lunes, enero 19, 2015

Denuncia y tragedia

Por Eduardo Zamorano
Abogado - Master en Inteligencia estratégica por la UNLP
Columnista de 
CONSTRUCCION PLURAL, 
el programa radial de Fernando Mauri.



El miércoles 14 de enero de 2015 se conoció una denuncia del fiscal Alberto Nisman, imputando como encubridores del atentado a la AMIA a estas personalidades: Presidenta Fernández de Kirchner,  Canciller Timerman, diputado Larroque, y Sres D´Elía, y Esteche. Asimismo, entre los denunciados hay un número indeterminado de agentes de la Secretaría de Inteligencia cuyos nombres no trascendieron por ser información clasificada según la ley que regula esta actividad.

La denuncia no fue publicada, tendría 300 fojas, y estaría acompañada de pruebas que le brindarían sustento (mayormente conversaciones telefónicas grabadas pero también alguna documentación).

Cuatro días después, el fiscal murió de un tiro en la cabeza en el baño de su departamento.

Naturalmente, no me ocuparé de la denuncia por la elemental razón que ignoro su contenido; por iguales motivos, no opinaré sobre su verosimilitud, oportunidad, mérito o conveniencia.
Menos aún incursionaré sobre el ¿suicidio? del funcionario.

El objetivo de esta nota es hilvanar la información propalada en forma desordenada por los medios, incluir algunos datos omitidos, y buscar un punto de partida racional para aproximarnos a lo inexplicable.



EL ATENTADO Y LAS PISTAS


Con posterioridad al atentado contra la AMIA,  se abrieron dos caminos de investigación.

Uno se orientaba a Irán como inspirador y financista de la incursión, actuando a través  de la guerrilla chiita libanesa Hezbollah. Aquí la maniobra habría sido coordinada desde la embajada del país islámico por su “agregado cultural” Moshen Rabbani, con apoyo de gente ligada al empresario Jorge Alejandro Khalil (una suerte de embajador en las sombras de Irán). Hubo infinidad de comunicaciones telefónicas, e incluso encuentros filmados, entre ambos personajes.  Es dable recordar que, desde la agresión dinamitera a la Embajada de Israel, la SIDE ejercía vigilancia sobre los diplomáticos iraníes destacados en la Argentina. En este supuesto, la causa habría sido el desmantelamiento del proyecto “Misil Cóndor” prometido a Irán.

Otro propiciaba que sus autores provenían de Siria con apoyo de argentinos de ese orígen; el detonante de esta última postura fueron los llamados desde el celular del empresario textil Alberto Kannore Edul, ligado al entonces Presidente Menem, al teléfono de línea de Carlos Telleldín (ex reducidor de autos, informante de la policía bonaerense, y actual abogado) en las vísperas de la voladura de la AMIA. Aquí el orígen se ligaba a una venganza contra Menem, en cuya campaña electoral habría existido un apoyo dinerario sustancial del presidente sirio Al Azad, por desentenderse de las contraprestaciones pertinentes una vez alcanzada la presidencia de la Argentina.

En cualquiera de ambos supuestos, se aceptaba como muy probable una suerte de “conexión local” (se sospechaba de logística policial o militares carapintadas) que ayudó a consumar el acto terrorista.

La malhadada investigación del Juez Galeano se “orientó”, rápida y sugestivamente, hacia esta presunta “conexión local” so pretexto que descubierta la misma, dicha circunstancia llevaría a los autores principales e inspiradores  -que, insisto, aunque difiriendo sobre sus procedencias, se concordaba que eran extranjeros-.

La actuación de Galeano terminó en un desastre vergonzoso; sus superiores en el Poder Judicial anularon todas las actuaciones procesales, liberaron a los policías presos, y hoy existe una causa por encubrimiento que involucra: al mentado ex juez, Menem, Corach, el policía Palacios, y varios personajes menores.

Ya presidente de la República, Néstor Kirchner se volcó a la pista iraní, designó a Alberto Nisman como fiscal ad hoc, y le plantó al Ingeniero Antonio Stiusso, agente “estrella” de la SIDE,  como asesor de cabecera.

Durante la primera presidencia de Cristina esta línea permaneció inconmovible, se acusó a Irán ante importantes foros internacionales y se obtuvieron las famosas circulares rojas de INTERPOL que todavía impiden a la alta plana iraní imputada por el crímen salir de su país so pena de ser capturados y enviados a la Argentina.

Por lo menos públicamente esta tesitura diplomático-judicial se mantuvo hasta el sorpresivo y cuestionado “memorando” de comienzos de 2013, firmado en Etiopía por el Canciller Timerman y su par iraní.


LAS INTERNAS EN LA SECRETARÍA

La Secretaría de Inteligencia-S.I. (ex SIDE) es una dependencia elefantiásica, desproporcionada en tamaño y recursos (no controlados o auditados por organismo alguno) si se atiende a la población e hipótesis de conflicto de la Argentina en comparación, por ejemplo, con las agencias similares francesa, española o alemana.

Historiar su trayectoria daría para numerosos tomos de una eventual enciclopedia, tarea fuera de las intenciones y posibilidades materiales de este escriba.

No obstante puede hacerse una somera referencia al conflicto que brotó dentro del secreto organismo en los últimos tiempos; en su núcleo profesional directriz se habían formado dos grupos. Uno de ellos reconocía a su máximo referente desde 2001: el Ingeniero Antonio Horacio Stiusso (cuyo nombre de cobertura era Jaime Stiles, y su apodo “Jaimito”). El sector rival se recostaba, entre otros,  sobre el Jefe de la Dirección de Reunión de Información, Fernando Pocino.

La principal divisoria de aguas se generó en torno al referido memorando con el objetivo de “esclarecer” el atentado terrorista contra la Amia.

Stiusso, sostenedor a ultranza que la maniobra fue orquestada por Irán, estalló en cólera cuando se implementó la línea de “colaboración” con ese país mediante el documento aludido.
El otro grupo, por el contrario, se encolumnó disciplinadamente en torno a la nueva y  -admitámoslo-  insólita estrategia diplomático-judicial adoptada por el Poder Ejecutivo.

A partir de ese momento, el Ingeniero cayó en desgracia con el Gobierno y para incentivar su rencor se produjo la espectacular entrada en escena del General Milani, experto militar en Inteligencia que amenazaba convertirse en el nuevo “hombre fuerte” del rubro.
Desde las entrañas del gobierno surgían insistentes versiones respecto a que Stiusso jugaba contra los objetivos e intereses del modelo. Consecuentemente, un mes atrás se descabezó a toda la cúpula de la SI, incluso a los dos funcionarios políticos de estrechísimo vínculo con el ex Presidente Néstor Kirchner, Icazuriaga y Larcher, quiénes fungían como “Señores 5 y 8” respectivamente, usando la jeringonza interna de la Casa.

Entre sus múltiples y delicadas funciones, el Ingeniero “Jaime” era el nexo fundamental entre la Inteligencia vernácula con la CIA y el MOSSAD, así como el proveedor esencial de información al Fiscal Nisman en su investigación del atentado. Ambos coincidían en la hipótesis iraní y en el frontal repudio al memorando que   -también hay que sincerarlo-  convertía la pista, hasta entonces “oficial”, en una burla absurda.

Un importante punto a dilucidar en toda esta trama patética es conocer si Stiusso le había proporcionado a Nisman todo el material que tenía en su poder, ó luego de ser violentamente defenestrado de su altísimo cargo, decidió blanquearle datos que atesoraba en reserva o como salvaguarda, los cuales habría precipitado la intempestiva denuncia del Fiscal.
Luego de la muerte de Nisman cabría una tercera conjetura: la “venta de pescado podrido” por parte del Ingeniero (más allá de las novelas de Le Carre, en el espionaje los dobles o triples agentes no son una excepcionalidad), intoxicando al fiscal con elementos falsos, circunstancia que al evidenciarse lo habría llevado al suicidio  -en el supuesto de aceptarse como válida esta posibilidad-.


LUIS  D´ELÍA

Hay personas del común pero también comunicadores de fuste que, obnubilados por el prejuicio y esclavos de las apariencias, consideran que D´Elía es un aventurero inculto y políticamente precario. Nada más alejado de la realidad.

Es profesor de Enseñanza Secundaria recibido con medalla de honor en el Instituto del Profesorado Manuel Dorrego de Morón en 1986; asimismo, fue militante durante años del Partido Demócrata Cristiano, docente en varias escuelas, responsable del área cultural de SUTEBA (Sindicato de maestros bonaerense) y cuadro sindical importante en la Central de los Trabajadores Argentinos-CTA cuando la dirigía Victor De Gennaro.

El personaje adquirió popularidad como piquetero, con el célebre corte de la Ruta 3 en tandem con la Corriente Clasista y Combativa. Posteriormente, su notoriedad aumentó al convertirse en una de las principales espadas kirchneristas, tanto en la calle como la polémica.

Sin perjuicio que -como puede verse en la síntesis anterior-   no es un improvisado, su figura genera rechazo y antipatía en vastas franjas sociales. Uno de los motivos que alimenta su mala imagen es la acusación de antisemitismo.

Sin profesar empatía alguna por este sujeto, no suscribo esa imputación aunque es pública su indiscutible aversión hacia la política israelí, así como una identificación plena con la causa palestina. Pero quizás lo más inquietante es el denodado activismo a favor de Irán.
Por ejemplo: en agosto de 2013, durante una reunión en la mezquita At-Tauhid, se jactó de sus contactos con la agrupación Hezboláh, basada en el Líbano, fuertemente ligada a Irán, y señalada (en la “pista” Nisman) como la que operó el atentado a la AMIA por mandato de la teocracia iraní.


FERNANDO ESTECHE

Luego del incomprensible y desastroso ataque al cuartel de La Tablada por el Movimiento de Todos por la Patria-MTP, algunos integrantes periféricos y simpatizantes se reagruparon en 1996, año en que fundaron el denominado “Movimiento Patriótico Revolucionario Quebracho”.

Como en el caso de su  malograda antecesora, entre sus miembros había personas que habían desarrollado una incipiente militancia en las ya disueltas organizaciones setentistas: Montoneros y ERP, cuyo accionar discretamente reinvindicaban.

En el secundario sufrí con la geometría aunque logré incorporar la noción de que las líneas paralelas no se cruzan. En la materia que nos convoca parecería que, debido a sus obvias diferencias, la SIDE y Quebracho jamás podrían cruzarse como no fuera a los tiros.

Sin embargo la geometría nada tiene que ver con la política. Luego del colapso de fines del 2001 y las puebladas que le sobrevinieron, siendo Subsecretario de Inteligencia el ex Intendente de San Vicente, Antonio Rodríguez (íntimo amigo del Presidente interino Eduardo Duhalde), se produjo un fenómeno inesperado en la llamada “Base Billinghurst” de la SIDE (es un edificio enorme que está a treinta metros del cruce de dicha calle con la Avenida Las Heras).
Sus atildados agentes  -usualmente de riguroso saco, corbata, y los consabidos anteojos negros-   que recortaban diarios buscando el sentido subyacente o mensaje cifrado de ciertas noticias, fueron sobrepasados por un auténtico  -diría un “gorila”“aluvión zoológico”.  En efecto, ingresaron jóvenes y algunos no tanto con inconfundible facha suburbana,  vestidos al descuido de jean y zapatillas gastadas, no pocos pelilargos y barbudos, varios con la mano pesada y rápidos para los mandados.

Se los apodó “Los Callejeros” (sin alusión al tristemente conocido grupo musical) y su misión fue mimetizarse en los piquetes y protestas, obtener información tendiente a neutralizarlas y cooptar a los nuevos dirigentes.  Hay quiénes aseguran que entre los primeros “Callejeros” estaba el quebracho Fernando Esteche.

Como D´Elía, Quebracho apoya la causa palestina y es hipercrítico de la política de Israel.  También fueron acusados de antisemitas, a lo cual, entre otras consideraciones, afirmaron: “No negamos el holocausto judío, pero tampoco aceptamos que se niegue el holocausto palestino” .





ALBERTO NISMAN

Durante el fin de semana hubo en los medios profusión de datos, personales y profesionales, sobre el fiscal, así que me abstengo de escribir al respecto.

Esta mañana de lunes me conmueve con su muerte a escasas horas de la programada presentación ante la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados para dar detalles y presentar las pruebas de su denuncia.

Empleo el verbo “conmover”; mi intención original era utilizar “azorar” o “impresionar” o “espantar”, sin embargo los fantasmas de Yabrán, Cattaneo, Estrada, Lourdes Di Natale y tantos otros me recordaron que vivía en la Argentina.-

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