MARCOS NOVARO es sociólogo, filósofo y profesor de Teoría Política Contemporánea en la UBA e investigador del CONICET.
"El problema del debilitamiento de los partidos - que es en parte una consecuencia heredada del 2001 y de un largo proceso de deterioro, pero también ha sido ex profeso profundizada por el gobierno que encontró en esa debilidad una forma de concentrar el poder- es un problema muy serio. Cuando las campañas dejan de tener interés porque no se decide nada en ellas, la competencia electoral deja de ser significativa, los ciudadanos no le prestan atención ni participan de ella poniendo el juego democrático en riesgo. Uno de los problemas que podemos llegar a enfrentar es que el actual gobierno gane por una amplísima diferencia, saque de eso conclusiones muy erradas, crea que tiene un aval para hacer cualquier cosa o un cheque en blanco e ignore el problema de legitimidad que se está generando en parte al que contribuye su propio éxito, que es que el juego electoral no tiene significado en una situación donde no hay competencia real, con el peligro de perpetuarse en el tiempo pero vaciándose de contenido. Cuando pasa eso los regímenes políticos tienen dificultades para seguir funcionando. Habrá que ver cómo reacciona el gobierno, si sus líderes son lo suficientemente perspicaces para advertir los riesgos que están corriendo o creen que porque tienen todas las cartas en la mano pueden seguir ganando y sacando provecho de la situación en el futuro en forma ilimitada. Por ahora muchos reflejos reflexivos no se les ve".
"Cristina sigue la pauta de Néstor Kirchner, no habla con la prensa, no habla con la oposición, no le interesa reforzar ese juego competitivo, todo lo contrario. Se estimula esta idea de la gran coalición de todos los ganadores, los que están afuera son los que están condenados a perder y por ese camino tal vez se construya un poder que tiene pies de barro. Cuando haya mal humor social ese mal humor puede expresarse en formas anti institucionales. Todos aquellos que protesten frente a un poder que está reuniendo a todos los que tienen capacidad de decisión, la única forma de expresarse es por vías anti institucionales, pataleando como hacen los de Gualeguaychú y eso no es muy fácil de controlar porque cuando se polarizan los sistemas de esta manera, lo que termina sucediendo es que la sociedad no se reconoce en aquellos a los que ella misma le ha otorgado el poder. De una elección por amplio margen Cristina Fernández de Kirchner podemos pasar muy rápidamente a una situación de crisis de representación. Es preocupante que el gobierno crea que le puede ir demasiado bien y que no reconozca sus propias limitaciones. Además conociendo a los personajes, ellos son propensos a esta idea un poco omnipotente. Es razonable esperar una postura más prudente".
"La posibilidad de un poder bifronte, de un poder compartido entre Néstor Kirchner y Cristina Kirchner es una situación que puede llegar a ser bastante inédita porque en verdad nunca ha habido un presidente que no sea al mismo tiempo jefe de su coalición. Tal vez no expresamente pero si ímplícitamente se está planteando dentro del matrimonio y dentro del vértice del poder una suerte de división de roles. Cristina de Kirchner dice que va a ocuparse de la gestión, de cambios en la administración de las políticas públicas, en tanto Néstor Kirchner anuncia que va a encargarse del proyecto de largo plazo de construcción partidaria y eso lo colocaría como jefe de la coalición política, de sostén del gobierno. Sería algo inédito, no inviable necesariamente, pero sí inédito y habría que ver si funciona efectivamente o termina generando una doble imposibilidad: Cristina sin autoridad para imponerse como jefa de gobierno y Néstor pretendiendo imponer cambios que también se frustren por falta de autoridad. Veo muy difícil que el gobierno tenga el margen de acción como para lograr verdaderamente un juego demasiado innovador en estos términos. Tal vez lo que logra es salir del paso de una serie de dificultades que ellos mismos han creado en términos económicos y de política exterior entre otras cosas. El próximo va a ser un gobierno que posiblemente tenga un espacio acotado para innovar. Va a tener que empezar básicamente resolviendo problemas".
"En la cúspide de la agenda de temas a resolver por el gobierno entrante está la inflación y otros temas de carácter económico bastante difíciles como la necesidad de promover y acelerar inversiones en áreas estratégicas que están muy retrasadas y que van a ser cada vez más cuello de botella para el crecimiento: energía, servicios públicos en general. Y un problema que se viene arrastrando y pateando para adelante: cerrar el dafault. Argentina sigue en default con los hold outs, con el Club de París, y desde afuera ya nos están diciendo que esta situación no se tolera más. Contra lo que dice Néstor Kirchner, ha sido una bendición tener a (George) Bush enfrente porque ha sido muy tolerante y al mismo tiempo se le ha podido pegar sin costos; y esto ya no va a ser así para el próximo gobierno. Va a tener que hacer sus deberes en términos financieros y eso se relaciona también con los conflictos que tiene en materia de política exterior abiertos, con muchos frentes: con Uruguay por las papeleras, con Chile por el gas, qué se va a hacer con Venezuela. Todas estas cuestiones son "costosas" en términos externos y también de política doméstica porque optar por un término u otro le hace perder parte de los apoyos que en la ambigüedad han logrado sumar. El gran beneficio de los Kirchner hasta ahora ha sido que no han tenido contrincantes de peso y eso se va a expresar en las elecciones. La ambigüedad se puede mantener y prolongar en el tiempo si no hay quien la impugne."
"En el caso de Uruguay el gobierno nacional contribuyó mucho a extremar las posiciones del reclamo de la gente de Gualeguaychú. Un reclamo que podría ser de alguna manera negociable convertirlo en una situación de a ganar o morir. En un terreno en el cual era evidente que era casi imposible ganar. Ahora hay que pagar simplemente los costos de una puesta adrede del gobierno porque encaró durante todos estos años su política exterior básicamente con fines domésticos, para ganar popularidad interna. No le importó pagar costos externos porque le parecían menores en relación a lo que crea estar ganando internamente. Esas ganancias son pan para hoy y hambre para mañana". "Creo que hay problemas de transparencia electoral. Eso sin duda existe, no es solamente fantasía de los que pierden por poco. Hay elecciones reñidas pero además en esas elecciones reñidas hay motivos serios para pensar que quien gane o quien pierda no se resuelve realmente en las urnas sino a través de mecanismos oscuros, contrarios a la voluntad popular. Más allá de esto, el problema principal que se plantea a nivel nacional no es ese sino el de la falta de competencia; hasta ahora en las elecciones nacionales ha habido, históricamente, desde el inicio de la transición democrática en el ’83 elecciones muy competitivas. Realmente en las campañas se decidía quién ganaba; entonces los partidos tienen un incentivo para participar del juego. Pueden actuar en la campaña electoral para pesar, coaligarse de una manera u otra incide en los resultados y en cómo se distribuye el poder político. El juego electoral donde los ciudadanos deciden es importante para la distribución del poder político. Ese dato se puede extraviar cuando quien gane o quien pierda está prácticamente preestablecido, no hay más que una fuerza política que es competitiva a nivel nacional y por lo tanto no compite con nadie y por tanto el poder político se empieza a decidir en otros ámbitos. El voto del ciudadano pesa poco y los partidos que están condenados a perder tienen pocos incentivos para coaligarse y también para participar del juego. O me sumo al ganador o no existo. Eso es lo que ha estado pasando a nivel nacional por eso la existencia de los radicales K, de socialistas K que ven que si quieren pesar a nivel nacional tienen que sumarse porque no hay otra".
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