¿Usted es de izquierda o de derecha?
Por Bernardo Poblet - escritor / columnista de Construcción Plural, por Radio Cultura
“Los dogmas dividen a los hombres; el ideal moral los une”
José Ingenieros.
Los dueños de los principios.
Hay quienes -tozudamente- quieren ordenarnos en grupos encerrados en determinadas concepciones de la sociedad, y entonces somos de izquierda o de derecha; pero como hay matices y variaciones, necesitamos categorías de extrema izquierda y de izquierda moderada, de centro, de centro izquierda y centro derecha. También están los de arriba, porque los independientes miran a uno y otro lado y en los momentos de cuarto oscuro deciden que cuernos hacer. Y los de abajo, que practican la ausencia de compromiso y la confortable autodecisión de militar como analfabetos de participación ciudadana. En la rosa de los vientos hay rumbos para todos los gustos.
Marcados los territorios, comienza la pelea por su defensa, con no pocos esfuerzos en la apasionada búsqueda de argumentos bien sustentados, formalmente consistentes, para sostener la posición asumida. Pero la vehemencia intelectual parece generar celos y entonces se pasa al ataque cuestionando al otro porque se “apoderó del discurso...”, porque no es posible compartir principios, porque “forzosamente se tiene que ser de izquierda o de derecha...”.y esta postura la tienen todos, cualquiera sea el sentido de la luz de giro que se trate. Y como el dogmatismo y los extremismos son primos hermanos, a veces convergen en una posición compartida: quién no piense así es un enemigo (y a un enemigo se lo destruye; no hay espacio para los dos) ¿No es una pelea vacía, estéril, inútil, sin valor agregado alguno? Es una reyerta en el plano de las abstracciones inconducentes, de realidades imaginadas en los papeles, con elaborados y recurrentes argumentos que no construyen nada, sólo dividen.
Las ideas no tienen propietarios.
Los principios fundamentales que marcan nuestro pensamiento y nuestra conducta -como individuos y en la sociedad- no admiten propietarios, son de quien los necesita para construir su visión del mundo.
Los ciudadanos deberíamos aprender que no tenemos verdades, tenemos opiniones. Las opiniones son la manera de interpretar la realidad, tienen que ver con nuestras actitudes y expresan lo que uno piensa; se consolidan en convicciones y pueden cambiar a medida que incorporamos otros enfoques como consecuencia del aprendizaje y de la experiencia. Pero en algunos, las convicciones pierden la flexibilidad, devienen en posiciones rígidas que no aceptan que otros tengan parte de la verdad, mantienen, contra viento y marea -sin escuchar, sin debatir- la inflexible actitud de que se deben aceptar sus doctrinas como innegables. Se transforman en dogmáticos.
No hay derecha e izquierda; hay dogmáticos y no dogmáticos.
Y están en la izquierda, en la derecha, arriba, abajo, en todas partes y en todos los ámbitos. Con estos ciudadanos podemos compartir no pocos principios, pero la diferencia está en que los dogmáticos parecen tener certeza absoluta del modo de instrumentarlos, y quienes no lo son, están convencidos de que hay alternativas superadoras, distintas maneras de aplicarlos, sin recetas infalibles y únicas. Lo curioso es que, tanto los practicantes dogmáticos de una o otra religión, de izquierda o de derecha, parecen inmunes a las notables lecciones de la historia reciente: las estrepitosas experiencias marxistas del planeamiento estatal y los papelones de los que sostienen la libertad absoluta de mercado. Pero en el dogmatismo no hay espacio para el aprendizaje.
Derechos y deberes.
Es irrenunciable para nosotros, ciudadanos de a pie, cualquiera sean nuestras creencias políticas, anhelar un sistema más justo de oportunidades y recursos para todos. Somos y seremos un grupo plural, compartiendo un territorio común y -como estaba en el espíritu de Harendt- la meta debe ser la convivencia en un marco de libertad mutuamente garantizada. Ingenieros -es bueno recordarlo- pensaba que “.. la única garantía de los derechos de cada uno está en su respeto firme por parte de los demás” y afirmaba que “la vida en sociedad exige la aceptación individual del deber, como obligación social, y el cumplimiento colectivo de la justicia, como sanción social”
No hay perfección sin esfuerzo.
“Es injusticia imponer deberes sin respetar los derechos que corresponden; es violencia reclamar derechos sin aceptar los deberes correlativos”. Esta Moral -con mayúscula- amarillenta por el desuso, suele ser reemplazada por la moralina inoportuna, superficial y falsa de quienes predican lo que no practican. Los intelectuales dogmáticos de la izquierda y de la derecha están haciendo un ejercicio ilegal de la ciudadanía porque sectorizan, particionan, segmentan lo que debería ser una unidad en la diversidad: la patria, la nación, la democracia, la república y los ciudadanos y sus derechos, y lo hacen en nombre de una ética social de laboratorio, y “perseguir la moralidad al precio del error deliberado -que es la mentira- nos parece la más irreparable de las inmoralidades”.
1 Comentarios:
Bernardo: Muy buena tu nota. Contiene muchas verdades. No se trata de ser de derecha o izquierda, sino de HACER, así, con mayúsculas, y de dejar hacer. Por eso rescato la frase de Ingenieros: “Es injusticia imponer deberes sin respetar los derechos que corresponden; es violencia reclamar derechos sin aceptar los deberes correlativos”.
Felicitaciones, y un cordial saludo de,
Nelly Fida
4:54 p.m.
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