Diálogo con el analista político e historiador Carlos Floria:
“Estamos ante una situación muy peligrosa y preocupante, el famoso modelo que tanto menciona la diarquía gobernante lleva a una tensión alimentada por acciones de tipo violento que ya no pueden llamarse propias de un levantamiento social sino más bien de una organización preparada".
“Sí, temo sobre algún tipo de enfrentamientos entre civiles”.
“En Francia se emplea una expresión: la política de lo peor. Se ve en nuestro país cuando empiezan a aparecer grupos, que buscan generar reacciones que quiebren una determinada situación a favor de quien pone en práctica esta política estratégica de lo peores. Se da en una mezcla de ideología delirante, que excede derechas izquierdas, ocurre desde los dos lados. Y eso plantea la capacidad de la autoridad. Tener la autoridad no es lo mismo que tener el poder. George Bush tuvo un poder militar fenomenal que todavía hoy se mantiene y es mayor que la suma de todos los ejércitos del mundo, pero la autoridad de lo Estados Unidos descendió peligrosamente. Hablamos de la diferencia entre lo legal y lo legítimo. Uno puede tener poder pero no tener autoridad. Esto es muy clásico porque yo creo que los clásicos son lo más moderno para explicar. Y la autoridad significa en primer lugar ser un factor de certidumbre, según Aristóteles. Y un factor de amistad social, y eso hace rato que no ocurre en Argentina”
“Nos enseñaba hace más de 30 años aquel gran profesor de derecho administrativo que fue Rafael Bielsa -tio/ abuelo de Rafael y Marcelo- que temía que mientras nuestro país no pudiera construir un régimen legítimos en términos republicanos y democráticos se corría el peligro de la corrida del Estado. Parangonaba al Estado con un banco. El banco existe y me da crédito, porque yo primero le doy crédito al banco, creo en las reservas que dice tener. Ahora, si vamos todos corriendo a cobrar se cae esa ficción que hace al sistema. Con el Estado pasa lo mismo, la definición clásica respeto a que el Estado tiene el monopolio legítimo de la coerción, reside en eso, legítimo, porque si creemos que no tiene esa capacidad de coerción y se le falta el respeto simultáneamente muchas veces, se comprueba que no tiene capacidad de represión ni de coerción si hay levantamientos populares simultáneos“.
“En un sistema legítimo la gente cree en la capacidad y autoridad que el Estado dice tener. La legitimidad se funda en la creencia. Y el ejemplo debe venir de abajo hacia arriba. Pero si no hay ejemplaridad o ejemplaridad negativa desde el poder, eso se va perneando a la sociedad”.
“Hay una cierta regularidad y es peligrosa la violencia. Como argentino veterano, como ciudadano, si se sigue con este tipo de aplicación de las leyes tan frívolo, se lesiona la autoridad y cuando no hay autoridad hay una situación anárquica. Y nosotros estamos en el borde de entrar en una suerte de anarquía, y no pienso en la represión en el sentido de procesos militares, sino en la presencia del Estado, en el respeto a las reglas del juego. En este sentido la ejemplaridad del gobierno kirchnerista de arriba para abajo es negativa y alimenta aunque en el discurso diga otra cosa una situación de peligro de un partido que quiere ser hegemónico”.
“Se dice que no hay sistema de partidos en Argentina, pero eso no es tan así, depende de qué tipología se aplica. Acá hay un sistema de partido hegemónico -no digo totalitario porque es una categoría más complicada- pero no existe un régimen democrático y pluralista. Todo eso es ejemplaridad”.
“Se habla tanto de modelo como una expresión del relato presidencial, se menciona tanto, y uno no sabe qué es ese modelo, hay una manía en Argentina desde hace tiempo en hablar de modelo”.
“Deberíamos estar en una transición democrática pero no conocimos como argentinos en décadas regímenes políticos legítimos, sí legales, pero no respeto a las reglas de juego, autoridad del Estado, capacidad de proyectos consensuados, debate sano”.
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