La semana pasada el Poder Ejecutivo envío al Congreso el Proyecto de Ley del Presupuesto Nacional 2011, contemplando un escenario macro que (a diferencia de otros años) se encuentra bastante en línea con el consenso del mercado, sobre todo en materia de crecimiento económico (+8,9% en 2010 y +4,3% en 2011). Algo similar ocurre con las previsiones del tipo de cambio, donde no se esperan mayores sobresaltos, con una depreciación nominal del 5%.
Entre los números macro, la principal discrepancia viene por el lado de la inflación, donde se mantiene la abismal brecha observada entre los indicadores públicos y privados. Esta ya clásica discrepancia impacta en las estimaciones del PIB nominal (+15% a/a), que tienden a subestimar su verdadero ritmo de aumento (cercano al 30%, si se considera un crecimiento económico del 4%/5% y una inflación del 25%).
Por el lado de los recursos, las proyecciones oficiales no parecen mostrar una subestimación tan marcada, a pesar del PIB nominal utilizado. La previsión para este año se encuentra bastante en línea con nuestras proyecciones y las de buena parte del mercado. Asimismo, según nuestros cálculos, en 2011 los recursos tributarios podrían ser $10.000 millones mayores a los presupuestados, diferencia que si bien no es despreciable sería mucho menor que en años anteriores (para tener una idea de magnitudes, el Presupuesto aprobado el año pasado terminaría subestimando los ingresos tributarios de 2010 en casi $47.000 millones).
La diferencia más importante viene por el lado del gasto, que según nuestros cálculos estaría subestimado en $50.000 millones en 2011. Las proyecciones para el año próximo contemplan un crecimiento nominal de sólo el 17% (caída de 8% en términos reales, computando una inflación del 25%), atribuible casi en su totalidad al arrastre estadístico de los aumentos dispuestos este año. Este escenario resulta poco creíble en función del calendario electoral de 2011. Para cumplir con la pauta presupuestaria, los pagos por remuneraciones y prestaciones de la seguridad social deberían aumentar menos de 10% entre puntas, con una dinámica completamente desfasada tanto de las paritarias proyectadas para el próximo año como de la aplicación de la ley de movilidad previsional.
Además de ignorar el sesgo electoral de 2011, la “contabilidad creativa” subestima los gastos de capital. El presupuesto no parece tener en cuenta aumentos en el gasto de capital por las elecciones, proyectándose un aumento de 24%, bien por debajo del 53% registrado en 2009. Por otra parte, el articulado del proyecto autoriza al Ministerio de Planificación a otorgar avales para garantizar obligaciones destinadas al financiamiento de obras de infraestructura hasta USD 18.180 millones (equivalentes a $70.000 millones o 4,3% del PIB). De esta forma, lo que debería considerarse un gasto se lo contabiliza como deuda potencial por debajo de la línea, subestimando aún más las erogaciones de capital.
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