El colega periodista y politólogo José Natanson exhibió una interesante línea de razonamiento y análisis el domingo último en Página 12 ver aquí.
”El discurso de Elisa Carrió descansa en la idea de que la esencia e los problemas argentinos no es política ni económica ni ideológica, sino ética. Esto le ha permitido un viraje que es tan evidente en sus declaraciones como en su sistema de alianzas, de Alberto Piccinini y Marta Maffei a Patricia Bullrich y Enrique Olivera (y quizá López Murphy y Michetti y Pinedo).
El costo, sin embargo, es alto. Las diferencias políticas siempre pueden conversarse y negociarse. Las éticas, por supuesto, no, y por eso Carrió está obligada a establecer siempre una frontera, un poco por presión de los medios … y otro poco por la autoexigencia derivada de su propio discurso: primero la frontera eran los partidos tradicionales (lo que excluía al radicalismo), luego el macrismo (eso fue supuestamente lo que impidió su alianza con López Murphy en el 2007) y ahora es el duhaldismo (es decir, Felipe Solá y Francisco de Narváez).
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