Conversamos con ISRAEL LOTERSZTAIN, nuestro columnista de repaso histórico de CONSTRUCCION PLURAL, nuestro ciclo en Radio Cultura, acerca de la creación del Instituto de Revisionismo Manuel Dorrego.
FEM: Se ha venido hablando mucho de la creación del tan meneado Instituto de revisionismo histórico Manuel Dorrego por parte del gobierno kirchnerista. ¿Tenés algo para sumar que no se haya dicho?
IL: Podría referir a tan solo un detalle aparentemente menor, pero que me llamó un poco la atención. El Instituto tiene 33 miembros, y pese a que somos varios los historiadores judíos, ni uno solo ha sido incluído. Lo que me parece muy bien, muy coherente.
FEM: ¿Que querés significar con que existe coherencia en dicha exclusión de judíos?
IL: Puedo pensar en por lo menos tres razones. La primera es la referida a los historiadores que, si bien no fueron los creadores, de alguna manera le dieron el gran impulso a la corriente revisionista en la década del 30 del Siglo XX y por ello pasarán a ser los referentes del Instituto. O`Donnell acertadamente incluyó a los hermanos Irazusta, a Carlos Ibarguren, Ernesto Palacio, José M. Rosa, Raúl Scalabrini entre otros. Te puedo asegurar que a ninguno de ellos les gustaban los judíos, y por lo general no hacían un secreto de esa antipatía. Se inscribía entre otras cosas en su deseo de retorno a las raíces de la hispanidad, de la patria primigenia, que la oligarquía y el imperialismo por un lado, y sobre todo la inmigración por el otro, habían deteriorado. A eso se sumaron sus notorias simpatías, en el dramático conflicto del mundo de entonces, por la España de Franco, el fascismo de Mussolini y a veces abiertamente por la Alemania nazi, si bien en este caso atenuadas por el notorio carácter anticristiano del régimen de la svástica. Obviamente debemos tomar ese apoyo en el contexto tan particular de la época, pero lo cierto es que existió y por momentos fue muy fuerte. Por ello es coherente que un Instituto designado para actualizar sus ideas excluya a judíos, es de buen gusto diría incluso.
FEM: ¿Y la segunda razón?
IL: La segunda se refiere al hecho de que O`Donnell haya tomado nada menos que a Tulio Halperin Donghi como una especie de arquetipo, de ejemplo de lo que un historiador argentino no debe ser. De ejemplo del historiador antinacional. Y claro, para los que han estudiado así sea mínimamente a nivel profesional algo de Historia argentina y Latinoamericana (como por ejemplo para el mismo Felipe Pigna, miembro del Instituto) consideren que este profesor emérito de Berkeley es probablemente el mayor historiador argentino viviente, cuya obra iluminó períodos enteros de nuestro pasado y sobre todo indicó varios caminos de estudio serio y documentado a la disciplina. Pero Halperin continuamente insiste en recordar las influencias sobre él de su padre judío... Y bueno, mejor tenerlos lejos a esos hipotéticos quintacolumnistas.
FEM: Te percibo un tanto irónico. Pero hablás de un tercer motivo de exclusión de judíos. ¿Cuál sería?
IL: Es el que probablemente mas afectaría al inefable Pacho (si lo conociera, cosa que dudo mucho), dada su manera de pensar. Este motivo se refiere a la historia antipatriótica de los primeros judíos argentinos en el siglo XIX. Te aclaro que se sabe muy poco de ellos, pero dos de esos primeros y de los que se ha documentado fehacientemente su existencia tuvieron una actuación lamentable contra los intereses de la Patria. Luis A. Brié, nacido en Hamburgo en 1833 emigró a Brasil y de allí vino a Buenos Aires, enrolándose como voluntario en la tropas de Urquiza para dar la batalla de Caseros, en la que perdimos nuestra guerra civil al decir de la Sra. Presidenta. No fue solo eso: en la antinacional guerra contra el Paraguay se enroló nuevamente como voluntario, alcanzó el grado de capitán y fue condecorado. Al retornar a Buenos Aires actuó intensamente en la mínima colectividad judía de la época (pocas decenas de personas) y fue cofundador con otros tres de la Congregación Israelita que subsiste hasta el día de hoy. José Alexander Bernheim fue quizá un caso peor aún que el anterior entre esos pocos primeros judíos argentinos de los que, como explico, se tienen noticias fehacientes y documentadas. No solo se enroló como voluntario para la nefasta batalla de Caseros sino que pasó a ser el auxiliar de Sarmiento como boletinero oficial (una especie de Jefe de Prensa) y para peor lo sucedió en el cargo al sanjuanino. Su labor antipatriótica debe haber sido muy eficaz ya que en agradecimiento el traidor Urquiza le cedió la imprenta utilizada, lo que bernheim aprovechó para sacar el primer diario francés que se editó en estas tierras: "le Courier del Plata". En resumen, Fernando, en vista de tales antecedentes, quizás sea realmente mejor que no figuren judíos en el Instituto de revisionismo histórico creado por la presidente Cristina Fernández de Kirchner.
Y ya que está, maestro Lotersztain, ¿porqué no nos cuenta como se llevaba José Alexander Bernheim con Sarmiento?
ResponderBorrarLa verdad, evaluar la creación del un instituto de investigaciones históricas por el hecho de que no tiene integrantes judíos es algo paranoico. O peor, berreta. Pero es coherente con ciertas ideologías que campean triunfantes (hoy en día, no hace 60 años) en el judaísmo y que solo se miran el ombligo.
Por otra parte, hablar del antisemitismo de palacio o Ibarguren, da "progresismo", pero parece que acordarse del antisemitismo de Sarmiento no, como acá: http://clubdelprogreso.com/index.php?sec=04_05&sid=20&id=5269