Atilio Borón, politologo, profesor de Teoría Polìtica de la UBA, y ex secretario
ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Cs. Política, en CONSTRUCCION PLURAL.
Segunda parte:
"El país vive un clima de crispación, muchísima intolerancia política, un temor muy grande e infundado del gobierno,
infundado ya que sin hacer campaña el año que viene gana las elecciones, no por mérito propio si no por ausencia de la oposición".
"No hay alternativas políticas, en primer lugar porque como hemos salido de lo más profundo de la crisis, la gente se siente de
alguna manera más tranquila y más cómoda, y en segundo término, debido a que no hay ninguna oferta electoral medianamente
atractiva como para compararse con el presidente hoy".
"El centro derecha o la derecha no tiene ni nuevos personajes creíbles ni experiencia efectiva de gobierno. El único que podría
ser un poco una figura algo novedosa es (Mauricio) Macri, pero no es lo mismo ser presidente de Boca que del país"
"(Roberto) Lavagna ya estuvo en el gobierno como superministro de (Eduardo) Duhalde y de Kirchner, no puede resultar algo
diferente a lo que ya hizo. Lavagna hizo un escandalete al fin de su gestión por una aumento de 20 pesos a los jubilados,
temiendo a una estampida inflacionaria. Es un hombre de un pensamiento básicamente conservador aunque aggiornado,
no es autoritario pero no tiene un pensamiento de avanzada".
"Y el centro izquierda es un enorme archipiélago totalmente desarticulado sin ninguna capacidad de unificación política".
"La impresión muchas veces es que son enfrentamientos más ficticios o ilusorios que reales. Con algunos, sólo algunos, sectores
empresariales, se ha peleado. Pero la economía evoluciona a partir del ritmo de crecimiento del 9 por ciento con una fenomenal
concentracion de ingresos, una política tributaria extremadamente generosa para los sectores de las firmas de capital más concentrado".
"Si Kirchner acumulara tanto poder como se dice, podría hacer muchas cosas que no ha hecho. Nadie dice expropiar Repsol, pero sí por
lo menos decirle señores, se nos están acabando las reservas, ustedes no tienen ningún plan de reinversión, no han descubierto un solo
pozo petrolero en los últimos 10 años desde que tienen las concesiones, bueno, seamos razonables, algo distinto tenemos que hacer".
"Sin liderazgo, sin fuerza, sin convicción, tanto en Brasil como en Argentina y otros gobiernos de América Latina no han querido encarar
un proceso reformista y se han quedado a mitad de camino con meras políticas asistencialistas, clientelísticas, que cierto es que tienen
una retribución para los dirigentes ya que en las regiones más pobres, más analfabetas, más dependientes de la ayuda estatal,
como es en el Gran Bs. As. en nuestro país , se convierte en una maquinaria para captar los votos de poblaciones marginadas y excluídas".
"Los gobiernos tienen un plazo de no más de un año como mucho, en realidad, son 6 meses, para mostrar su voluntad de cambio.
Lo que no hicieron en esa etapa, no lo harán nunca más. Por eso no se pueden esperar modificaciones en un segundo mandato de
cualquiera de estos presidentes como Lula y (Néstor) Kirchner".
"Los cambios se pueden llevar a cabo siempre que un gobierno esté dispuesto a aceptar que va a haber gente y sectores que se van
a enojar. Los políticos posibilistas que dicen esto no lo hago porque se va a enojar tal sector, o los EEUU, por qué no se quedaron
en su casa...Para gobernar y cambiar el mundo un poquito -nadie dice dar vuelta todo- hay que enojarse con sectores".
"Lula despertó enormes expectativas en América Latina al asumir, pero lamentablemente ha resultado una gran decepción. Si bien
no podría decirse que lidera un gobierno malo, sí se puede decir que la suyo es una gestión que ha estado muy por debajo de esas
expectativas, y donde los grandes de Brasil han quedado irresueltos, con un ritmo de crecimiento débil, y donde se ha beneficiado
el capital financiero. El Estado brasileño se dedicó a captar impuestos para transferirlos luego a los grandes acreedores del país.
Con ese modelo económco, y por más que el gobierno se esfuerce, y que Lula pueda ser un dirigente muy apreciado por sus bases,
es imposible que un país crezca fuerte. Las tasas de interés han sido absolutamente extravagantes, insensatas, favoreciendo al gran
capital financiero".
"Nadie le pide a Lula una revolución, pero sí un gobierno seriamente reformista, y su administración no lo ha sido. Si bien es muy difícil
hacer reformas en América Latina ya que las presiones son enormes, los empresarios no colaboran, los medios de comunicación tampoco,
los grupos del establichment tienen un peso enorme para mantener las cosas sin cambios, las grandes potencias no colaboran, a Lula sólo
se le podía pedir un programa seriamente reformista, como han aplicado los países del Norte de Europa, que en los años de la posguerra
fueron audazmente reformistas, y no ha hecho nada en ese sentido".
"El problema son las promesas falsas de campaña".
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