peronistas anunciaban a la prensa, después de entrevistarse con la presidenta, que se iban tranquilos a sus casas y que el golpe era una fantasía.
- Oíme Garasino, estoy cerrando el diario con todo un material que anuncia el fin de Isabel y hay tipos que salen de la Casa de Gobierno diciendo que no pasa nada. ¿Qué mierda hago?
- Marquitos, quedate tranquilo. Hago una llamadita y te pego otro telefonazo.
Diez minutos después, Garasino hablaba con su alta fuente del ejército y recibía casi una orden: "Es hoy le dije, después de la medianoche". Llamó a Cytrynblum y lo dejó tranquilo: "Solo falta precisar la hora". Fue entonces cuando se produjo en Clarín la misma queja que se repetía esa noche, con mucho humor negro, en todos los matutinos: "Qué milicos hijos de puta, mirá a la hora que van a dar el golpe, justo para enterrarnos a todos nosotros. Solo piensan en La Razón que es vespertina y es de ellos".
Durante todo el día los periodistas de política prepararon la edición del miércoles 24 de marzo con artículos que hablaban de la "culminación de un proceso" y redactaban, después de consultar en el archivo, los antecedentes de los militares que se apoderarían de la Rosada. Lo mismo ocurría en la mayor parte de las redacciones del país. Mientras tanto, en actuaciones dignas de un Martin Fierro, Lorenzo Miguel y algunos dirigentes peronistas anunciaban a la prensa, después de entrevistarse con la presidenta, que se iban tranquilos a sus casas y que el golpe era una fantasía.
- Oíme Garasino, estoy cerrando el diario con todo un material que anuncia el fin de Isabel y hay tipos que salen de la Casa de Gobierno diciendo que no pasa nada. ¿Qué mierda hago?
- Marquitos, quedate tranquilo. Hago una llamadita y te pego otro telefonazo.
Diez minutos después, Garasino hablaba con su alta fuente del ejército y recibía casi una orden: "Es hoy le dije, después de la medianoche". Llamó a Cytrynblum y lo dejó tranquilo: "Solo falta precisar la hora". Fue entonces cuando se produjo en Clarín la misma queja que se repetía esa noche, con mucho humor negro, en todos los matutinos: "Qué milicos hijos de puta, mirá a la hora que van a dar el golpe, justo para enterrarnos a todos nosotros. Solo piensan en La Razón que es vespertina y es de ellos".
Texto extraído de La Noble Ernestina de Pablo Llonto. Un poco, tal vez, para reflexionar sobre la complicidad de los medios de comunicación con el Proceso, como bien dice Lelaina del blog http://eternosusurro.blogspot.com/
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