Rogelio Frigerio publicó ayer en El Cronista Comercial una interesante visión sobre las asignaturas pendientes en materia económica.
El economista hace eje en términos de diagnóstico en una audaz hipótesis que traza paralelos entre la situación actual y la vivida en los años 80 : “Nuestra economía experimenta hoy en día algunos fenómenos macroeconómicos muy parecidos a los vividos en la década del ’80: períodos prolongados de caída del nivel de actividad, alta inflación, fuga de capitales y nulo acceso a financiamiento…Estas restricciones (interactuando en forma conjunta) terminaron generando bajísimos niveles de inversión, déficit fiscal y desmonetización de la economía. ..Con algunos planes de estabilización de tanto en tanto, prolongamos la agonía por casi 10 años hasta que, finalmente, se desencadenó el proceso hiperinflacionario”.
Más adelante, el titular de la consultora Economía y Regiones sin embargo subraya las preocupantes a su juicio desventajas comparativas entre ambos períodos: “No obstante, (hay) dos diferencias sustanciales en la actualidad y no habría que cometer el error de subestimarlas: el contexto social y la situación de las provincias. A pesar de que la pobreza y la indigencia constituían ya un problema grave y creciente, estaban lejos de representar lo que significan hoy en día. Las provincias, por su parte, si bien tenían problemas fiscales, no acumulaban tantas responsabilidades, ni arrastraban el nivel de endeudamiento que presentan en la actualidad”.
Frigerio cierra lapidario: “Tomando en cuenta estas diferencias, la posibilidad de ‘redoblar la apuesta’ y profundizar las políticas llevadas a cabo (sobre todo) en los últimos 3 años, implica asumir un gran riesgo. Resulta imprescindible entonces modificar el rumbo actual de la economía. Lo más importante y urgente es detener la fuga de capitales…cambiar el sesgo de la política fiscal… bajar la inflación a un dígito anual… intentar regresar cuanto antes al mercado voluntario de deuda y dar una clara señal de que no existe ningún riesgo de volver a incumplir con nuestros compromisos en los próximos años. Sin lugar a duda, una profundización de las políticas actuales incentivaría aún más la desmonetización de la economía y, por ende, la profundización de la caída del nivel de actividad. La última señal del Gobierno, llamando al dialogo y reconociendo algunos errores, abre una luz de esperanza”.
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