martes, julio 08, 2008

Cuatro realismos para una noticia


Por Eduardo Zamorano – Abogado

La liberación de Ingrid Betancourt es, por sobre cualquier especulación intelectual, un acontecimiento FELIZ.

A continuación algunas reflexiones sobre la noticia que conmueve al mundo.

1.- El REALISMO MAGICO es un movimiento literario que se caracteriza por presentar lo irreal como algo normal y cotidiano.

Refiriéndose a su novela “Cien años de soledad”, así lo definió el colombiano Gabriel García Márquez:

“Mi problema más importante era destruir la línea de demarcación que separa lo que parece real de lo que parece fantástico. Porque en el mundo que trataba de evocar, esa barrera no existía”.

El gobierno colombiano y el coro periodístico (ver, entre muchos otros, La Nación del 4/7) difunden que los hechos sucedieron más o menos de este modo:

Agentes de inteligencia se infiltraron en las FARC; ganaron la confianza del grupo que cautivizaba a Ingrid; convencieron a sus jefes para trasladarla, junto con otros catorce rehenes en un helicóptero provisto por “una organización humanitaria extranjera” (SIC) hacia otro campamento donde estaría Alfonso Cano, actual jefe de la organización; luego de abordada la máquina por guerrilleros y rehenes, los primeros fueron pacíficamente reducidos y los segundos exitosamente liberados.

Y colorín colorado……….

Este escriba abomina de las FARC y conceptúa que sus fechorías -como el atroz cautiverio de Betancourt y miles de rehenes- constituyen delitos de lesa humanidad, los cuales -como ha recordado nuestra Corte Suprema- son imprescriptibles e inamnistiables.

Ahora bien, una cosa es considerar a los insurgentes como fanáticos inhumanos, y otra suponer que son tontos de capirote. Esa es, en principio, la obligada conclusión a que se arriba creyendo en la versión oficial.

Es posible, y hasta podría comprenderse, que la realpolitik obligue a silenciar datos que tornarían verosímil el episodio.

Tal vez resulte negativo recordar el convenio para asesoramiento en cuestiones de inteligencia que vincula a Colombia e Israel desde 1980, aproximadamente.

Esta conexión se verifica en el plano oficial con los consejos del mítica Mossad al Ejército colombiano, pero también de manera oficiosa.

El periodista Eduardo Febbro (Pagina 12 del 4/7) menciona a Yair Klein, un ex militar israelí, fundador de la empresa de seguridad Spearhead Ltd que entrenó a muchos grupos armados irregulares, desde Sierra Leona a Bogotá. Este curioso personaje fue condenado en Colombia a 10 años de cárcel por su participación en el entrenamiento de paramilitares y narcotraficantes.

El outsourcing o tercerización no es patrimonio exclusivo del management empresario; también desembarcó en las agencias de inteligencia que, como las compañías privadas, pueden concentrarse en el core de su negocio y ahorrar recursos; pero con un plus inapreciable: desembarazarse de los incómodos costos políticos que sobrevienen cuando las operaciones fracasan.

También sería políticamente incorrecto y mediáticamente inoportuno, explicitar la logística que los EEUU vienen aportando al Ejército colombiano: inteligencia satelital, interceptaciones telefónicas, sofisticados sistemas de rastreo, y toda la parafernalia tecnológica de la CIA.

Como contrapartida, la embajada estadounidense fue notificada del operativo con una semana de anticipación, según admite el Ministro de Defensa de Colombia. Y -vaya con la casualidad- la “Operación Jaque” realzó la visita que el candidato republicano Mac Cain le prodigaba al Presidente Uribe.

2.- Las apuntadas omisiones informativas podrían complementarse con otros elementos, propios del REALISMO SUBURBANO, al estilo de Jorge Asís en “Flores Robadas en los jardines de Quilmes”, y usurparle el sustantivo “descascaramiento” (sinónimo callejero de la decadencia lenta, pero inexorable, que llega a gobiernos y organizaciones cuando no se oxigenan a tiempo) para endilgárselo a las FARC.

Paradojalmente, los teóricos de la violencia política aconsejan su uso medido y prudente. Cuando aparece la cronicidad y, para colmo, asociada al delito común (narcotráfico) todo se corrompe.

Este descascaramiento moral puede explicar a la supuesta “infiltración” que permitió el rescate de Betancourt.

En efecto, cuando el comunicado oficial habla de “agentes infiltrados” la mayoría de los mortales piensa en los clásicos espías de las novelas de John Le Carré, quienes, riesgosamente, asumían una falsa identidad para penetrar en las filas del oponente. Pero esta técnica quedó sepultada junto a los escombros del Muro de Berlín. Hoy “infiltrar” equivale a “cooptar”; ello significa reclutar a cuadros enemigos, generalmente mediante suculentas recompensas y garantías de inmunidad, los cuales proporcionan la inteligencia o facilitan las condiciones para lanzar los operativos.Con esta interpretación, la versión oficial ganaría en credibilidad aunque, obvio es subrayarlo, no en espectacularidad.

3.- En otro plano de análisis, y ahora volcándonos a la variante del REALISMO CHANCHO (vrcia: las nouvelles de Washington Cucurto, nuevo ícono de cierta

intelectualidad snob), nos sorprendemos con las declaraciones del Presidente Hugo Chavez encomiando a su, hasta no hace mucho, odiado Uribe.

Pero además sosteniendo, muy suelto de cuerpo, que las FARC deben desarmarse de inmediato.

Pero…¿cómo? si unos meses atrás el mismo personaje postulaba su reconocimiento internacional como organización beligerante con miras a fracturar el territorio colombiano.

4.- Por último, este escriba mira repetidamente la fotografía de Ingrid abrazada a sus hijos, y sueña con el REALISMO SUBLIME de Vargas Llosa describiendo la escena.

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