El cisne negro
Por Eduardo Zamorano
Abogado / Columnista de Construcción Plural (FM Radio Cultura)La nota publicada en este blog titulada “El impacto de Marina Silva en las elecciones brasileñas” a cargo de Raúl Ochoa me suscitó -como sucede cuando prima la claridad y buena información- variadas inquietudes que vuelco a continuación.
1.-  En los análisis prospectivos se llama “cisne negro”
 a un suceso inesperado y excepcional que altera el curso predecible de 
los acontecimientos.  En el caso de Marina Silva, el cisne negro se 
construye a partir de una confluencia de factores dominados por el azar.
Ya
 desde principios de año, Brasil sufre un clima adverso por el 
estancamiento económico, la inflación y los gastos descomunales del 
Mundial. Para colmo, contrariando la ley de probabilidades, su equipo 
pierde el campeonato y se retira humillado del torneo.  Siempre 
bordeando lo impredecible, se cae un avión y muere el candidato a 
presidente del PSB cuyas chances de ganar la elección eran nulas. Lo 
sorprendente sigue creciendo: es reemplazado por una figura carismática 
que hace explotar una puja electoral que, aunque quizás sin demasiada 
holgura, encontraba a la Presidenta Roussef como segura ganadora.
Los
 encuestólogos dan un respingo: el cisne negro empareja en las encuestas
 a Dilma para la primera vuelta del 5 de octubre, y la supera por diez 
puntos en un eventual balotage.
2.-
 Al reflexionar sobre los hechos sintetizados en el punto anterior, 
viene a mi mente la teoría de Erich Fröm ( “El miedo a la libertad”; 
etc) sobre los fenómenos de “proyección/identificación” en
 psicología social.  Hay ocasiones en que las masas encuentran en 
“alguien” su alter ego, la encarnación de sus esperanzas, la 
reivindicación de sus deseos subconcientes.
¿Por qué Marina dispara esa sensación especular?
Nació
 hace 56 años en la Amazonia, en el seno de una familia paupérrima. Su 
padre era, prácticamente, un “siervo de la gleba” en pleno Siglo XX 
sometido a un plantador de caucho.  Fue analfabeta hasta los 16 años. A 
fuerza de voluntad y talento, llegó a la Universidad, se licenció como 
pedagoga, y a los 45 años ocupó el Ministerio de Medio Ambiente de Lula.
Es
 evangélica como 25 millones de brasileños (cálculo módico que recuerda 
los índices de inflación de Moreno).  El pentecostalismo, sin abrir 
juicios de valor, se practica visceralmente.  No es un culto, digamos, 
protocolar ni ocasional.
3.-
 Respecto a las comparaciones entre el cisne negro amazónico con figuras
 políticas argentinas.  En efecto, la trayectoria mutante y el 
misticismo religioso de Marina evocan una primera asociación con Elisa 
Carrió.  Empero, además de las obvias asimetrías físicas, hay poderosas 
diferencias centradas en la extracción social de ambos personajes y su 
impacto popular.
La inefable 
Lilita es visualizada como una señora….inteligente de Barrio Norte. 
 Puede haber nacido cerca del “Impenetrable” chaqueño pero en su imagen 
pública no quedaron huellas visibles de dicha circunstancia.  Su verbo, 
tono, y tics tienen muy poco que ver con los usados por las franjas 
populares argentinas, lo cual no necesariamente descalifica sus ideas.
Por el contrario, Marina es percibida “al natural” por los sectores brasileños medios y bajos; como lo que es: uno de ellos.
    
    


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