Medios: reporataje el guionista de House of cards
Entrevista de la revista Ñ a Laura Eason, guionista de ?House of Cards?, arriesga las razones del éxito global de la serie y revela cómo se construye cada temporada. El presidente tiene quien le escriba
La semana pasada se presentó en el Teatro Metropolitan Sexo con extraños, la obra que protagonizan Gastón Soffritti y Guillermina Valdés y que inundó de afiches publicitarios el Microcentro porteño. La autora –la madre de la criatura ahora instalada en plena calle Corrientes– es la dramaturga y guionista estadounidense Laura Eason,
que viajó especialmente a Buenos Aires para el estreno de estaversión, la primera que se produce en un idioma distinto del inglés. Sexo con extraños, producida por primera vez en Chicago en 2009, y ahora en cartel en Nueva York, en Australia y en diferentes ciudades
de los Estados Unidos, fue también la puerta de entrada de Eason al equipo de guionistas de House of Cards, la serie política producida por Netflix y protagonizada por Kevin Spacey y Robin Wright, los lugartenientes –por ahora y suponiendo que usted al menos terminó la
segunda temporada– de la poderosa Casa Blanca.
Es que Beau Willimon, uno de los productores ejecutivos de la serie y quien coordina el equipo de guionistas, leyó Sexo con extraños y algo del texto lo atrapó: “Beau buscaba guionistas para la segunda temporada de House of Cards, leyó la obra y encontró que el argumento
se preguntaba cuánto hacen los personajes Ambicioso y despiadado es el personaje de Frank Underwood, interpretado por Kevin Spacey, que
despierta fanatismo entre los seguidores de la serie.
para conseguir rédito propio mientras simulan estar haciendo algo por los demás.
Es una obra que se cuestiona sobre la manipulación entre los personajes”, le contó Eason a Ñ antes de viajar a Buenos Aires. No es difícil imaginar que ingredientes como la ambición o la manipulación atrajeron a Willimon y le abrieron una vacante a Eason: son dos banderas clave del matrimonio Underwood. –House of Cards se convirtió en un fenómeno global: tiene seguidores esperando nuevos capítulos en todo el mundo. ¿A qué lo atribuye? –He
pensado mucho en eso y ojalá tuviera una respuesta concreta. Creo que obviamente la historia está tocando alguna especie de tema o verdad universal; y probablemente tenga que ver con la frustración que las
poblaciones están sintiendo con los gobiernos y con la sensación de cierta falta de transparencia y de honestidad sobre los motivos reales por los cuales se toman distintas acciones políticas.
Hay algo en Frank Underwood –el personaje por el que Spacey ganó un Globo de Oro– que atrae al público: les habla sin máscara, su corrupción y su ambición es completamente visible y no implica ninguna
vergüenza. Y Claire –Wright también obtuvo su merecido Golden Globe– también es completamente ambiciosa y sin ningún tipo de culpa. Como guionistas, no nos preguntamos si es una mujer agradable; y es
liberador escribir un personaje femenino así, porque muchas veces no se les permite ser tan complejos.
–El guión de House of Cards apela al recurso de “romper la cuarta pared” que, por ejemplo, Shakespeare usó mucho en Ricardo III, ¿cuánto ayuda eso para atraer al público? –Es una manera de traer a la audiencia del lado de Frank, de hacerla cómplice de sus acciónes. Creemos que los asides de Shakespeare –esos momentos en los que el
actor mira fijo a la platea– ayudan a la gente a sobreponerse a algunos de los actos más malvados porque están siendo metidos dentro, los hacemos parte de lo que Frank hace.
–Netflix sube toda la temporada de la serie de una sola vez, ¿esto es una dificultad para los guionistas a la hora de “testear” las preferencias del público y adaptar la historia? –Podemos hacer cambios
pero, claro, de temporada a temporada: en cada lanzamiento vamos viendo qué gusta y qué no, y sí se hacen cambios con el correr de las grabaciones, si algún actor emerge con un talento por encima del que
esperábamos, entonces se le da más lugar. Eso pasó por ejemplo con el personaje de Peter Russo, que en principio no iba a ser candidato a gobernador. Pero para pensar la temporada entera sólo podemos guiarnos
por nuestro gusto y nuestra intuición.
–La tercera temporada, que se lanzó en febrero, recibió algunas críticas: se dijo especialmente que la serie se volvió más lenta. ¿El hecho de que Frank haya llegado a la Presidencia le puso un freno
concreto a su ambición? –Cuando empezamos a escribir la tercera temporada, nos entusiasmaba el desafío de que Frank ya fuera presidente y que ya no tuviera que trabajar tanto en las sombras.
Queríamos a la vez dedicar más tiempo a la relación con Claire, porque para nosotros, la historia es sobre un matrimonio.
Sobre un matrimonio no convencional.
Es cierto que hay mayores diferencias entre la segunda y la tercera temporada que entre la primera y la segunda, y tal vez eso gustó menos a alguna gente, pero teníamos que tomar el riesgo y saber qué pasaba.
–En una encuesta reciente de Reuters- Ipsos, Underwood tuvo un 57 por ciento de imagen positiva mientras que la de Barack Obama estuvo por debajo, en un 46 por ciento. ¿A qué atribuye este resultado tan llamativo? –Una vez más, creo que habla de la frustración que tiene la
gente con el gobierno.
Frank Underwood es un hombre malo pero hace que las cosas se hagan y creo que ahora sentimos que el gobierno es inactivo y que actúa por
intereses propios enmascarados en el interés público. Frank al menos es muy honesto sobre su manera de actuar y sus objetivos, y hay algo novedoso en al menos admitir que hay interés personal. Es malo que la gente prefiera a un asesino antes que a Barack Obama, que en lo
personal creo que está tratando de hacerle bien al país. Es un poco deprimente.
–Tanto en las relaciones políticas que tejen Frank y Claire como en el vínculo entre ellos, el poder está siempre como centro de la escena y en disputa.
¿Por qué cree que el poder ha tenido tanta audiencia desde hace siglos? –Diría que en general la gente siente que ahora mismo tiene poco poder. Entonces hay cierto placer curioso en “acompañar” a este tipo sin reglas mientras consigue lo que quiere. Debe ser eso lo que nos tiene atrapados, esperando el próximo truco del matrimonio no convencional más poderoso del mundo (de la ficción).
Desde hace quince años escribe obras teatrales: son más de veinte, varias abordan temas de género y en general fueron estrenadas en Chicago, donde vivía antes de mudarse a Brooklyn. Dirigió la compañía teatral Lookingglass de Chicago y escribió Sexo con extraños,
actualmente en la cartelera porteña. House of Cards es su primer trabajo como guionista para una serie.
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