sábado, octubre 17, 2015

Ëlecciones: objetivos y tácticas

 Por Eduardo Zamorano

Dentro de una semana se votarán seis candidatos para la presidencia del país.
El propósito de esta nota es analizar las tácticas desplegadas por cada uno a la luz de sus reales objetivos; aclaro este último concepto: es de una ingenuidad infantil suponer que todos los contendientes tienen por meta la presidencia.
También subrayo que no haré valoraciones en términos éticos y menos ideológicos, sino midiendo la eficacia de las acciones emprendidas.
 
En rigor de verdad, a partir de los guarismos de las PASO resultó evidente que la primera magistratura del país se dirimiría en una pulseada….y hasta donde recuerdo esta práctica   -que frecuenté en mis mocedades con magros resultados-   sólo habilita dos participantes. Para el tema concernido: Scioli y Macri.
 
Veamos si los nombrados han aquilatado lucidez política en aras de esta finalidad; asimismo,  escrutemos el desempeño de los restantes competidores en función sus auténticas intenciones.Scioli se posicionó como amplio favorito a partir de estas fortalezas: el piso electoral del 38% prácticamente inamovible por la fidelidad del voto peronista; un balotaje amañado que con solamente dos puntitos y preservando la ventaja sobre Macri, le daban la presidencia; y el “bonus truck” de no computarse los votos en blanco (cuya cantidad en este comicio se presume importante). En la situación descripta, desde lo táctico, Scioli hace lo correcto: NADA.
Las especulaciones en torno a que debió abrirse de Cristina para seducir “independientes” y así traspasar al umbral de los cuarenta, son divagues o expresiones de deseos. Dentro del contexto descripto, en el potencialcosto/beneficio, una jugada de esta índole es cambiar la dama por un peón.
 
Por el contrario, el Ingeniero Macri, en su condición de retador, debía jugar fuerte y salir a buscar el partido.  Lejos de seguir esta pauta, su campaña sumó estos errores:
 
-              Cuando estaba en alza y Massa en caída libre, rehusó pactar y liberarle la candidatura como gobernador de la provincia decisiva.  Con ello ganaba adhesiones para el premio mayor, y se garantizaba una tracción de votos bonaerenses superior a la que puede aportarle Vidal.
 
-              La fórmula presidencial tiene un inconfundible tufo porteño y partidista. Sin desmerecer a Micchetti, el  candidato a Vice debió ser radical, provinciano y de orígen humilde.
 
-              Ante el artificio mediático que exageraba un Massa subiendo en intención de votos, mordió el anzuelo y se trabó en duelo con el nombrado, desviando la mira del blanco principal.
 
-              Exhibió un accionar incoherente. En tiempo record pasó de ser la opción antiperonista a inaugurar la estatua del General en compañía de los arcontes del Movimiento.
 
-              Se ancló en un discurso chato y anodino, facilitando que Massa ocupara el lugar del opositor agresivo y con planteos concretos.
 
 
Obviamente, estos pasos tácticos no sintonizan con el objetivo apetecido.
 
 
Massa jugó bien sus cartas. A pesar de que ya antes de las PASO, se sabía sin chances de relegar a Macri al tercer puesto y disputar un eventual balotage, logró ubicarse como el “tercero en discordia” con igual consideración mediática y simbólica que el Gobernador y el Jefe del PRO.
El tigrense es consciente que éste no es su turno; sin embargo, con perspectiva estratégica trabaja para convertirse en el principal referente opositor, edificar un espacio de centro-derecha con base peronista, y apuntar a la presidencia en 2019.
 
Stolbizer apuesta a liderar la centro-izquierda testimonial, ese módico paraíso poblado por almas bellas. Creo que su campaña fue apropiada para ocupar ese sitial y contrariamente a la inefable Carrió  -su antecesora en el rol-, aquilata un discurso sensato, despojado de misticismos extravagantes.
 
Rodríguez Saa está en la puja casi por respetar una tradición, siguiendo un reflejo inercial, producto de una vida dedicada a la política.
 
Del Caño y la ultraizquierda aprovechan la publicidad gratis para trascender al gran público, y captar nuevos adeptos que sean operativos en el terreno que les importa. Es su objetivo primario, más allá que sacar algún diputado o concejal no viene mal. Vienen creciendo con fuerza a nivel sindical y estudiantil; aquí buscan consolidarse y dar la verdadera batalla.  En atención a estos fines, fueron atinadas sus propuestas maximalistas y la descalificación de los restantes candidatos.
 
En síntesis, a mi ver y siempre atendiendo al objetivo tangible de cada candidato, la equivocación notable corre por cuenta de Macri. A la inversa, Massa se lleva el premio a una visión perspicaz para la coyuntura y ambiciosa desde una mirada de largo plazo.
Scioli se acoraza en su estilo, respeta a sus mandantes, y es presumible que gane la presidencia. De allí en más….es otro tema.
El resto de los candidatos, sin alardes brillantes, actúa en línea con sus objetivos.
 

 

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