La visión del politólogo Atilio Borón:
"El rotundo triunfo de Mauricio Macri y la victoria de Fabiana Ríos (ARI) en Tierra del Fuego son ambos resultados muy significativos que ameritan un análisis. Sobre todo el de la Capital Federal por la gravitación que tiene lo que ocurre en Buenos Aires en todo el país, sin desmerecer para nada lo que ha sido un gran triunfo en Tierra del Fuego. Hay es un mensaje muy claro para el gobierno: las visiones complacientes de que el país va muy bien, de que aumentamos las reservas, de que el crecimiento se registra en niveles chinos del 8 ó 9 % no llegan al conjunto de la población por la razón muy simple de que la economía crece pero no hay real distribución. La economía crece pero los hospitales están en una situación de casi destrucción total; las escuelas públicas tienen aulas que se les vienen abajo. Evidentemente el electorado -que no se deja impresionar por las grandes cifras, que ya aprendió que todo ese manejo de las grandes cifras macroeconómicas no reflejan la realidad de lo que pasa en el común de la gente, como en los 90- decidió votar por aquel que de alguna forma fue seleccionado por el gobierno para ser su gran rival. El gobierno cometió varios errores en cadena que dieron como resultado esta situación totalmente inesperada como es un triunfo muy categórico de Macri en la Capital Federal. Porque hay que decir que es muy difícil que en un ballotage haya 22 puntos de diferencia. Y sin embargo acá los tuvimos".
"Si durante la campaña para encarar la segunda vuelta el presidente se hubiera callado, Daniel Filmus hubiera hecho una mejor elección, pero no se pudo contener. Sin duda, Kirchner debe estar muy preocupado preguntándose por qué si se están haciendo las cosas bien desde el punto de vista de la macroeconomía surgió este revés. Pero la gente no vota con los datos de la macroeconomía. El gobierno minimizó muchas cosas, por ejemplo, el manotazo pegado sobre el INDEC y eso cayó muy mal en la población porque es algo que afecta día a día, es la conducta consumidora de los porteños. Ellos sienten cómo que les toman el pelo, el gobierno dibuja un número y cree que la gente es tan tonta que se lo iba a creer. El mensaje para el gobierno fue: "no nos tomen por tontos, podemos ser pasivos, podemos tener gran tolerancia pero en un momento determinado nos vamos a dar vuelta".
"Pese a la situación en la que se encuentra la Ciudad de Buenos Aires, Macri puede hacer una gestión que puede ser bien valorada por los porteños y a partir de ahí por la ciudadanía en general de la Argentina. En realidad, los jefes de Gobierno porteños que hemos tenido no han sido protagonistas de jefaturas muy brillantes. Si uno mira la gestión de (Aníbal) Ibarra a lo largo de los años, no fue precisamente superlativa. La gestión de Jorge Telerman en cierto sentido fue un poco mejor en algunas cosas -al menos en el tema del espacio público, plazas, pavimentación- pero no llegó a ser un alcalde como el socialista Hermes Binner en Rosario. Entonces con poco que haga Macri y su gente va a ser muy probable que consigan afianzar y consolidar una votación muy fuerte. Y eso es preocupante porque la dispersión de la izquierda es muy grande. No gravita en el escenario porteño y además producto de este resultado electoral el gobierno va a tender a correrse un poco más hacia el centro, esto es, acercarse hacia las posiciones victoriosas de Macri en lugar de profundizar un proyecto que vaya más hacia la izquierda. Por cierto no comparto las expresiones que he escuchado de algunos partidos de izquierda que sostienen que ahora el gobierno va a definir un perfil de izquierda. Yo creo que más bien va a darse lo contrario".
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