“En el nombre del padre…del hijo…” - Las queridas de Lugo: ¿Tendrá la imprudencia salvación política?
El escándalo que envuelve al presidente paraguayo Fernando Lugo excede la faz personal e íntima, particularmente por tratarse de una enorme mancha a la integridad de un líder electo en función de su pretendida honradez y decencia.
A fin de obturar la continuidad de 60 años en el poder del oscuro Partido Colorado, en su exitosa campaña abrazó la bandera de la transparencia pero trascurridos ocho meses, su gestión se ve afectada justamente por algo por lo que no se debía ver perjudicada.
Le pedimos en este marco a Silvia Carbajal que nos acercara una cierta mirada despojada sobre el affaire Lugo.
F. Mauri.
“En el nombre del padre…del hijo…” - Las queridas de Lugo: ¿Tendrá la imprudencia salvación política?
Por Silvia Carbajal
Como líder de Resistencia Ciudadana, el 29 de marzo de 2006 Fernando Lugo consiguió reunir a miles de personas en una marcha de protesta contra el presidente paraguayo Nicanor Duarte Frutos. Tuvo resistencia política para terminar el reinado de 60 años de poder del Partido Colorado pero el entonces obispo no logró resistirse a los encantos femeninos y por estas horas, cada día, se renuevan las portadas de los diarios locales e internacionales con nuevos rostros y nombres de orgullosas ex amantes. Petición de volver al estado laical mediante, reemplazó su débil voto de castidad por la búsqueda de los otros votos, aquellos que lo llevaran a convertirse en el primer mandatario del Paraguay. Pero de nada ayudaría el cambio de ropaje: la banda presidencial no podría ocultar por mucho tiempo las historias guardadas bajo la sotana. El comentario -a estas alturas más jocoso que juicioso - es que al presidente le nace un hijo por día. Se barajan cifras: a la fecha tomaron notoriedad tres casos, pero se esperan 10 ó más. Desde una posición de agnosticismo se le podría sugerir que rezara una décima: una por cada uno de los 10 hijos supuestamente concebidos faltando al voto de castidad y faltando a normas de básico cuidado anticonceptivo. Desde perfiles, edades y condiciones socioeconómicas distintas, sus “queridas” ceden por estos días ante los encantos de las cámaras y micrófonos y cual protagonistas de la novela de las cuatro de la tarde declaran que “Fernando Armindo” es divino…pero no en el sentido “celestial” del término. Divino porque es un fenómeno como hombre. Damiana (Hortensia Damiana Morán Amarilla) reconoció que al actual jefe de Estado del país vecino "siempre" lo admiró y que, cuando lo conoció siendo obispo, le confesó que lo veía "como hombre". "Yo le decía: no sé si estoy pecando, pero en tono de broma", contó la mujer que le adjudica un tercer hijo. Convendría detenerse en este punto. Damiana se permite bromear con la idea del pecado, se permite jugar con la trasgresión del celibato porque la lógica del católico no es que no peques, sino la redención. No buscan ángeles, buscan fieles. Si no, no funciona el esquema, que es que puedas pecar todo lo que quieras y Dios te va a perdonar. Siempre hay un proceso de culpa, remisión, perdón. Y otra vez: pecado, culpa, remisión, perdón. De manera que siempre se está necesitando salvación. Abuso de poder, ignorancia, hipocresía, morbo, atracción por lo prohibido, son algunos de los tantos ingredientes que condimentan el escándalo. En un pueblo de procedencia marcadamente guaraní, con costumbres que avalan la poligamia - práctica que tiene como consecuencia inmediata el hábito del no reconocimiento filial - está en estudio el alcance de la punición al ex obispo. De un lado de la balanza, la peligrosidad de la acefalía y en el otro platillo, el temor a que los costados risueños del caso le ganen a la necesidad de algún tipo de freno a conductas amorales que no puede sostener quien levanta la bandera de la ética, la no corrupción y el cambio.
“El Pájaro canta hasta morir”, “Camila”, “El Crimen del Padre Amaro”, son algunas de las historias de amor nacidas entre la vergüenza, el placer y el pecado que son reactualizadas en la mente de muchas mujeres que se escandalizan y erotizan en dosis iguales. Miradas cruzadas tras las rendijas de los semioscuros confesionarios. Encuentros furtivos. Finales trágicos. La de Lugo y sus mujeres es una historia donde se cruza la instancia de lo íntimo con lo estrictamente social. La condena no es de muerte. La condena será en todo caso política y social. Pero para ellas, estos hijos podrían llenarlas de gracia, sus vientres podrían estar benditos porque han concebido “al hijo del presidente”. El tranquilo presente de Lugo se vio alterado por sus conductas del pasado que hoy llenan de esperanza de un futuro mejor a estas madres que caen en la lógica tentación del reclamo de apellido, manutención y reconocimiento social. Independientemente de las trasgresiones de Fernando Lugo, sólo un real cambio de hábito en el modo de abordar social y mediáticamente estos conflictos puede paulatinamente contribuir a que la Iglesia Católica como institución se replantee seriamente el sentido de la continuidad de determinadas prácticas.
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