lunes, septiembre 14, 2009

Diego Pérez Santisteban, en Construcción Plural

Diálogo con el titular de la Cámara de Importadores y director de la Cámara de Comercio, por Radio Cultura:

“El Gobierno decidió ya hace algún tiempo que el desarrollo del comercio exterior argentino iba a ser un desarrollo administrado y hemos ido viendo a medida que va pasando el tiempo que dicha administración abarca a las importaciones y a las exportaciones. Esta política de derecho de exportación con un objetivo de recaudación fiscal, así como otras iniciativas en el sentido de tratar por lo menos como objetivo de asegurar la provisión de ciertos productos para los argentinos de manera prioritaria fue generando en los distintos sectores ligados al campo, lácteos, granos, trigo, dificultades en la producción agropecuaria y agroindustrial del país. En materia de importaciones, tuvimos una época dorada que fueron los años del 2005 hasta mediados del año pasado, incluso después de terminar la crisis del campo, donde realmente por una política monetaria muy expansiva que partía del Banco Central, créditos a tasa que todo el mundo evidenciaba como inferiores a la inflación real, no a la inflación que se publicaba oficialmente sino a la real, compras con tarjeta de crédito y de debito con seis cuotas sin intereses, hubo realmente en la Argentina una explosión de consumo entre los años 2005 hasta mediados del 2008 que hizo que el consumo se llevara todo por delante, todo lo que localmente se producía y también lo que se importaba. Incluso yo recuerdo en aquellos momentos importadores que me contaban sorprendidos que estaban importando al país productos que competían con los locales con un 30 % más de precio en contra del producto importado pero que sin embargo se lo sacaban de las manos. En aquel momento el consumo arrollaba con todo. El gobierno en su momento tenía una política de comercio administrado pero no demasiado fuerte porque en realidad no había inconveniente con la producción local. Todo lo que se producía localmente se vendía. Teníamos un uso de capacidad instalada en la industrial local arriba del 80 % en las principales industrias o en los más sensibles así que ahí sólo se atendía el problema chino y el problema Brasil que no están resueltos todavía por la Argentina como es su relación con China y Brasil, si es una relación defensiva u ofensiva, de toma y daca. Son dos países que son grandes clientes nuestros. Entre los tres primeros clientes están esos dos países a quienes les vendemos pero con los que sin embargo tenemos una relación compleja y todavía indefinida. No tenemos claro como tenemos que operar. Siempre con China y con Brasil hay prevenciones que no hay con otro tipo de países”.

“Cuando viene la gran crisis en septiembre de 2008, esa crisis que nunca iba a llegar al país pero que llegó a los 60 días, a los 30 días de haber comenzado en el mundo ahí la problemática cambió porque ahí el consumidor se retrajo, los créditos tan favorables y a tan largo plazo desaparecieron porque la crisis fue fundamentalmente una crisis financiera y el consumidor se hizo prudente. El consumidor en su casa le decía a su mujer bueno mirá, ahora los semidurables, el televisor, el lavarropas, vamos a cuidar lo que tenemos, las salidas a comer vamos a salir una vez en vez de tres veces. El cine también de tanto en tanto, ropa a cuidar la que tengamos, el auto en lugar de cambiarlo cada tres años lo cambiaremos cada 5 porque yo quiero saber qué va a pasar con nuestro empleo, si voy a conservar el empleo, lo voy a perder, si soy cuentapropista que va a pasar con mis ingresos, si soy profesional, si voy a seguir atendiendo la misma gente que atendía o no y todo eso hizo que el consumidor argentino se retrajera. La caída del consumo es fenomenal desde fines del año pasado hasta ahora y eso es lo que ha impulsado 10 % de caída de la producción industrial en promedio. Hay sectores que han caído el 30 % o el 35 %. Caída de las importaciones fuertemente, 40 % por debajo del mismo periodo del año pasado. 7 meses contra 7 meses. Caída de las exportaciones que después se recuperaron un poco aunque todavía siguen siendo inferiores a los mismos meses del año pasado gracias a una recuperación que hubo de los precios, la situación cambió totalmente entonces en materia de importaciones esta política administrada que esta ahí era prudencial y más concentrada en esos dos países previendo esos aluviones que nunca llegaban pero que siempre estaban en el imaginario de los dirigentes del oficialismo, del gobierno y de algunos dirigentes sindicales de esos sectores. Ahí si la cosa cambió porque empezó a preocupar que esos productos que en el mercado mundial no se pudieron colocar en otros mercados pudieran comenzar a venir a la Argentina, a generar una legión. Me parece sorprendente que alguien pudiera pensar que los productos que fabrica China y Brasil y que no consume EE.UU. y Europa los puedan mandar para Argentina porque realmente la diferencia de capacidad de consumo es sideral”.

“Yo no he realmente advertido barcos que anden por el mundo tratando de bajar en los puertos mercadería que en otro lado no se vende. El gobierno tuvo ese temor. Creo que ya pasó tiempo suficiente para darnos cuenta que ese temor no ocurrió. Que el aluvión de importaciones no vino de ningún lado. A China, a lo que va del año le estamos exportando el doble de lo que le estamos importando. Antes teniamos una balanza equilibrada. En Brasil tuvimos déficit durante toda la administración Kichner y déficit fuerte, 3.500, 4000 millones de dólares durante el año pasado. En los meses que van el comercio está equilibrado. Creo que son 10 o 20 millones de déficit nada más. Una vez que esto está advertido creo que habría que empezar a mirar con cuidado este enjambre de monitoreo y de restricciones que se fueron imponiendo a una gran cantidad de productos. No sólo a textiles, calzado, juguetes, electrónica y electrodomésticos. Es también a tornillos, maquinarias, autopartes, son 350 productos en 20 sectores distintos. Porque el mensaje del gobierno fue “yo quiero proteger la industrial local” Incluso la ministra alguna vez dijo que si era necesario se iba a trabajar de día y de noche para que todo sector que creyera que necesitaba una licencia no automática la pidiera que ellos la iban a poner. Y me parece que eso pudo ser una reacción preventiva en algún momento razonable. Un momento de gran incertidumbre mundial de caída violenta del comercio, que hay que pensar que Argentina ha podido sufrir algún tipo de agresión y que la industria local estaba trabajando menos porque el consumo local también le demandaba menos. Entonces obviamente se podía pensar en tratar de darle aire a la industria local para que no bajara tanto su nivel de producción pero creo que ya ha pasado un tiempo suficiente para darnos cuenta que eso no es así y están empezando a haber algunos atisbos. Este viaje del nuevo ministro de economía y esta nueva relación que se está tratando de forjar con los organismos internacionales y que implique bajar la bandera de la ideología que se ha llevado hasta ahora sino que prudencialmente pero implica también mirándolo desde otro punto de vista en un deseo argentino de querer volver a los mercados. En esto del proteccionismo, también hay que pensar que los otros países miran lo que Argentina hace y no debemos llegar al punto que esos países reaccionen tomando medidas de retaliación, medidas de revancha. Hay que volver a reinsertarnos, manteniendo los cuidados que sean necesarios. Los instrumentos que aplica la Argentina son instrumentos que la Organización Mundial del Comercio le permite a todos los países por tiempos determinados y en situaciones determinadas cuando hay riesgos concretos. Creo que después de un periodo ya prudencial más o menos está claro quienes son los jugadores y está claro que es lo que está viniendo y que es lo que no va a venir así que sería el momento de acompañar lo que el ministro de economía está haciendo con un órgano tan sensible como el Fondo Monetario para de la misma manera, paralelamente, comenzar a retomar los contactos con países que son nuestros clientes en muchos casos. Argentina tiene superavit de comercio con la mayoría de los países con los que trabaja. En este momento prácticamente con todos. Estamos en una situación como para volver a empezar a sentarnos. Empezar a revisar las cosas con más detalle. No tomar medidas tan generalistas sino más específicas. Analizar caso por caso e ir buscando de nuevo las conveniencias sin que esto implique una apertura ingenua o permitir sub facturaciones o que a la Argentina nos llegue basura para que la enterremos o productos que nadie quiere. Que tengamos una mirada atenta pero que tratemos realmente de limitar el cuidado, el análisis adonde realmente hay un riesgo concreto y no generalizarlo de tal manera que la pobre gente de la subsecretaría trabaja 14 horas por día y no le dan las manos para atender un montón de expedientes de productos que sería innecesario atender y concentrar realmente los esfuerzos en un manejo inteligente de esta estructura de comercio administrado mientras se considere conveniente mantenerla”.

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