Por Bernardo Poblet y Alberto Perrot
Desarrollamos aquí el segundo módulo de los debates conceptuales que debatimos desde noviembre 2008 hasta marzo 2009 en el programbre CONSTRUCCIÓN PLURAL -que se emite los lunes a las 14 hs. por Radio Cultura FM 97.9- que conduce el periodista Fernando Mauri, autor de este blog, , con la visión del ciudadano de a pie sobre problemáticas que nos consciernen a todos como sociedad.
Módulo II
¿Para qué una educación social?
Para aprender a convivir en una sociedad plural; para cambiar en la dirección de una conducta social; para prepararnos para la vida; para desarrollar nuestra claridad conceptual para ser mejores personas;
¿Por qué es imprescindible lograr un auténtico aprendizaje?
El auténtico aprendizaje genera cambios en las conductas. Nos permite mirar cosas que la ignorancia no nos deja ver; para que el ciudadano común pueda defenderse de la desinformación –disfrazada de información- y pueda leer la realidad como es; interrelacionar hechos, conductas, palabras y entender que está pasando defendiéndose de las mentiras e hipocresías que se mimetizan como verdades y convicciones e intentan manipularlo.
¿Por qué hay que concentrarse en el chico?
Es la materia prima clave porque sus mentes están abiertas. Tenemos que ejercitar la responsabilidad de despertarles el interés de saber por qué es imprescindible compartir los valores de una Nación, un sistema democrático, una República –entre tantas cosas- para que comprendan como funciona, que reglas de juego deben cumplirse para que todos los habitantes de la Nación podamos convivir en la diversidad. Hay que asumir que los valores son una responsabilidad personal, intransferible e indelegable y comienza en el chico, en la familia y desde el jardín de infantes. Si la sociedad es la proyección de sus individuos no cabe duda donde se debe poner el foco.
La esperanza es que los chicos se conviertan en maestros de los adultos.
¿Por qué es clave el rol del maestro?
Es el que tiene una enorme responsabilidad porque debe despertarles el interés -nadie aprende lo que no le interesa-, hacer descubrir los temas con métodos activos que enganchen a los chicos, detectando y respetando individualidades. Todo esto -ya de por sí un trabajo complejo que requiere conocimientos y habilidades - en un entorno donde -los auténticos maestros- están solos, extremadamente solos, abandonados a su propia auto motivación. Reciben a chicos con padres separados o indiferentes que abdican en el maestro su propia responsabilidad, en un medio social con valores deteriorados y no pocas veces con falta de alimentación adecuada. Y en ese ambiente, casi hostil, deben generar un ámbito adecuado para el aprendizaje.
Esos maestros -que los hay y muchos- merecen nuestro enorme respeto.
¿Por qué nos preocupan los trabajadores de la educación? Porque parecen alejarse de este centro de interés primario que es el aprendizaje del chico. El énfasis se pone en los horarios, el escalafón, los ascensos, los sistemas de calificación, los puntajes, la antigüedad, los cargos. Todos derechos legítimos. Lo que no nos parece legítimo es la prioridad sobre el objeto de la educación y los medios que se utilizan. Están demostrando en los hechos, que el trabajador de la educación es más importante que el maestro. Y no es un juego de palabras. La preocupación por la compensación del docente es legítima, por cierto, pero la señal clara es que toda la fuerza está en el docente y no en el chico. Todos los conflictos terminan –o comienzan- con paros y pérdidas de clase. La intransigencia en los modos de plantear reclamos; la automaticidad para apelar a la discontinuidad del aprendizaje -de eso se trata- (no es una fábrica donde se dejan de producir escobas o jabones), la escasa preocupación por generar otros caminos para llamar la atención y, en no pocas ocasiones, apelando a formas que violan las leyes cuyo cumplimiento deberían inculcar a sus alumnos.
Hay que estimular y apoyar a los Maestros con vocación preocupados por el aprendizaje.
¿Por qué hay que elevar el piso?
Comida, techo, vestimenta y salud y educación son derechos naturales primarios de las personas; si no hay acceso a la educación, si se enferman y no son tratados y no se alimentan bien, se autogenera la pobreza.
Estamos muy mal educados en todos los niveles sociales pero la prioridad es elevar el piso; la pobreza degrada, el pensamiento se achancha y la voluntad puede terminar subordinándose a la dependencia de otros. Se pierde la capacidad de utilizar los medios disponibles creativamente, se deja de buscar. Es una trampa feroz.
¿Por qué hay que separar asistencialismo de solidaridad?
El asistencialismo actúa sobre los efectos (imprescindible en emergencias), suele derivar rápidamente en dependencia clientelar que mantiene la situación. La solidaridad, por el contrario es la obligación autoasumida para trabajar con las causas que generan los desvíos y resolverlos. Es asumir que tenemos la responsabilidad, el deber, el compromiso de cambiar la situación, sabiendo que implica acciones paralelas con las prioridades de las circunstancias, hasta que el individuo pueda acceder a su propio sustento
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