martes, febrero 22, 2011

A propósito de La Nueva Argentina...

Por Pedro Andrieu 

Profesor titular consulto de la UBA / ex secretario de Estado / ex consultor de organismos multilaterales).
 
Columnista de Construcción Plural, el programa de Fernando Mauri.

En su libro La Nueva Argentina, de 1940, Alejandro Bunge analizó los daños que la crisis de los 30 había descargado sobre el país y la inviabilidad de continuar siendo un país solamente agroexportador, por lo cual postulaba la industrialización.



En la introducción señala que todavía no esta todo perdido: todavía el "Producto Bruto de la Argentina es mayor que la suma de los de Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia y Chile".


Juan D. Perón tomó y repitió muy frecuentemente como slogan político la "Nueva Argentina"... canceló toda la deuda externa -que no era muy grande-, incentivó un acelerado proceso de sustitución de importaciones; motorizó nacionalizaciones de servicios públicos en manos extranjeras, y sobre todo, impulsó una legislación y acción social que transformaron el país y la política del país para siempre.


Lo cierto es que la economía no creció como hubiera sido necesario para mantener a Argentina en la posición que Bunge constataba.




Cuando 20 años después del libro de Bunge, allá por 1960, se crea el Banco Interamericano de Desarrollo, como es habitual en los organismos financieros internacionales, las contribuciones al capital y el porcentaje de votos fueron asignados en proporción al tamaño de la economía de cada uno, es decir, a su PBI.


Brasil había crecido mucho más en esos 20 años y recibió la misma participación y votos que Argentina.


En la década de 1960, los Planes de Desarrollo del CONADE, los estudios del CFI que dirigí al final de ese periodo, mostraban que Argentina lograba mantener una tasa de crecimiento del 5% promedio anual durante 10 años, lo cual técnicamente, sobre bases sólidas, se consideraba posible; a favor de nuestra mucho menor población, alcanzaríamos un PBI per cápita que nos ubicaría a la cola pero dentro del Primer Mundo!


Pero la inestabilidad, las crisis inflacionarias, de déficts fiscales, de balanza de pagos, sociales y políticos, y las mezclas explosivas de todos o algunos de esos factores, continuaron sin pausa alguna, generando y dando lugar a los continuos cambios de rumbo, para un lado hoy y para el otro mañana, a emergencias y "recuperaciones"... que naufragaron antes de llegar a puerto... y a volver a comenzar... !!!!


Desde allí 1928 en adelante esa tendencia nunca se revirtió, y mucho menos aún durante la década de los 2000.


Según las diferentes formas de medir el Producto, actualmente la economía del Brasil es entre 4,5 y 7 veces más grande que la de Argentina. Y para peor, hoy lo que cuenta ya no es más el producto per cápita, sino el tamaño de la economía. Los países grandes adquieren peso y preponderancia en el mundo por dicho tamaño.


China, a la que Japón reconoció la semana pasada que pasó a deplazarlo como la segunda economía del mundo, alcanzara a USA como la mayor economía del mundo en a lo sumo unos 20 años con un PBI per cápita cinco o mas veces menor que USA, merced a una población mas de 5 veces más grande.


Y además, al interior de uno de esos países grandes, muy posiblemente la quinta parte más alta en la distribución del ingreso de la China podría tener un PBI per cápita no muy diferente del USA, pero dispone, además, de un mercado interno cuatro veces más grande.


En la comparación que nos interesa más de cerca, sólo el PBI de la economía del Estado de San Pablo es más grande que el de toda la Argentina.


Así Brasil es ya una de las 10 economías más grandes del mundo, e integra el grupo de los emergentes, los BRIC: Brasil, Rusia, China, India, en marcha hacia el primer plano...


A dicho grupo se va proponiendo agregar a Indonesia, Corea, Turquía, México y Sudáfrica.


Interesa y conviene leer y releer a Bunge, lo hago cada vez que puedo.


Mientras preocupa y apena la total ausencia de un proyecto nacional claro, consensuable y compartido en lo esencial, de modo de que en lugar de vivir de crisis en crisis y entremedio siempre caminando por la cuerda floja, sea posible y viable, elegir correctamente el rumbo, y mantenerlo en lo esencial, con los ajustes por el camino que sean necesarios, por unos 20 a 25 años de continuidad que la experiencia muestra incontrovertiblemente que son imprescindibles para lograr hoy dar el salto cualitativo.


Sin embargo, la tendencia a inventar datos del INDEC, a echar siempre la culpa de todo lo que nos paso y pasa a algún otro, a generar conflictos y a dividir, en lugar a saber hacia dónde queremos ir y a dónde vamos, a unir en lo interno y negociar en lo externo.


Ese es el camino que vienen siguiendo ya no sólo Chile, sino también Brasil y Uruguay, hasta Perú en lo suyo.


Lo último que hay que perder es la esperanza, pero recordando siempre a Ortega y Gasset: Argentinos, a las cosas... y a Dios rogando y con el mazo dando....!!!

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