Diálogo con el economista Eduardo Conesa, en Construcción Plural por Radio Cultura:
“Seguramente va a haber problemas con el canje argentino, porque la conmoción en los mercados de capitales por el caso griego juega. Aún no podemos saber hasta qué punto lo va a dificultar. Si se materializa una cesación de pagos de Grecia, aún más. Si se logra un programa, se irá normalizando”.
“El caso de Grecia, España y Portugal refleja parecidos pero también existen diferencias sustanciales con la Argentina de 2001 que no permiten sacar conclusiones sobre el final de la crisis. En nuestro caso, la economía estaba semidolarizada -parte funcionaba en pesos y parte en dólares- en tanto estos 3 países europeos han pasado 10 años con una sola moneda, el euro, está todo completamente en esa moneda (créditos, deudas, etc).
España ha tenido siempre un complejo de que desde Europa se la consideraba más parte de África que de la propia Europa. Por ello, España se va a aferrar al euro, igual Portugal Grecia quizás no tanto, pero no tiene muchas posibilidades de abandonar la moneda. De todos modos, sería grave que Grecia se separara de Europa, aunque existe una pequeña chance de que pueda irse del euro. España es imposible que se salga del euro, porque además el Pacto de la Moncloa giró en base a ingresar al mercado común europeo.
Grecia va a tener que adoptar un programa muy duro de rebajas del gasto público, salarios públicos, de las pensiones, para lograr crédito internacional.
Si los créditos no llegan porque no cumplen con ello, queda una reestructuración de la deuda griega por decisión del gobierno y del Congreso griego, pero en tal caso, no recibirán un solo crédito más por muchos años, en cuyo caso no tendría más remedio que ajustar por la fuerza, restringiendo las importaciones vía controles, de manera tal que no excedan las exportaciones, y todo eso llevaría inevitablemente a una recesión fuertísima y a una enorme desocupación. El efecto sería duradero y fuerte.
Por más que no quieran el ajuste, con el euro están como en una jaula. Lamentablemente, auguro en Grecia varios años de decadencia económica, de alto desempleo, de caída del PBI, a menos que acepten un programa muy riguroso. Este es la gran desventaja de no tener una moneda propia. Por eso cuando en Argentina a fines de los 90 se hablaba de dolarización, yo escribí más de 100 artículos en contra de esa posibilidad desde 1991. Y también me opuse a la convertibilidad, porque no deja de ser un chaleco de fuerza, más o menos lo mismo”.
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