La muerte de Néstor Kirchner
Por Julio Gambina - economista
Murió el ex presidente Néstor Kirchner. Más allá de las condolencias que corresponden resulta de interés verificar que el acontecimiento generó en sí mismo un cambio en la percepción del momento político. La masividad de la despedida habilita interrogantes sobre el consenso social en el legado de la acción de gobierno y en la política liderada por el ex mandatario y que hoy ejerce Cristina Fernández. Ello requiere un análisis muy preciso de las motivaciones de ese consenso popular y cómo se mantiene y profundiza. Será una clave importante de la política.
En casi todos los análisis se valora la política de los derechos humanos y la política internacional, especialmente esta última en dos direcciones; una, que con matices remite al tratamiento de la deuda externa pública y la otra al alineamiento con la región.
Respecto de la deuda se registra la confrontación con el FMI, que en el último tiempo de crisis capitalista y presencia de Argentina en el G20 entró en tensiones, ya que de un lado se critica fuertemente al FMI y por el otro se convalida un resurgimiento del FMI como el ajustador en el marco de la crisis, situación que hoy sufre Europa del Este y crecientemente la Europa occidental. Precisamente Argentina es puesta de ejemplo en la resistencia europea por la quita de la deuda en el canje del 2005 y 2010 y el mantenimiento de la cesación de pagos con el Club de París. Es cierto que han sido varios los anuncios del actual gobierno por negociar y cancelar esa deuda, lo que coloca un signo de interrogación sobre el futuro del endeudamiento, que junto a la disminución de la deuda externa muestra un crecimiento de la deuda “interna”, la que afecta partidas presupuestarias en el presente y el futuro.
Sobre el alineamiento internacional se destaca el papel de la administración Kirchner para evitar la inclusión del ALCA en la agenda de la Conferencia de Presidente de América del 2005 en Mar del Plata, algo que la administración estadounidense no perdona. Claro que subsisten una gran cantidad de tratados bilaterales de inversión que junto al CIADI condicionan la evolución de la economía local. Era incipiente el trabajo de Kirchner en Unasur, creando muchas expectativas por la explícita exclusión de EEUU en su seno, con unas complejas tareas por delante, nada menos que las mediaciones entre Colombia y Venezuela. La creciente intromisión estadounidense en los países de la región sugiere un mayor protagonismo de la Argentina en una visión nuestra americana, excluyendo a EEUU, el líder del G20, del que el país forma parte. Pero también está demorada la aparición del Banco del Sur y una mayor inserción del país en una integración alternativa a la comandada por el libre comercio, con EEUU ó con Europa.
Quizá el tema más delicado del legado y los desafíos del gobierno a futuro estén en la Política económica, sea la distribución del ingreso, el elevado nivel de pobreza, más allá de la política social compensadora; el trabajo irregular, visibilizado en el reclamo de los tercerizados ferroviarios y que culminó con el asesinato de Mariano Ferreyra. La inflación que empezó a desatarse en tiempos del gobierno Kirchner y que se mantiene agudizado con la incredulidad de los datos del Indec, reconociendo que la inflación implícita o explícita la pagan los sectores de menores ingresos. Más aún, subsisten enormes condicionantes de la institucionalidad neoliberal, tales como la fuerte orientación de política pública para favorecer al sector privado, más allá de retenciones. Es el caso de la extensión, a modo de ejemplo, de la producción sojera en el agro, o de la minería a cielo abierto, ambas en manos de transnacionales que manejan el paquete productivo, las principales inversiones y son generadoras de la salida de capitales.
Parte del imaginario social y política sindicaba a Néstor Kirchner como el verdadero Ministro de Economía. Más allá de la veracidad, la ausencia del ex presidente pondrá en evidencia la capacidad de gestión en materia de política económica del gobierno, en un momento en que la situación fiscal de las provincias se complica, con posibilidades de conflicto federal y agravado por la ausencia del jefe del partido de gobierno para administrar esas tensiones. Es quizá el orden económico social y la política económica, el ámbito que genera mayores incógnitas sobre el futuro cercano.
El poder económico mundial envió su señal elevando las cotizaciones de los valores argentinos, aún estando cerrada la Bolsa de Valores de Buenos Aires por el feriado dispuesto por el censo nacional. Pese a las elevadas ganancias obtenidas en el ciclo de recuperación de la economía en la Argentina, el ex presidente no era considerado del riñón del poder económico y por eso existirán presiones para incidir en un mayor alineamiento de la Argentina con las políticas hegemónicas en el marco de la crisis, especialmente la normalización de la situación con el FMI. Es de esperar que la convocatoria para su despedida pueda contribuir a constituir una fuerza en sentido contrario.
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