“En la comparación con lo que pasó al final de la presidencia de Carlos Menem, es una situación completamente diferente la que estamos viviendo. Si bien había un deterioro del modelo económico, en realidad lo que sucedió, más allá de los problemas intrínsecos de la convertibilidad, fue que la sucesión de las crisis del sudeste asiático, de Brasil, de Rusia, etc, cortó a los países emergentes todo el acceso al crédito. Esto lo viví casi en carne propia porque a uno de mis hijos que vivía en Nueva York, en un banco importante, un viernes a las 5 de la tarde le informaron que cerraban el departamento de mercados emergentes. Toda la acentuación de la recesión se debió a que el financiamiento de la inversión de las empresas y demás, con financiamiento externo, se cortó y por lo tanto lo mismo nuevas inversiones. De todas maneras, aun así, resulta que en el fondo, la opción de la Alianza en 1999, era mucho más una continuidad que una continuidad que una discontinuidad”.
“Jamás fui partidario de la convertibilidad. La convertibilidad terminó a nivel mundial como modelo en 1971 cuando (Richard) Nixon necesitando emitir para poder evitar el costo de la Guerra en Vietman suspendió este sistema. Además, Nixon declaró que todos somos keynesianos, fue un punto de inflexión. Dicho sea de paso se quedó “colgado de la brocha” como se dice en criollo y a partir de entonces fue que como doctrina dominante en el mundo occidental y en el FMI quedó la tasa de cambio flexible por oposición a la tasa de cambio fija”.
“No había en el final del gobierno de Memen y el advenimiento de la Alianza la percepción tan salvaje en la gente del agotamiento de un modelo y de la necesidad de un cambio abrupto, por el contrario, el gobierno de la Alianza representó se suponía una continuidad, con menos corrupción, etc. Nosotros andamos siempre buscando un chivo emisario y decimos acá: fue todo culpa de la convertibilidad o de las privatizaciones. Lo que estaba agotado no era la convertibilidad sino el mantenimiento de una tasa de cambio fijo, pero no hay que olvidarse que lo que sucedió después fue parte de la historia natural del disparate. En este país lo que se reclamaba con todas las cuentas y los análisis económicos con la aparición del euro, con un dólar fue bajando hasta 0,90, se argumentaba es que si bien exportábamos en dólares - la divisa en la cual se pactaban las transacciones internacionales - lo que nosotros exportábamos iba mayoritariamente al área del euro. Este movimiento de las tasas de cambio ha tenido una repercusión negativa y hay que acordarse de que Domingo Cavallo trató de generar una canasta de monedas con el euro, y demás. El reclamo, basta ver los diarios de la época, era por una devaluación del 20 %. La dolarización era otra locura pero en el fondo era una locura más coherente de Menen y lo que eso refleja. Cuando Menem planteaba la fuga hacia delante por la vía de la dolarización era implícitamente aceptar que no se podía continuar con la convertibilidad. El punto central es que nunca aprendemos de ver como se llega a una crisis y es así como llegamos a la siguiente. Los números a la hora real de nuestro quiebre y de lo que pasó después, el euro ya había subido y estaba prácticamente igual que el dólar. Con lo cual, técnicamente a lo sumo era 10 % y terminamos con 300 % de salto. Decir que eso fue originado por la convertibilidad es un disparate total y absoluto. Técnicamente hablando, nada justificaba una devaluación de 350 %. Lo que originó eso fue el descontrol político del país, absoluta irresponsabilidad de cantar el himno nacional al proclamar el default, vergüenzas argentinas”.
“Aún sin tener hoy una convertibilidad, aquí hay un aferramiento a seguir haciendo las mismas cosas con la misma terquedad y querer hacer algún movimiento tarde y mal como es el tema de las tarifas de servicios públicos que choca contra la resistencia de la clase media y entre las pocas y violentas marchas atrás de gobierno hay que contar esa. La pregunta es de dónde va a salir la plata para seguir subsidiando. Visto desde donde uno ve las cosas, a diferencia de la situación a la que se llegó aun con el agotamiento y demás en los 90, hay mucha más chance de que se llegue a una crisis con un sentido de continuidad a partir del proceso en el cual estamos metidos”.
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