Un puñal contra los narcos
Por Eduardo Zamorano
Abogado - Master en Inteligencia estratégica por la UNLPColumnista de CONSTRUCCION PLURAL, el programa radial de Fernando Mauri.
Jorge Fernández Díaz alcanzó notoriedad por su rol de periodista -en particular como editorialista dominical de La Nación y columnista radial de “Lanata sin filtro”- y en menor medida por su destacada trayectoria como escritor.
Es
posible que la publicación de “EL PUÑAL” (Editorial Planeta-2014), su
última novela, corrija esta asimetría; en efecto, la obra agotó diez mil
ejemplares en una semana, ya está en proceso de reedición, y es
comentario obligado en los corrillos literarios.
La obra es pasible de dos niveles de lectura, circunstancia que, en mi opinión, constituye un mérito significativo.
En
un plano superficial es apta para lectores de bestsellers, esa compacta
mayoría que prefiere libros que capturen su atención sin mayores
complicaciones. Para este segmento viene como anillo al dedo ya que
tiene la estructura de un thriller de aventuras, violencia para
coleccionar y alto voltaje erótico.
Pero
también puede hacerse otra lectura de la novela, traspasando esa
cáscara convencional para concentrarse en su sabroso relleno, en el
núcleo duro de la trama, en aquéllo que trasmite con gran destreza: una
radiografía conmovedora sobre la descomunal crisis de valores que hoy
padece la sociedad argentina, mostrando, sin eufemismos, los
disparadores de esa postración anómica, tales como:
1.- La financiación de la política y su involución desde fines de los ochenta hasta hoy.
2.-
La perversión policial y la tercerización de los servicios de
Inteligencia en agencias ignotas que operan con escaso o nulo control
estatal.
3.-
Y por último la amenaza más preocupante: la penetración del
narcotráfico en el país; su estructura y crecimiento geométrico; la
logística; la protección oficial; y esencialmente su estrecha conexión
con buena parte de los políticos, desde el puntero de villa hasta los
más altos niveles del gobierno de turno.
Desde
lo estrictamente literario, hay una estupenda composición de
personajes: el protagonista del relato es Remil, veterano de Malvinas,
luego puntillosamente entrenado hasta transformarlo es un jamesbond del
subdesarrollo pero transido del patetismo y la melancolía propios de
estos lares; este “héroe infame” -así se autodefine- mantiene una
relación de amor/odio con su Jefe, un Coronel de Inteligencia, de
arrestos sibaríticos, que luce como una suerte de Papa Noel perverso;
completando la trilogía central, no podía faltar la dama misteriosa y
sensual, la Dra. Nuria Menéndez Lugo, una abogada española que resulta
el eje de un consorcio empresarial de negocios insondables. La acción
transcurre en lugares insólitos y diversos: desde una villa suburbana
hasta el barrio gótico barcelonés.
El
libro es frontalmente esclarecedor sobre la temible actualidad del
narcotráfico en la Argentina; con foco predominante en su variante “vip”
orientada a la exportación de cocaína, aunque no ahorra algún
pantallazo sobre le modalidad del narcomenudeo enderezada al consumo
interno y que, en términos de seguridad pública, resulta la más
explosiva.
De
allí mi elogio sin retaceos a Fernández Diaz, ya que bajo el disfraz de
una novela entretenida, formula una punzante denuncia sobre uno de los
más graves peligros que se ciernen sobre la Argentina.
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