jueves, noviembre 27, 2014

Un puñal contra los narcos

Por Eduardo Zamorano
Abogado - Master en Inteligencia estratégica por la UNLP
Columnista de 
CONSTRUCCION PLURAL,
el programa radial de Fernando Mauri. 

Jorge Fernández Díaz alcanzó notoriedad por su rol de periodista -en particular como editorialista dominical de La Nación y columnista radial de “Lanata sin filtro”- y en menor medida por su destacada trayectoria como escritor.


Es posible que la publicación de “EL PUÑAL” (Editorial Planeta-2014), su última novela, corrija esta asimetría; en efecto, la obra agotó diez mil ejemplares en una semana, ya está en proceso de reedición, y es comentario obligado en los corrillos literarios.

La obra es pasible de dos niveles de lectura, circunstancia que, en mi opinión, constituye un mérito significativo.

En un plano superficial es apta para lectores de bestsellers, esa compacta mayoría que prefiere libros que capturen su atención sin mayores complicaciones. Para este segmento viene como anillo al dedo ya que tiene la estructura de un thriller de aventuras, violencia para coleccionar y alto voltaje erótico.

Pero también puede hacerse otra lectura de la novela, traspasando esa cáscara convencional para concentrarse en su sabroso relleno, en el núcleo duro de la trama, en aquéllo que trasmite con gran destreza:  una radiografía conmovedora sobre la descomunal crisis de valores que hoy padece la sociedad argentina, mostrando, sin eufemismos, los disparadores de esa postración anómica, tales como:
1.- La financiación de la política  y su involución desde fines de los ochenta hasta hoy.

2.- La perversión policial y la tercerización de los servicios de Inteligencia en agencias ignotas que operan con escaso o nulo control estatal.

3.- Y por último la amenaza más preocupante: la penetración del narcotráfico en el país; su estructura y crecimiento geométrico; la logística; la protección oficial; y esencialmente su estrecha conexión con buena parte de los políticos, desde el puntero de villa hasta los más altos niveles del gobierno de turno.


Desde lo estrictamente literario, hay una estupenda composición de personajes: el protagonista del relato es Remil, veterano de Malvinas, luego puntillosamente entrenado hasta transformarlo es un jamesbond del subdesarrollo pero transido del patetismo y la melancolía propios de estos lares; este “héroe infame”  -así se autodefine-  mantiene una relación de amor/odio con su Jefe, un Coronel de Inteligencia, de arrestos sibaríticos, que luce como una suerte de Papa Noel perverso; completando la trilogía central, no podía faltar la dama misteriosa y sensual, la Dra. Nuria Menéndez Lugo, una abogada española que resulta el eje de un consorcio empresarial de negocios insondables. La acción transcurre en lugares insólitos y diversos: desde una villa suburbana hasta el barrio gótico barcelonés.

El libro es frontalmente esclarecedor sobre la temible actualidad del narcotráfico en la Argentina; con foco predominante en su variante “vip” orientada a la exportación de cocaína, aunque no ahorra algún pantallazo sobre le modalidad del narcomenudeo enderezada al consumo interno y que, en términos de seguridad pública, resulta la más explosiva.

De allí mi elogio sin retaceos a Fernández Diaz, ya que bajo el disfraz de una novela entretenida, formula una punzante denuncia sobre uno de los más graves peligros que se ciernen sobre la Argentina.

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